Los goles de la COVID-19 en el Viejo Continente
Descuido, negación de la realidad, falta de controles y rebrotes tienen a la Champions y a otras ligas en peligro.
El partido estaba lejos de llegar al minuto 90. Aunque la industria del fútbol usó ese espíritu competitivo para darle vuelta al juego contra el coronavirus, hoy la COVID-19 volvió a igualar las cargas y el trámite indica que tiene las de ganar. Como en el fútbol real, el exceso de confianza fue el principal enemigo y le dio vida a un adversario letal (no en sentido figurado).
La segunda ola de la pandemia en el Viejo Continente puso en tela de juicio el éxito del protocolo del fútbol para contrarrestar los contagios. La industria no está ajena a la realidad, donde aperturas de sectores, reactivación del turismo y, ante todo, la irresponsabilidad particular, también contaminó el deporte.
Casos en España y Francia, restricciones en Inglaterra y pánico entre los equipos participantes en competencias en actividad hacen de esto un pandemónium nunca antes mejor dicho. La Champions League cuelga de un hilo, a una semana de que suene el himno que todo fanático del fútbol desea escuchar.
En España, Songo le dio a Borondongo
¿De quién es la culpa del Fuenlabradagate? Es lo que se debate en Laliga. Los jugadores del equipo de segunda división, que registró 26 contagiados en su delegación en La Coruña, en la última fecha del campeonato, piden que los dejen jugar el partido para tener la posibilidad de ascender en cancha. Mientras tanto, en los despachos la situación se agrava al conocerse más casos positivos en Laliga.
Real Madrid, Sevilla, Almería y Zaragoza fueron los conjuntos en ambas categorías que registraron brotes. Para los conjuntos de primera, los jugadores provinieron contagiados de sus minivacaciones, decisión cuestionada por la Uefa a poco de reactivar las competencias continentales.
Para colmo, el violento brote en Barcelona hizo que el Nápoles se cuestionara la decisión de viajar a Cataluña para el juego de vuelta de los octavos de final de la Champions. Sin embargo, la Uefa levantó el pulgar a la Ciudad Condal y por el momento, se jugará en el Camp Nou. ¿Es prudente?
¿Y en Francia no aprenden ni aprenderán?
A finales de abril, el Gobierno francés anunció que no habría eventos deportivos, ni siquiera a puerta cerrada, hasta el 1.º de septiembre. Dicho anuncio fue ejemplo en el mundo. De hecho, la Ligue 1 fue la única de las cinco grandes de Europa que se canceló.
Sin embargo, la dicha duró poco. Más tardaron en decretar la medida que en abrir los estadios. Cuando recién se reducían los contagios por coronavirus, decidieron que el fútbol volviera y no precisamente sin público. El mismo gobierno autorizó un límite de 5000 espectadores.
La final de la Copa de Francia se disputó sin problemas, pero corriendo un alto riesgo, y hoy se jugará la Copa de la Liga, exponiéndose por segunda ocasión, justo cuando Nantes anunció que ocho personas, entre jugadores, cuerpo técnico y personal administrativo, dieron positivo por COVID-19.
Pero no es lo peor. A pesar de dicha realidad que parece imposible de ocultar, el Gobierno expresó que “podrán acordar derogaciones para albergar un mayor número de hinchas en los próximos partidos”.
“SE PODRÁN ACORDAR DEROGACIONES PARA ALBERGAR UN MAYOR NÚMERO DE HINCHAS EN LOS PRÓXIMOS PARTIDOS”
MINISTERIO DE DEPORTES FRANCÉS