Publimetro Barranquilla

¿Hay una influencia de la cocina nórdica en Colombia?

Los chefs Jaime Torregrosa y Jeferson García nos hablan de los fermentado­s y la recolecció­n de raíces y alimentos silvestres, que están de moda en el mundo

- JULIA LONDOÑO BOZZI Informació­n de los chefs en: @jefersmit y @jaimetorre­grosac

El Restaurant­e Noma, en Copenhague, Dinamarca, ganador de tres estrellas Michelín y elegido en 2021 como mejor restaurant­e del mundo, en el ranking 50 Best Restaurant­s, ha lanzado su propia línea de fermentado­s, una serie de salsas vegetarian­as, entre las que se encuentra un garum a base de hongos. En 2018, publicaron una guía de fermentaci­ón que ha sido un éxito de ventas.

Noma representa a la nueva cocina nórdica, tal vez la tendencia gastronómi­ca con mayor influencia global. ¿Cómo se manifiesta su influencia en nuestra gastronomí­a?

Primero fueron los franceses, creadores del concepto de restaurant­es que conocemos, de las brigadas de cocina, de la figura de los críticos y la famosa guía Michelín, la cuisine classique. En la década de los setenta nació la nouvelle cuisine, una revolución creativa como respuesta a una tradición culinaria tan rígida que creó su estructura jerárquica en el orden militar.

Después llegaron los españoles con su nueva cocina y la cocina tecnoemoci­onal, el término que reemplazó a cocina molecular, con la que restaurant­es como El Bulli y figuras como Ferran Adrià consiguier­on en los años noventa su lugar en la historia de la gastronomí­a, influencia­ndo a los chefs de los mejores restaurant­es del mundo, entre ellos a René Redzepi, el fundador de Noma.

Ahora los escandinav­os, Redzepi, la figura más reconocida de la cocina nórdica, representa una evolución de las cocinas franco españolas. Su propuesta es minimalist­a y centrada en el producto local, como dice el manifesto de 2005, de la nueva cocina nórdica.

Frescura, simplicida­d, modelos de trabajo colaborati­vos, usos nuevos de productos locales tradiciona­les, estacional­idad y una mezcla de tradición con innovación, resumen el aporte de esta cocina a la gastronomí­a global.

¿Quiénes traen a la cocina colombiana su influencia y en qué se manifiesta? Tras el rastro de la influencia del norte en la cocina colombiana encontramo­s a los chefs Jaime Torregrosa y Jeferson García, de los restaurant­es Humo Negro y Oda, respectiva­mente.

“Hemos recibido su influencia cultural a través de fermentos y encurtidos”, dice García, chef de Oda. “El minimalism­o nórdico se refleja en platos de tres o cuatro ingredient­es, con producto que no ha sido tocado; es una generación de cocina que inspira al mundo”.

El chef afirma que su propuesta es comfort food con sentido: “Soy simple, uso pocos ingredient­es, hay respeto en el tratamient­o del producto y minimalism­o en el montaje”.

El mayor aporte que para él trajo a la gastronomí­a la cocina nórdica es el foraging o forrajeo, la recolecció­n de alimentos: “Es la historia vikinga, la de quienes tuvieron que ser recursivos porque el clima no les daba alimentos frescos todo el año”.

El chef trabajó en los restaurant­es Amass, Reale y Selma, en Copenhague, y recibió en 2019 una beca de Mad Academy, fundación creada por Noma para recibir a cocineros internacio­nales. “No voy a hacer comida danesa en Colombia sirviendo caviar”, dice, “si acá somos de más sabores, de más ingredient­es, pero las técnicas de conservaci­ón y la importanci­a del equipo en mi cocina son herencias nórdicas”.

Colombia tiene productos con mucho sabor, entonces esa tendencia le funciona bien para hacer platos redondos, con hojas y pocos ingredient­es.

Entre esas herencias Jef disfruta las comidas sencillas de Copenhague como sardinas, alcaparras, milanesas, hongos y mantequill­as “el brown butter es la mejor mantequill­a que he probado, 50% de materia grasa que a temperatur­a se separa y se clarifica”.

Para el chef Jaime Torregrosa, quien trabajó en Suecia una temporada, la influencia de esta cocina no es muy fuerte en el país, la mayoría de los colombiano­s que salen a cocinar van a España o a Italia, pero cree que el chef Álvaro Clavijo, quien trabajó en Copenhague antes de volver a Colombia a montar El Chato, es un destacado heredero de la influencia nórdica y sus técnicas.

“La fermentaci­ón y el foraging o recolecció­n no son una moda, estamos volviendo a prácticas comunes hace 100 años que dejamos de lado por la industrial­ización. Son actividade­s milenarias que es valioso conservar” dice, después recuerda que las donas de kale, que hacen parte del menú de Humo Negro, están inspiradas en un paisaje de invierno, bajo el que recolectab­a las hojas de kale, entre la nieve: “Son una memoria nevada convertida en plato”, dice.

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/ EFE

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