Publimetro Barranquilla

Vender oxígeno para salvar al Amazonas y salvar la economía

Bonos de carbono. La propuesta que surgió del presidente Gustavo Petro cada vez toma más fuerza y ya hay ejemplos para mostrar. ¿Cómo se puede vender oxígeno? Le explicamos.

- MARÍA ESPERANZA ARIAS

Desde su paso por la Asamblea General de la ONU, el presiente Gustavo Petro enfocó aún más su discurso en la conservaci­ón de la selva Amazónica y muestra de ello han sido sus declaracio­nes dedicadas a la protección del medio ambiente, además de las visitas que en sus casi tres meses de Gobierno ha hecho al sur del país. Y entre las propuestas mencionó una a la que muy poco le han hecho eco los medios de comunicaci­ón, aunque es un tema en el que comunidade­s indígenas y afros ya trabajan.

Se trata de los bonos de carbono o créditos de carbono que Colombia vende a los países desarrolla­dos para compensar la contaminac­ión que producen. ¿Cómo es esto? En palabras simples, los estados más generadore­s de dióxido de carbono tienen la opción de comprarle a comunidade­s que viven en el Amazonas, el pulmón del mundo, bonos de carbono con los que mantienen vivos el ecosistema para que la naturaleza misma abpregunta sorba la misma cantidad de carbono (CO2) que producen sus fábricas. Algo así como “el que peca y reza, empata”.

Esta semana, desde el Guaviare, Petro planteó esta idea como una posibilida­d económica para el país. “Con la selva se puede lograr el desarrollo económico; que es otra manera de entender la vida y la economía, a eso lo podemos llamar la Bioeconomí­a”.

Más adelante en su discurso, el mandatario explicó que “podríamos perfectame­nte con el desarrollo científico y la Bioeconomí­a lograr que la selva amazónica no sea mirada como maleza, sino como el pilar fundamenta­l de la vida y como el pilar fundamenta­l del desarrollo de la región. Esa es la propuesta hacia los que habitan la Amazonía desde el Gobierno Nacional… Lo mismo funciona para aquella familia que cultiva hoja de coca como única posibilida­d de sobreviven­cia”, mencionand­o que, incluso, en la sustitució­n de cultivos ilícitos se podría incluir esta actividad.

Entonces, Petro lanzó la que seguro muchos harán: “¿Cómo se compite sino se compran las cosechas y si no se agroindust­rializa, si las distancias vuelven caros los productos?” y dio una respuesta: “Bueno, aquí hay una idea concreta. Se puede sustituir por la selva misma y se paga, y se cumplen varios objetivos: la vida de la familia campesina y su prosperida­d; la disminució­n de cultivos de hoja de coca, con la violencia que traen; y salvar la selva para salvar la vida de la humanidad”.

Del romanticis­mo al negocio

Uno de los que se tomó muy en serio la idea de Petro es el presidente del Congreso, Roy Barreras, quien aseguró en una reciente declaració­n en Blu Radio que los países del primer mundo son los que más contaminan, por lo que son ellos los que más necesitan sobrevivir.

“Ellos son responsabl­es del cambio climático y nosotros tenemos la selva Amazónica, la selva del Pacífico. Nosotros somos capaces de venderle al mundo lo que necesita, pero tiene que pagar por ello, por el aire. La propuesta del presidente Petro a mí me pareció magistral. Los bonos de carbono traídos a valor presente para poder pagar la deuda, para invertir en la equidad. Pero que el primer mundo pague por el oxígeno que nosotros le estamos proveyendo”.

De taladores de árboles a protectore­s del bosque

En Bahía Málaga, en el Pacífico colombiano, una comunidad dio un giro en su actividad económica para promover la conservaci­ón del medio ambiente y su territorio. Sin pensarlo, encontraro­n en la venta de bonos de carbono una oportunida­d laboral y un impulso de desarrollo territoria­l.

Ubicados dentro del Parque Nacional Uramba, quienes conforman el Consejo Comunitari­o de las Comunidade­s Negras de Bahía Málaga se unieron al

proyecto REDD+ (Reducción de emisiones por deforestac­ión y degradació­n forestal), una iniciativa impulsada por varias agencias nacionales e internacio­nales.

Ellos son unos de los grupos que actualment­e venden en Colombia bonos de carbono mediante la conservaci­ón del bosque nativo que, naturalmen­te, reduce las emisiones de gases de efecto invernader­o.

En palabras de Santiago Valencia, líder de la comunidad, en Bahía Málaga sus habitantes pasaron de talar árboles a sembrarlos y conservarl­os. “Ahora nosotros estamos cuidando los bosques”.

“CON LA SELVA SE PUEDE LOGRAR EL DESARROLLO ECONÓMICO”

GUSTAVO PETRO

Presidente de Colombia

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SHUTTERSTO­CK Protectore­s del bosque. El objetivo es que los antiguos taladores sean protectore­s del bosque. /

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