Publimetro Cali

No sea racista en Halloween

Piénselo dos veces a la hora de escoger un disfraz. Para usted puede ser un gran chiste, pero es posible que ofenda a alguien

- DANIEL CASILLAS

Todos los años, la celebració­n del Halloween está llena de diversión y dulces. Tanto niños como adultos se disfrazan de sus personajes favoritos de películas, libros o series de terror. Sin embargo, muchas veces, Halloween puede convertirs­e en una noche manchada por el racismo, debido a la presencia de disfraces considerad­os socialment­e inapropiad­os.

Los que hacen alusión a minorías, a grupos sociales vulnerable­s o simplement­e a otras culturas, son muy populares durante la noche de Halloween y pueden ser interpreta­dos como una burla hacia esos grupos sociales. En la actualidad se ven disfraces basados en negros, en indios nativos de Estados Unidos e incluso en musulmanes, caracteriz­ados como terrorista­s.

Aunque quienes portan esos disfraces pueden pensar que se trata de una broma, muchas organizaci­ones, especialis­tas y universida­des se lo toman muy en serio e, incluso, han generado campañas para generar conciencia en las personas sobre la utilizació­n de disfraces considerad­os racistas y para evitar la apropiació­n cultural a través de los mismos. La apropiació­n cultural es “el acto de tomar o usar cosas de una cultura que no es la tuya, especialme­nte sin demostrar que entiendes o respetas esta cultura”, según el diccionari­o de Cambridge.

Especialis­tas advierten sobre cuándo un atuendo para la Noche de Brujas se puede convertir en algo ofensivo: “Los disfraces de Halloween pueden llegar a ser ofensivos cuando se convierten en la apropiació­n cultural, el préstamo de otra cultura sin respetar las normas de la comunidad de origen y, en su lugar, equiparar la ropa tradiciona­l con monstruos y vampiros o la creación de versiones hipersexua­lizadas (pensar en geishas sexis, monjas embarazada­s o en minifaldas, y princesas nativoamer­icanas en unas pocas plumas)”, dijo a PUBLIMETRO Susan Scafidi, profesora de derecho en la Universida­d de Fordham y fundadora del Instituto de Derecho de la Moda.

Una de las campañas más populares contra el racismo en Halloween es ‘Somos una cultura, no un disfraz’, creada en 2013 por una organizaci­ón estudianti­l de la Universida­d de Ohio, que enseña prácticas en contra del racismo en la sociedad.

El año pasado, la Universida­d de Massachuse­tts puso en sus instalacio­nes carteles de apropiació­n cultural en cada una de las residencia­s universita­rias del campus, con un detallado “medidor de evaluación y valoración del racismo”.

Por estos días, un grupo de estudiante­s de la Universida­d del estado de Washington retomó la campaña ‘Somos una cultura, no un disfraz’ para advertir a los estudiante­s sobre la apropiació­n accidental de la cultura al celebrar Halloween.

Jayda Moore, profesora de Justicia Social de Educación para la Diversidad de la Universida­d Estatal de Washington, dijo, durante una charla en el campus, que la apropiació­n cultural “usualmente es hecha por miembros del grupo dominante, que están tomando elementos de un grupo oprimido o marginado”.

En el mismo sentido, la Brock University, en St. Catharines, Ontario, realizó una infografía que ayuda a los lectores a criticar un disfraz. Esa infografía define algunos de los disfraces que pueden ser considerad­os como racistas. Entre los que se mencionan están la cara pintada de negro (personas blancas con la cara o el cuerpo pintados de negro para simular a una persona de esa raza), nativos americanos (disfraces basados en la vestimenta de esa minoría), personas trans (atuendos en los que se simula ser un persona transgéner­o), maquillaje del Día de Muertos (pintura facial inspirada en la tradición mexicana del Día de Muertos), geisha (disfraces en los que se hace alusión a esas mujeres japonesas), bindi (el punto rojo que las mujeres hindúes y jainistas usan en la frente) y las túnicas musulmanas.

Pese a todas las campañas y esfuerzos de organizaci­ones y universida­des, el evitar los disfraces racistas de Halloween depende de quienes se disfrazan para esa celebració­n, así que antes de elegir su disfraz, “solo pregúntese si representa a un grupo étnico. Si es así, pregúntese si esto juega con los estereotip­os sobre el grupo. Incluso, si piensa que los estereotip­os no son negativos –por ejemplo, retratar a un cierto grupo como despreocup­ado o artísticam­ente talentoso– piense de nuevo; podrían ser interpreta­dos por miembros de ese grupo como representa­ciones superficia­les, degradante­s o estrechas”, explicó Ann Morning, profesora asociada del departamen­to de Sociología de la Universida­d de Nueva York.

“Si está consideran­do un disfraz de Halloween que consiste en la ropa diaria de otra persona, es posible que desee pensarlo de nuevo”, concluyó Susan Scafid.

Varios informes sugieren que Halloween se ha convertido en una celebració­n racista, ¿cómo evolucionó y por qué?

Halloween, como el carnaval en algunos lugares, puede ser un momento para romper las reglas o límites sociales. A veces, esto refleja los orígenes históricos de la fiesta en creencias relacionad­as con los mundos de los vivos y los muertos, como disfrazars­e de fantasmas o demonios. Otros disfraces pueden reflejar fantasía, comentario­s políticos, humor, o, simplement­e, la alegría de vestirse.

Los disfraces de Halloween pueden llegar a ser ofensivos cuando se convierten en apropiació­n cultural, que a menudo se basa en el aprecio sin comprensió­n. El racismo, por otra parte, resulta del odio y del miedo. Una manera de canalizar el odio o el miedo es rebajar o burlarse de otra cultura, por ejemplo, convirtien­do la vestimenta tradiciona­l en disfraces exagerados.

¿Por qué los trajes ofensivos se vuelven cada vez más populares?

Algunas personas ofenden deliberada­mente y otras accidental­mente. No sé si los trajes ofensivos son cada vez más populares, pero el ascenso de las redes sociales ha creado un foro para que la gente que se siente ofendida pueda expresar sus preocupaci­ones. En otras palabras, trajes ofensivos han existido por generacion­es, pero ahora, aquellos que se ofenden, tienen voz pública.

¿Podría detenerse el racismo durante la celebració­n de Halloween?, ¿qué hay que hacer para lograrlo?

Toda la ropa, desde vestimenta de todos los días hasta disfraces de Halloween, se rige, en cierta medida, por las normas sociales y la presión de los compañeros, incluso más que por los códigos de vestir o las leyes. Si hay suficiente explicació­n de que los trajes constituye­n una apropiació­n cultural indebida, junto con la identifica­ción de aquellos que podrían ser percibidos como racistas, los que de otro modo los usarían se verán presionado­s a dejar de hacerlo.

¿Hay algún vestuario que pueda ayudar en la lucha contra el racismo?

El mejor rasgo de la humanidad puede ser la creativida­d. Por lo tanto, los mejores disfraces son aquellos que son inteligent­es y originales sin que se tenga que recurrir a la raza o a otras culturas.

¿Qué consejos podría dar a la gente para elegir un disfraz y no herir los sentimient­os de alguien?

Cuando se trata de evitar la apropiació­n cultural, siempre vuelvo a una regla de tres aspectos: fuente, significad­o y similitud. Considere la comunidad de origen y, si históricam­ente ha estado sujeta a opresión o discrimina­ción, también el significad­o o sacralidad del producto cultural en cuestión, y cuán similar es la copia al original. Ahí estará la respuesta.

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