PAE: corrupción y hambre
El Programa de Alimentación Escolar es solo una muestra de cómo políticos y privados se roban los recursos de los niños del país
En febrero de este año, PUBLIMETRO publicó una infografía sobre lo que significa la carga de la corrupción para el bolsillo de los colombianos. En ese entonces, el contralor general, Edgardo Maya, aseguró que los corruptos se robaban al año 50 billones de pesos, cerca de un billón de pesos a la semana.
La cifra alertó a muchos en ese momento, pero la indignación pasó rápidamente y fue absorbida por otros temas de interés nacional como el ‘castrochavismo’ y la implementación de la paz recién firmada.
Para entonces, también se agudizó el escándalo de Odebrecht y la implicación de varios parlamentarios en este y en otros casos de corrupción. Luego, la implementación de la paz se engulló la problemática que hoy afecta transversalmente al país y que significa pérdidas millonarias, además de vidas humanas.
Y es que ese cuento de que mientras en el interior del país lo s políticos se gastan la plata en consultas populares para elegir a sus representantes, en La Guajira los niños se mueren de hambre, se cumplió. Pero, increíblemente, no por falta de recursos.
El Gobierno ha licitado abiertamente para llevar comida a los niños menos favorecidos en el país por medio del controvertido Programa de Alimentación Escolar (PAE), que consiste en brindar alimentación integral a niños de muy bajos recursos con el fin de apoyar el desarrollo correcto de los menores y así facilitar los procesos de aprendizaje en todo Colombia.
El directo encargado del programa es el Ministerio de Educación Nacional, que redirige los recursos a diferentes entes gubernamentales y locales para la contratación de la alimentación de los niños más pobres. Pero la burbuja estalló.
La plata de la alimentación de los niños más pobres del país se la robaron. El contralor Maya, en medio del informe de gestión de su tercer año en el cargo, soltó la bomba: irregularidades por el sobrecosto en la adquisición de alimentos para los colegios públicos en 17 regiones del país. Lo que comenzó como una serie de denuncias en redes sociales, en donde se mostraban fotos de platos plásticos con hilachas de pollo, cucharadas de arroz y media papa, se convirtió en las revelaciones de que operadores alimenticios aseguraban que daban alimento diario a 8000 niños, cuando en realidad daban lo que parecían sobras de comida a muchos menos.
“En el PAE, a pesar de las denuncias se siguen robando la plata. Hallazgos fiscales en 17 departamentos. La Contraloría General de la República evidenció que durante 2016 más de 32 millones de raciones se dejaron de entregar por demoras en la contratación y en la ejecución de recursos”, aseguró Maya Villazón.
Por su parte, la ministra de Educación, Yaneth Giha Tovar, aseguró que “los recursos
públicos son sagrados, más los de la alimentación de los niños. Todo acto de corrupción contra ellos debe ser castigado y ojalá la ley actúe muy rápidamente. Hay que hacer lo que haya que hacer para que paguen”.
La solución no salta a la vista, aunque los fuertes descubrimientos en materia de estas irregularidades hayan hecho que el Mineducación pidiera una reforma para el programa que, más que soluciones, ha generado desconfianza y una sensación de que el problema no solo era la guerra, sino también la dura corrupción. Mientras tanto, habrá niños que seguirán alimentándose de las sobras que los contratistas y políticos de turno les tiren por ‘compasión’.
“A pesar de las denuncias, en el PAE se siguen robando la plata de la comida de los niños” Edgardo Maya, contralor general