¿Japón estaba preparado para los Olímpicos?
Preocupación. Comenzaron los Olímpicos, pero lejos de la emoción por realizarlos, sus residentes ven con preocupación el aumento de los casos de covid-19 en la Villa Olímpica Medidas. Tokio está en pleno estado de emergencia sanitaria por el aumento de co
Un cambio de presidente del Comité Olímpico, miles de voluntarios que decidieron renunciar, posibilidad de cancelación, dificultades para acordar un cambio de fecha, cuatro estados de emergencia en Tokio y 364 días después de la primera fecha oficial, finalmente, comienzan los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pero con la pandemia, los Juegos Olímpicos serán sin duda muy especiales. Las medidas que se han tomado y que, aparentemente, se mantendrán para resguardar la salud de todos quienes viajan al país nipón por este evento, son excepcionales.
Además de la ausencia de espectadores, el estado de emergencia decretado el 12 de julio debido al incremento de pacientes de covid-19 suma el traslado único de deportistas desde el aeropuerto a la Villa Olímpica, para después mantener un régimen que les habilitaría solo para salir los días que deban competir y volver directo a su alojamiento.
Historia de dificultades
Pero no es la primera vez que los nipones se ven en estas circunstancias y es que Tokio también había sido escogida para albergar la edición de 1940 de los Juegos Olímpicos, que debieron cancelarse luego de que estallara la guerra chino-japonesa, en 1937. Pero los japoneses tuvieron la oportunidad de reivindicarse cuando fueron anfitriones para los Olímpicos de 1964.
Esta vez, Japón también se preparó, no solo con la mejora, construcción y remodelación de recintos deportivos, sino también con el arreglo de calles, renovación de estaciones de tren e implementación de señaléticas en inglés que permitirían ayudar a quienes no hablan japonés.
Una de las cosas que le llevó más tiempo al país, pero que aceleró a propósito de la celebración de los Olímpicos, fue la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto y tsunami de 2011: Miyagi, Fukushima e Iwate. En este contexto se realizaron tres monumentos que simbolizan la gratitud de los japoneses con el mundo por la ayuda recibida ante esta tragedia.
Un evento internacional que no ayudará mucho a los residentes
La llegada de una competencia como esta suele ser una fiesta para el país y ciudad anfitriones, pero para Tokio no será más que ver desde lejos la magia de los Juegos Olímpicos. Takiko Noguchi, japonesa dueña del restaurante Chiles, ubicado en Harajuku, uno de los lugares más transitados por turistas y jóvenes, cree que el desarrollo del evento “es peligroso para quienes vivimos acá y quienes viajan, pero principalmente siento que tenemos este nuevo estado de emergencia, debido a que el número de pacientes con coronavirus subió, que es algo que los doctores esperaban, pero con los ciudadanos de Japón, no sé si están preparados en caso de tener infectados entre los viajeros”.
Y es que a la preocupación por el arribo de todas las delegaciones se suma que en Japón no se ha podido realizar la vacunación de la población como se tenía presupuestado, pues aun teniendo las dosis necesarias, la escasez de personal de salud ha hecho que todo el proceso se vea afectado.
“He visto –dice Noguchi– que en otros países les pidieron ayuda a estudiantes de medicina para hacer todo más eficiente y me parece que hay muchas formas de encontrar a las personas que puedan ayudar con la vacunación, pero no sé si están dudando de hacer algo así o pensaron que no lo necesitaban y finalmente todo ha quedado retrasado. Por eso siento que no estamos preparados y mis hijos, por ejemplo, opinan lo mismo, se cuestionan por qué van a hacerse con toda la situación que nos rodea. En general, creo que los japoneses no están tan emocionados de que se hagan las olimpiadas”.
En el caso de su restaurante, ella se vio forzada a tener que implementar sistema de despacho a domicilio, por su propia cuenta, para luego unirse a una aplicación de entregas. Pese a las dificultades y la baja en ventas nunca ha tenido que cerrar por completo.
Para Eduardo Ferrada, chileno que vive en Japón hace 38 años y dueño del restaurante Casa de Eduardo, ubicado en Nakano, este es un acontecimiento que “es un símbolo para la humanidad, por
eso hay que hacer los Juegos Olímpicos y terminarlos, no podemos darnos por vencidos frente al virus, el ser humano no tiene que detenerse. Aunque sea simbólico, como ahora que no va a haber público y los atletas van a estar casi encapsulados, pero es algo que hay que hacer. Siempre estuve de acuerdo con que se realicen y estoy contento con que finalmente se hagan”.
“A mí me parece –agrega Ferrada– que al japonés, en general, no le importa si se hacen o no los Juegos Olímpicos, ellos se dejan llevar y como Japón tiene recursos a veces les llega un subsidio que les ayuda, así que ellos siguen trabajando y continúan con su vida normal”.
“Tengo la suerte de que trabajo solo –aclara el chileno–, entonces no tengo que pagar sueldos y sí, me he tenido que apretar el cinturón, pero restaurantes vecinos al mío no les ha quedado otra que cerrar”. Noguchi, por su parte, concluye sin muchas expectativas: “Al principio todos estábamos muy emocionados de tener las olimpiadas en Tokio y esperábamos que fuera bueno para todos, incluido el restaurante, pero después de la pandemia y con la situación de una nueva cepa que se está esparciendo bastante rápido y de forma muy agresiva, me parece que lo ideal hubiera sido que no se realizaran”.
"Creo que el Gobierno ha tratado de hacer lo mejor posible, pero debido a que las vacunaciones empezaron muy tarde, en comparación a otros países, me parece que no estamos listos y que no se han debido hacer los Juegos Olímpicos"
TAKIKO NOGUCHI
Japonesa dueña del restaurante Chiles, ubicado en Harajuku "Estuvimos esperando el año pasado que las cosas cambiaran y se hicieran los Juegos Olímpicos, ahora que son un hecho, me parece bien, aunque no creo que el Gobierno esté absolutamente preparado, me parece que estamos todo lo preparados que se puede estar en estas circunstancias"
TANAKA NATSUKI
Japonés, 30 años, electricista que apoya a la delegación italiana