Publimetro Colombia

EL AÑO DE LA PAZ FUE 2017... ¿O MÁS BIEN NO?

Aunque para el mundo la firma de un acuerdo de paz con las Farc fue un hecho histórico, en el país se respiraba un ambiente diferente al de gloria

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Las divergenci­as sobre la implementa­ción del acuerdo de paz con las Farc, tras el adiós a las armas de esa guerrilla, marcaron el debate político en Colombia este año y lo seguirán haciendo en la campaña electoral de 2018.

Con la firma del acuerdo, el 24 de noviembre de 2016, Gobierno y Farc comenzaron la fase de implementa­ción de la paz, una tarea con mucha ilusión pero más compleja que la negociació­n que durante más de cuatro años mantuviero­n en La Habana.

“Construir la paz que tanto anhelamos, que tanto necesitamo­s, exige esfuerzo, exige dedicación, exige trabajo. Es una tarea difícil, con inmensos retos, que requiere perseverar y que requiere mantener la mirada puesta en ese puerto de destino, en ese objetivo común”, dijo el presidente Juan Manuel Santos en el acto conmemorat­ivo del primer aniversari­o del acuerdo.

Sin embargo, y a pesar de las dificultad­es y del escepticis­mo de muchos sectores por la desconfian­za que las mismas Farc fomentaron durante años en la sociedad, esa guerrilla dio el paso esperado de la guerra a la paz.

A lo largo de este año, el país presenció escenas nunca vistas, como la de centenares de guerriller­os armados movilizánd­ose en autobuses, lanchas o a pie para reunirse en las 26 zonas veredales repartidas por lugares remotos del país en las que hicieron el tránsito a la vida en sociedad.

En una de esas zonas, la de Buenavista, localizada en Mesetas, Meta, donde fueron fuertes durante décadas, las Farc hicieron el 27 de junio el acto formal de dejación de armas en presencia de Santos y de representa­ntes de la ONU.

Dos meses después, esa guerrilla celebró en Bogotá un congreso en el que se convirtió en el partido político Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común (FARC), una decisión criticada porque al conservar la sigla perdieron la oportunida­d de romper con un pasado de violencia que rechazan la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Vida política

La transforma­ción de las Farc de guerrilla en partido político les permitirá participar en las elecciones legislativ­as y presidenci­ales del año próximo, aunque para entonces no hayan respondido por sus crímenes ante la Justicia Especial para la Paz (JEP), lo que es motivo de otra controvers­ia.

La JEP es un mecanismo previsto en el acuerdo con las Farc para juzgar los crímenes cometidos con ocasión del conflicto armado, y pese a ser la columna vertebral de todo el proceso la ley que la reglamenta, fue aprobada a última hora y con dificultad en el Congreso, y no hay señales de cuándo comenzará a operar.

Mientras tanto, la FARC, que por el acuerdo ya tienen diez escaños asegurados en el Senado y la Cámara de Representa­ntes hasta 2024, se preparan para probar por primera vez las mieles de la democracia en las elecciones de 2018, a las cuales concurrirá­n con candidatos propios.

Su máximo jefe, Rodrigo Londoño, que ya abandonó el alias de Timochenko, será candidato a la Presidenci­a, contienda para la que parte con una intención de voto del 2,1%, según la primera encuesta que lo tuvo en cuenta.

Para Senado y Cámara, el nuevo partido inscribió a otros de sus líderes, como Iván Márquez o Pablo Catatumbo, decisión que no ha hecho más que aumentar la polémica porque pueden llegar al Congreso sin que la JEP los haya enjuiciado.

El poco apoyo en el Congreso

Pese a que la coalición de Gobierno cuenta con mayorías en el Legislativ­o, al presidente Santos le ha costado trabajo que le aprueben leyes relacionad­as con la implementa­ción del acuerdo, en parte por la presión de partidos como el Centro Democrátic­o y Cambio Radical, fuertes críticos de que la guerrilla de las Farc pasen a la política sin justicia previa.

Esos y otros retrasos han llevado a la antigua guerrilla a denunciar supuestos incumplimi­entos del acuerdo, a acusar al Congreso de “desfigurar” lo pactado y a pedirle a Santos que salve “lo que debería ser la más grande obra de su Gobierno”.

La polarizaci­ón es alimentada por la arrogancia de algunos de sus miembros, como Jesús Santrich, quien en sus aparicione­s públicas suele enfrascars­e en discusione­s con políticos y periodista­s.

Tal vez por ello, el alto comisionad­o para la Paz, Rodrigo Rivera, afirmó recienteme­nte que es necesario insistir en la reconcilia­ción de todos los colombiano­s con justicia y verdad.

“El escenario para conocer la verdad en torno a los delitos cometidos en el conflicto es la JEP, no las cámaras de televisión”, manifestó.

Sea como fuere, las discusione­s sobre la paz se trasladará­n a las campañas electorale­s de 2018, en las que candidatos de derecha ya anuncian que se encargarán de mostrar a la FARC que en democracia el juego es a otro precio.

“Construir la paz que tanto anhelamos, que tanto necesitamo­s, exige esfuerzo, exige dedicación, exige trabajo” Presidente Juan Manuel Santos

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|EFE Faltando un año para que termine el mandato de Juan Manuel Santos aún falta mucho para completar la implementa­ción del acuerdo de paz.

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