SANTA FE EMPATÓ Y A JUNIOR LO GOLEARON
Emelec le empató y por poco le gana con un remate que se estrelló en el palo. El León tendrá que recuperar en Buenos Aires, ante River, lo perdido en casa
Tarde iluminada en El Campín. El sol hizo presencia, con nubes oscuras en el fondo. El horario no era el más propicio y se evidenció en las tribunas. Sin embargo, con lo caliente del astro rey y el frío bogotano, el fervor se hizo sentir y era cuestión de Santa Fe demostrarlo ante Emelec.
Luego de una fase clasificatoria inmaculada del equipo cardenal, era turno de la fase de grupos y allí las cosas son a otro precio.
El primer escollo, el conjunto ecuatoriano. Ambos sabían que un día atrás, Flamengo y River Plate igualaron a dos tantos en Río de Janeiro, por lo que capitalinos y los de Guayaquil tenían la posibilidad de picar en punta en el grupo 4 de la Copa Libertadores.
Emelec, por historia y plantel, parecía el obstáculo más sencillo sin serlo. El Expreso Rojo lo sabía y por eso comenzó el partido en velocidad crucero, imponiendo condiciones desde el comienzo.
La fórmula de Ánderson Plata por derecha y John Pajoy por izquierda fue la estrategia de Gregorio Pérez para desmembrar la defensa eléctrica.
Santa Fe impuso un ritmo frenético, desnudando las falencias ecuatorianas, que solo conservaban el cero gracias al veterano guardameta Esteban Dreer. Argentino nacionalizado, el portero se erigió como figura hasta que la desdicha se hizo presente.
Otra jugada veloz para el León, que empezó por izquierda y derivó en los pies de Plata, por el sector diestro. El extremo intentó hacer el gol de sus sueños, de zurda, pero no lo logró. El esférico salió desviado, pero una carambola hizo que le cayera en posición óptima al de siempre: Wilson Morelo.
Si Plata está negado de cara a la portería, Morelo está en estado de gracia. Los hace de derecha, de zurda, de cabeza, de fuera del área, de adentro, de primera intención, con jugada elaborada, con gambeta o como se le ocurra. Esta vez, la diosa fortuna le hizo el guiño para que solo disparara, sin la oposición de Dreer.
El balón rebotó en Sebastián Salazar, quien por asomo pisó el área y sin darse cuenta le dio una asistencia de espalda a Morelo, para poner el primer gol, merecido hasta el momento. Incluso, al finalizar el tiempo inicial, el 1-0 se antojaba corto. Para la segunda mitad, apagón. No en las luminarias de El Campín, sino en las ideas de Santa Fe, que pareció un equipo distinto al que comenzó el partido. Emelec ayudó en esa oscuridad cardenal. Los de Guayaquil, dirigidos por el uruguayo Alfredo Arias, presionaron más arriba y complicaron el juego de fondo santafereño.
Tanto así que un pase de Carlos Arboleda tomó distraído a Javier López, que al
no poder retener el balón le dio la posibilidad al siempre peligroso Brayan Angulo, que no falló y empató el juego al minuto 57.
El Expreso Rojo siguió inmerso en la penumbra por varios minutos más. Emelec, con tesón y una presión alta asfixiante. López continuaba con errores y en varias ocasiones a Leandro Castellanos le tocó oficiar de bombero.
Como si alguien activara el interruptor, a partir del minuto 80 volvió la luz a Santa Fe. Más por actitud que por juego, los locales dejaron el alma en los instantes finales. No obstante, el iluminado de la noche fue Esteban Dreer. El golero tuvo cuatro atajadas al final, dos de estas de colección.
Empate cardenal en su estreno en la fase de grupos. El rendimiento del segundo tiempo preocupa, perder dos puntos en condición de local, también. Santa Fe tendrá que recuperar lo perdido en casa el 5 de abril, cuando en el estadio Monumental de Núñez visite a River Plate.
Una derrota podría comenzar a apagarles la luz a los cardenales, la misma que les arrebató el equipo apodado el Bombillo y se lo llevó a Guayaquil.