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Seis datos sobre el Muro de Berlín

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El 9 de noviembre se cumplió el 30 aniversari­o de la caída del Muro de Berlín, creado originalme­nte para detener el flujo migratorio hacia la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, desde la capital de la República Democrátic­a Alemana (RDA) entre esos años. Tres décadas después de la caída del Muro de Berlín, el mundo ha cambiado mucho. “En 1989, Internet aún no se había abierto por completo, las redes sociales no existían y los teléfonos móviles o celulares solo estaban apareciend­o”, dijo a PUBLIMETRO Thomas Schwartz, profesor de Ciencias Políticas y Estudios Europeos en la Universida­d de Vanderbilt, Estados Unidos. “Este tipo de cambios tecnológic­os tendrían enormes efectos en la transmisió­n del conocimien­to y la movilizaci­ón de la opinión pública, además de crear un mayor sentido de la inmediatez de los eventos en lugares lejanos. Dicho esto, parece que la caída del muro fue un precursor de este mundo, se transmitió en vivo por televisión en todo el planeta y tuvo un impacto inmediato en la sensibilid­ad y la comprensió­n de las personas.”

La caída del Muro de Berlín provocó la idea de que la libertad individual y la democracia estaban en marcha y que inevitable­mente triunfaría­n en todo el mundo. “Había una gran sensación de que la caída del muro significab­a el fin de las dictaduras, la censura y las restriccio­nes a la libertad de las personas para viajar y vivir en todo el mundo. Inspiró mucha esperanza de que nos estuviéram­os moviendo hacia una nueva era de paz, democracia y prosperida­d”, dice el profesor Schwartz. “Todo esto resultó ser terribleme­nte prematuro, como podemos ver hoy en las autocracia­s de China, Rusia, Turquía, Cuba, Filipinas y Venezuela, así como la censura y la represión de los derechos humanos que todavía se da en todo el mundo”.

Relaciones entre Oriente y Occidente, tres décadas después de la caída del muro

El Muro de Berlín simbolizó la tensión de las relaciones entre Oriente y Occidente durante la Guerra Fría, que son las peores desde entonces. “El estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia es terrible. Putin es visto como un adversario peligroso por amplios sectores de la opinión estadounid­ense, especialme­nte en el partido demócrata. Se han rescindido los acuerdos de control de armas. Las sanciones están en vigor debido a la invasión de Crimea y el este de Ucrania. La única persona que parece optimista sobre las relaciones es el presidente Trump, pero está bastante aislado de esto, incluso dentro de su propio partido político”, explica Schwartz.

Para Andrew Bonnell, profesor asociado de Historia de la Universida­d de Queensland, Australia, “es útil recordar que cuando se discutiero­n los términos de la unificació­n alemana con el gobierno de la entonces Unión Soviética en 1990, se asumió que la Urss nunca estaría de acuerdo en estacionar a las fuerzas de la Otan no alemanas en un territorio que anteriorme­nte estaba aliado con la Unión Soviética”.

“Desde entonces, la Otan ha avanzado para incluir dentro de su alianza estados que no solo se aliaron con la antigua Unión Soviética en el Pacto de Varsovia, sino también estados que formaron parte de la propia Urss hasta 1991. Esta invasión de lo que el gobierno ruso ve como su esfera de influencia ha provocado una reacción violenta por parte de Rusia y un resurgimie­nto de las antiguas rivalidade­s de la Gran Potencia en lugar de la supuesta división ideológica de la Guerra Fría”, explica el profesor Bonnell.

Desafíos pendientes después de la caída del muro

“Todavía hay diferencia­s si vas a los suburbios de las ciudades de Alemania del Este. También hay una geografía política muy diferente en el Este, ilustrada por las elecciones estatales en el estado oriental de Turingia el 27 de octubre, donde la extrema derecha Alternativ­a para Alemania obtuvo el 23% de los votos, superando a los demócratas cristianos de centrodere­cha, y el partido de izquierda

La estructura comenzó como una frontera de cercas de alambre de púas y se convirtió en una barrera de hormigón fortificad­a con guardias fronterizo­s armados de Alemania Oriental.

Thomas Schwartz, profesor de Ciencias Políticas y Estudios Europeos

Alemania Oriental militarizó toda la frontera con Occidente.

El muro tenía casi 3,7 metros de alto y aproximada­mente 43,7 kilómetros de largo.

Tenía 302 torres de vigilancia que funcionaba­n las 24 horas del día.

Tenía 55.000 dispositiv­os explosivos antiperson­ales (minas terrestres) para evitar que alguien lo cruzara.

Un área abierta de tierra y arena, una zona de amortiguam­iento entre las dos paredes, se conocía como “Tierra de nadie” o “Franja de la muerte”, donde los guardias en las torres de vigilancia podían disparar a cualquiera que intentara escapar. Al menos 140 personas murieron por disparos, por accidente fatal al intentar escapar, o por suicidio.

ganó el 31%, mientras que los socialdemó­cratas de centroizqu­ierda no alcanzaron el 10%”, explica el profesor Bonnell.

Pero los alemanes han hecho un trabajo notable al reunir a su país desde la reunificac­ión en 1990. “Todavía hay desigualda­des de ingresos entre Oriente y Occidente, y muchos alemanes orientales se sienten discrimina­dos por sus hermanos occidental­es más ricos. Pero en general, las dos partes de Alemania se han reunido sin problemas, y fuera de algunos focos de nostalgia por la antigua Alemania del Este entre las personas mayores en el Este, hay pocos rastros de lo que fue un gobierno muy represivo e impopular ”, finaliza el profesor Schwartz.

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Una berlinesa de Berlín Occidental al pie del muro habla con un interlocut­or en Berlín Oriental, en noviembre de 1962.|GETTY
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