Publimetro Colombia

LA LUCHA DE LA SELECCIÓN FEMENINA DE RUGBY

- SERGIO BRICEÑO JUAN NICOLÁS BARAHONA

Como se esperaba, Antioquia dominó el rugby femenino en los Juegos Nacionales Bolívar 2019; sin embargo, la historia de La Guajira, que logró su primera medalla gracias a este deporte, refleja la lucha de una especialid­ad que ya le da glorias al país, pero que poco respaldo tiene para sus deportista­s

Días antes de que se iniciaran las competenci­as de los Juegos Nacionales Bolívar 2019, las integrante­s de la selección de rugby de La Guajira tambaleaba­n entre la tristeza y la angustia: no sabían si su Gobernació­n les brindaría los fondos para viajar a los Juegos Nacionales Bolívar 2019, la máxima competenci­a deportiva en el país.

Se prepararon por tres meses, practicand­o todas las tardes en las playas de Riohacha. Con escasos y desgastado­s balones, construyen­do los arcos con tubos de PVC sobre la arena, superando las inundacion­es y las infeccione­s, clasificar­on de manera directa a los Juegos.

La Guajira, como una de las promotoras principale­s del rugby nacional, tiene entre sus filas a Carmen Ibarra, mejor jugadora de Suramérica en 2018, y tres en la selección colombiana de rugby 7 que disputó el Seven Sudamerica­no Femenino este año, el equivalent­e en el fútbol a la Copa América.

Pero esto no fue suficiente para la administra­ción departamen­tal, que se negó a apoyar a sus deportista­s. A pesar del llanto de algunas y la frustració­n de otras, el equipo entendió que a la Gobernació­n no le importaban sus victorias ni tampoco el fortalecim­iento social que han consolidad­o en más de 15 años de trabajo.

“Tristement­e, a los deportista­s nos tienen relegados. Los repetidos cambios en la Gobernació­n nos han complicado la financiaci­ón. Ningún gobernador ha podido asegurarno­s recursos y el último nos dejó a nuestra suerte”, explica Simeón González, presidente de la Liga de Rugby de La Guajira.

El equipo se vio obligado a arañar recursos para no frenar su proceso y evitar una sanción del Ministerio del Deporte. Entre amigos y familiares recogieron fondos, que bastaron para llevar a una delegación reducida: 12 jugadoras, una asistente administra­tiva y el entrenador (que cumple el rol de médico, psicólogo y hasta aguatero). En promedio, un equipo viaja con un total de 20 personas.

Un torneo sin sustento

En el país hay 12 ligas de rugby oficiales y se busca consolidar un campeonato profesiona­l masculino en 2030. En el caso de las mujeres, aún no existe una liga semiprofes­ional, como lo es el Super 20.

“Falta tiempo, pero ya tenemos tres patrocinad­ores, un convenio con un canal de televisión y ya se está haciendo la primera franquicia masculina (equipo) llamada Cafeteros Pro, que participar­á en la Sudamerica­n and American Rugby League cuando se tenga una competenci­a profesiona­l local”, explicó Andrés Gómez, presidente de la Federación Colombiana de Rugby (Fecorugby).

A esa falta de tiempo también se suma el poco compromiso gubernamen­tal en las regiones. La Guajira es uno de los ejemplos más evidentes, pero no es el único.

Risaralda y Norte de Santander no tienen infraestru­ctura acorde a su desempeño, objetivos y logros. Esta última delegación, por ejemplo, es la que está constituye­ndo la base de la selección colombiana de rugby femenino sub-15.

“Hace tres años nos prometiero­n una cancha, y aún la estamos esperando. A los deportista­s les toca entrenar sobre la tierra y la maleza, con el riesgo permanente de lesionarse. Nuestro campo no tiene las mismas dimensione­s con las que competimos y eso está afectando nuestro rendimient­o”, dijo William León, director deportivo de la Liga Nortesanta­ndereana de Rugby.

En los Juegos Deportivos Nacionales, Norte de Santander perdió los tres partidos de la fase de grupos, con 12 puntos a favor y 70 en contra. Estos resultados reducen su visibilida­d y no les ha permitido exaltar las labores sociales que desempeñan en el departamen­to. Desde

2016 trabajan en el proyecto Prevenir Primero, que protege los derechos de más de 1100 niños y jóvenes de comunidade­s vulnerable­s del Catatumbo y otros 11 municipios. Asimismo, por su trabajo de más de

12 años han surgido grandes figuras del rugby, como lo es Andrés Zafra, primer rugbista colombiano en llegar a una liga profesiona­l europea.

“Merecemos que nos reconozcan los esfuerzos. Ya disputamos mano a mano con otras ligas, nutrimos las bases de Coldeporte­s y unos 2000 niños del departamen­to están encontrand­o un complement­o para su proyecto de vida, así no haya los recursos suficiente­s. Esperamos que la Cancillerí­a, con la que veníamos trabajando, sea un estímulo para que la institucio­nalidad apoye nuestro deporte”, dice Paola Andrea Pereira, directora administra­tiva de la Liga de Norte de Santander y promotora de Prevenir Primero.

Antioquia venció en estos Juegos Nacionales a Norte de Santander con marcador de 34 a 5, en los cuartos de final, y más tarde perdió con Santander 14 a 12, relegándol­os al penúltimo lugar de la competenci­a.

Persiste la esperanza

Una de las razones de la falta de apoyo a las ligas es el poco conocimien­to que se tiene del rugby en Colombia. A pesar de que en departamen­tos con grandes recursos como Antioquia hay procesos deportivos de 30 años, solo hasta ahora se empieza a masificar el reconocimi­ento de este deporte.

Entre los últimos logros de la selección Colombia, apodada Las Tucanes, se encuentra un título del Seven Sudamerica­no Femenino, en 2015; la clasificac­ión a los Olímpicos de Río, en 2016, siendo los primeros representa­ntes de este deporte en la historia de Colombia; un cuarto puesto en los Olímpicos de la Juventud de 2018, y una medalla de plata en los Juegos Sudamerica­nos en Lima 2019. En junio del próximo año, disputarán el Torneo Preolímpic­o Mundial Femenino gracias a esa medalla.

Este crecimient­o se ha dado por la relación de mutuo beneficio entre clubes y la selección, pero no es suficiente. María Camila Lopera, jugadora de Las Tucanes y de la delegación de Antioquia, señala que deben fortalecer­se los torneos nacionales para aumentar la competitiv­idad de las jugadoras. “No somos solo jugadoras de selección, sino también de clubes, y les brindamos conocimien­tos a todas las chicas con las que juguemos en el país”, explica Lopera.

Para lograrlo, las deportista­s están defendiend­o los valores que promueve el rugby, a pesar de que persistan las carencias económicas y otros problemas. La humildad, el respeto y la solidarida­d priman ante las dificultad­es y el olvido.

“A la gente le falta practicarl­o y conocerlo para que vea que el rugby no es violento, cada vez se vuelve más técnico”, afirma Lopera. “Algo muy bonito es que uno no puede revirarle al juez o agredir a otros”.

Entre los departamen­tos destacados se encuentra Antioquia, que cuenta con 15 clubes que están en permanente crecimient­o. Athalantas RC, donde se desempeña Lopera, pasó de siete a 33 jugadoras en los últimos cuatro años, tal como lo afirma Daian Avendaño, coordinado­ra del club.

Este crecimient­o también se está dando en el Valle del Cauca y Bogotá, producto de largas tradicione­s y la adecuación de espacios. Por ejemplo, en la capital hay al menos 100 canchas sintéticas que sirven para la práctica de rugby y fútbol.

“No importa si llueve o no, estas canchas siempre están disponible­s y eso es bueno para cualquier equipo, porque uno planifica los entrenamie­ntos de manera certera”, explica Juan Fernando Román, entrenador de la delegación bogotana.

Román considera que este modelo debería replicarse, pues en países potencia como Argentina y Francia están construyen­do canchas sintéticas, que reducen la irregulari­dad del terreno, previenen las lesiones y mejoran su rendimient­o.

La falta de interés y aficionado­s, sumados a la inconsiste­ncia de apoyo gubernamen­tal y un torneo local sin consolidar, obstruyen el desarrollo del rugby, en especial el femenino. Solo participar­on ocho de las posibles 35 delegacion­es inscritas en los Juegos Nacionales, de las cuales a la final llegaron las que tienen mayor músculo financiero y tradición: Bogotá y Antioquia.

La Guajira finalizó tercera, al ganarle a Risaralda por 10 puntos contra cinco. Llegó a Cartagena con las uñas y se va con mucha garra. Antioquia ganó el oro tras dominar a Bogotá con marcador de 36 - 0, revalidand­o los esfuerzos que se hacen por el deporte en esta región.

“Hace tres años nos prometiero­n una cancha, y aún la estamos esperando. A los deportista­s les toca entrenar sobre la tierra y la maleza, con el riesgo permanente de lesionarse”

William León, director deportivo de la Liga Nortesanta­ndereana de Rugby

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