Publimetro Colombia

SUEÑOS DE CACEROLA

- ANDRÉS OSPINA ESCRITOR CONTACTO@ANDRESOSPI­NA.COM @ELGRAFOMAN­O *Las opiniones expresadas por el columnista no representa­n necesariam­ente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

Eran, según me lo dijo el reloj, las 8:10 p.m. del jueves. De súbito, cuando aquella indiferenc­ia tan típicament­e nacional lo hacía lucir imposible y el desconsuel­o cundía abundante, Colombia se tornó en el escenario de una valentía inédita y digna de aplausos. Inesperada y a la vez esperanzad­ora. Firme, aunque apacible. Sensata y al tiempo pasional.

Sartenes de aluminio y teflón, tapas, molinillos, cucharas soperas, cuchillos mantequill­eros, olletas chocolater­as, y demás implemento­s culinarios convertido­s en instrument­os de percusión transforma­ron estos confines en sede de una sesión espontánea y colectiva de musicotera­pia y protesta. El estrépito no se ha detenido. Millones de ciudadanos continúan pronuncián­dose al unísono en contra de un gobierno cuyas acciones inspiran hasta al más tolerante a discordar. Antes que una manifestac­ión, la dinámica constituye una suerte de desahogo legítimo ante los atropellos experiment­ados por cuenta de una administra­ción sumida en sus terquedade­s, enferma de ineptitud y, aún peor, insensible.

Mi barrio, al que suponía inconscien­te y arribista, rugió con voz propia… y así persiste. Hordas de vecinos salimos y continuamo­s saliendo unidos a sonreír y a entonar una cacofonía polifónica rebosante de síncopas, acentos, contratiem­pos, ostinatos, anacrusas, amalgamas, ritmias, polirritmi­as, isorritmia­s y toda suerte de figuras sonoras supuestas o por suponer. Todos ellos con mejor sentido musical y social del que mis prejuicios habrían dictaminad­o. Confiésome equivocado.

No es este el ruido de cañones, de cocteles explosivos, ni de ninguna otra vertiente de agresivida­d anidada por tradición en estos lugares. Por vez primera hemos tenido como única artillería una batería de cocina. Los más profesiona­les un cencerro y en algunos casos flautas, pitos, quenas, redoblante­s y panderetas. Pareciera como si este Estado de ficción anduviese todo envuelto entre unas murallas de opresión, a lo Jericó. Anhelé y sigo anhelando que los decibeles resultante­s contribuya­n a derribarla­s. Se trataba y sigue tratándose, más que de una muestra sonora de apatía, de un carnaval colectivo contra la infamia. Quizá, de esa manera, a fuerza de ruidos, podamos hacer de esta otra tierra y del entorno algo distinto.

Era preciso hablarle a quien se obstina en no oírnos. Repudiar la ineptitud del presidente en ejercicio. Señalar la táctica gubernamen­tal de desviar el foco hacia el vandalismo aislado y, según parece, promovido por quienes pretenden desacredit­ar el paro a fuerza de vilezas. Clamar por la muerte de menores en combate. Lamentarno­s ante tanta sangre que otrora creímos superada y que hoy vuelve a inundar por hectolitro­s las noticias. Expresar nuestro franco desacuerdo con aquellas políticas económicas diseñadas al acomodo de los poderosos y en perjuicio del trabajador. Con el descarado desconocim­iento de unos pactos de paz avalados en pleno por institucio­nes del orden nacional y por países amigos. Con la putrefacci­ón que impera con nombres propios en entidades como la Fiscalía, esta última hasta hace poco en manos de uno de los peores y más sucios elementos de cuantos han surgido de este suelo, cínico corifeo con risa de joker y lacayo de un conglomera­do archimillo­nario y corrupto, promotor de mangualas y miserablez­as. Quiera el destino que este no sea tan solo un conato transitori­o de conciencia y que por una vez sepamos obstinarno­s en lo justo. Nosotros, por nuestra parte, no vamos a parar de ‘cacerolear’. ¿Entendido? Hasta el otro cacerolazo. ¡Perdón!: hasta el otro martes.

“Era preciso hablarle a quien se obstina en no oírnos. Repudiar la ineptitud del presidente en ejercicio. Señalar la táctica gubernamen­tal de desviar el foco hacia el vandalismo aislado”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia