LOS QUE SUFREN PORQUE VOLAR LE HACE DAÑO AL PLANETA
Existe una tendencia entre los defensores del medio ambiente que cada vez tiene más repercusión: sentir vergüenza por utilizar aviones, debido a que es una de las industrias más contaminantes
Uno de los tantos hechos que llamó la atención mundial durante 2019 fue que la activista medioambiental Greta Thunberg, de 16 años, viajó vía marítima de Europa a América (y viceversa) para asistir a dos importantes eventos: la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York y la COP 25 en Madrid. ¿El motivo? Decidió no contribuir a la contaminación que producen los vuelos comerciales.
Y es que estos siguen siendo un modo de transporte con gran intensidad de carbono, que representa alrededor del 2,5% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), según un informe de S&P Global ratings.
Reducir la cantidad de vuelos no es un tema que solamente le preocupe a Greta Thunberg. Cada vez existen más organizaciones sociales que buscan crear conciencia sobre los impactos de la aviación, y que se dedican a difundir las consecuencias negativas de volar. Ejemplo de ello es Stay Grounded, que asegura que la aviación es el medio de transporte más perjudicial para el clima. “Las aeronaves emiten varias otras sustancias además del CO2, lo que lleva a un impacto climático global de la aviación que es al menos el doble del efecto del CO2 emitido solo. Si bien hace dos décadas volar todavía era algo especial, hoy se ha vuelto normal volar a algún lugar solo por un fin de semana”, indican en su sitio web.
Flight shaming contra la industria de la aviación
El término flight shaming viene del sueco flygskam, país donde comenzó esta tendencia y donde también inició el movimiento ecologista de Greta Thunberg. De hecho, según una encuesta publicada en mayo de 2019 por los Ferrocarriles Suecos (SJ), el 37% de los encuestados optó por viajar en tren en lugar de en avión siempre que fuera posible, en comparación con el 20% a principios de 2018.
“Bajo crecientes presiones ambientales, regulatorias y sociales, las aerolíneas europeas están intensificando sus esfuerzos para compensar o limitar el impacto de sus emisiones y comunicar sus esfuerzos al público. Sin embargo, no se enfrentan a una tarea fácil”, detalla la calificadora S&P Global Ratings en el informe European Airlines Prepare for Take-off on Climate Change, publicado en noviembre de 2019.
“Las campañas de flight shaming, como Flygskam en Escandinavia, ya han dado lugar a una notable reducción del tráfico aéreo sueco y a un aumento de la demanda de servicios ferroviarios. Sin embargo, los organismos de la industria siguen pronosticando que el tráfico aéreo mundial incrementará un 5% anual, impulsado por un aumento de la clase media, especialmente en Asia, y una tendencia generacional hacia un mayor gasto en viajes”, explicó a PUBLIMETRO Rachel Gerrish, directora de Corporate Ratings de S&P Global Ratings y autora del informe.
“Mientras que los vuelos comerciales siguen siendo un modo de transporte con gran intensidad de carbono, que representa alrededor del 2,5% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), la aviación produce solo una pequeña parte de las emisiones globales de transporte, y el transporte en su conjunto emite solo la mitad del CO2 producido por el sector energético mundial. Dados los amplios beneficios sociales, económicos y culturales que
“La tendencia de crecimiento de la aviación representa una oportunidad para sacar a una generación de la pobreza. Las tecnologías que podemos esperar que apoyen esto incluirán, por supuesto, las de descarbonización, pero también tecnologías como los aviones no tripulados, la ‘blockchain’ y la inteligencia artificial”
William Raillant-Clark, Oficial de Comunicaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)
el transporte aéreo aporta, no creo que sea concebible una prohibición general de los vuelos comerciales en un futuro previsible. Sin embargo, es posible que algunos países añadan ciertas restricciones a los viajes aéreos (por ejemplo, reduciendo el número de vuelos nacionales) e incentiven a los viajeros a utilizar medios de transporte alternativos cuando haya alternativas razonables disponibles”, dijo Gerrish.
La industria de la aviación y el cambio climático: renovarse o morir
Para la industria de la aviación las cosas han mejorado paulatinamente en su lucha contra el cambio climático. “Durante los últimos 10 años, el sector de la aviación ha tenido un conjunto de objetivos comunes para hacer frente al cambio climático y está trabajando activamente para cumplirlos”, explica Haldane Dodd, jefe de Comunicaciones del Grupo de Acción para el Transporte Aéreo, con sede en Ginebra.
“Fue una de las primeras industrias mundiales en tener objetivos climáticos ambiciosos y una estrategia para reducir su impacto en el cambio climático. Todo el sector, incluidas las aerolíneas, los aeropuertos, los fabricantes de armazones, componentes y motores de aeronaves y los proveedores de servicios de navegación aérea, está comprometido a combatir el cambio climático mediante la inversión en nuevas tecnologías e infraestructuras, la mejora de la eficiencia y el desarrollo de combustibles de aviación sostenibles. Y estamos progresando”.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata), que representa a 290 aerolíneas y a más del 80% del tráfico aéreo total, ha acordado objetivos globales para mitigar las emisiones de CO2 del transporte aéreo. Entre ellas se incluye un tope para las emisiones netas de CO2 de la aviación a partir de 2020 para lograr un crecimiento neutro en cuanto al carbono, y una reducción de las emisiones netas de CO2 de la aviación del 50% para 2050 en relación con los niveles de 2005.
“La industria no prevé mejoras tecnológicas perturbadoras para los aviones, como aviones eléctricos y diseños híbridos de bateríacombustible, por lo menos en la próxima década, aunque las aerolíneas están trabajando con los fabricantes en proyectos de investigación”
Rachel Gerrish, directora de Calificaciones Corporativas, S&P Global Ratings