Bogotá Fashion Week este año le apuesta a la inclusión real
La plataforma que trabaja mano a mano con las marcas de diseño quiere que estas miren a la globalidad
“Nuestra riqueza es que tenemos demasiadas fuentes y recursos para contar la historia de quiénes somos como colombianos a través de la industria de la moda”
De todas las plataformas de Colombia, la de Bogotá Fashion Week, de la Cámara de Comercio de Bogotá, está enfocada en apoyar, con curadores expertos en la industria de moda y lujo a nivel mundial, a varias marcas de diseño para su internacionalización y de esta manera, proyectar a la capital como una potencia en esta industria creativa.
Este año, su objetivo es seguir enfocándose en estos aspectos, pero también sumar más acercamientos con la moda desde lo local y por supuesto, generar inclusión más allá de una palabra que sirva para hacer campañas bonitas y que no tengan productos que en verdad lo muestren. Por esta razón, PUBLIMETRO habló con Fabián Hirose, consultor y experto en gerencia internacional de marcas de moda (y quien fue coordinador de estrategia y programas de desarrollo de compañías de lujo como LVMH y Burberry), y además ha estado con las marcas seleccionadas para esta edición en su proceso de consolidación.
¿En qué sentido cree que se ha consolidado el Bogotá Fashion Week?
La plataforma tiene como misión fortalecer a las empresas colombianas y mi misión es apoyar a las marcas para que puedan crecer nacional e internacionalmente. Tuvimos una convocatoria de 367 marcas, de las que escogimos 148 y cuya finalidad es tener una oferta de producto para los dos mercados de manera organizada. ¿Cómo lo reflejamos? A través de la segmentación: diseñadores de novias, noche, pret a porter, bolsos, zapatos, accesorios, etc. Desde el Bogotá Fashion Week tenemos como lema principal la inclusión y era importante incluir a todo tipo de marcas que tuvieran el potencial de desarrollar internacionalización. Por eso, en temas de selección tenemos marcas consolidadas como Pepa Pombo y Hernán Zajar y también a marcas emergentes con dos años en el mercado. Llevamos trabajando en esto desde octubre y las marcas han recibido instrucciones y entrenamiento para mejorar la calidad de su producto, precio e imagen y así poder competir y posicionarse en el mercado local e internacional.
Una cosa que le critican bastante a la plataforma es que solo incluyen el mercado de diseño de autor. ¿Qué han pensado de las marcas comerciales y masivas?
Si bien hicimos una selección de marcas de diseñador, de concepto, también pensamos en esa industria que es más comercial y popular y a la que vamos a llegar en futuras versiones. Estamos evaluando cómo vamos a incluirlas y cómo potencializaríamos su participación en la plataforma. Esto se está estudiando y por ahora, la Cámara de Comercio de Bogotá le propone a la industria de la moda y esta nos hace pedidos de lo que necesita y no necesita y evaluamos cómo lo hacemos. En esta versión, incluimos a empresas del sector donde tenemos un entrenamiento bimensual en los que tenemos clases magistrales e invitamos a empresas de todos los sectores. Ahora bien, nuestro propósito también es saber cómo incluir de manera efectiva a estos sectores, que es muy importante, pero de manera adecuada. Eso, sin replicar modelos de otras ferias y plataformas de moda en Colombia.
¿Cuáles han sido los desafíos para crear posicionamiento de marca de moda con las propuestas elegidas?
Consolidar una marca en el exterior de manera individual es un trabajo arduo, pero si posicionamos al país y a Bogotá y a un colectivo de diseñadores, esto es menos difícil y más efectivo, ya que los compradores internacionales no buscan solo a un diseñador sino que buscan a 10 o 15 diseñadores para elegir un producto más adecuado para sus mercados. Ahora, en Colombia han existido casos de éxito individuales con trayectorias interesantes, pero quisimos hacer un posicionamiento como colectivo, como industria de moda colombiana. Nuestro primer paso fue segmentar, pero también lo hemos hecho a través de la innovación, creatividad y calidad. En esta versión del BFW invitamos a marcas y diseñadores a que hagan colecciones más pequeñas con mejor calidad y concepto de diseño y con procesos más actuales de innovación.
¿En qué sentido puede verse esta innovación?
Bogotá Fashion Week sigue las 17 metas de desarrollo sostenible de la ONU. Estamos verificando que las empresas y diseñadores cumplan alguna de estas metas, que incluyen la economía circular, el uso adecuado de luz, el pago adecuado al personal. Es muy importante, porque la sostenibilidad no se genera solo a través del material sino del negocio. También es hacerles cuestionar a las marcas si están creando piezas que el mundo necesita. También estamos respetando la identidad del diseñador: nosotros como plataforma creemos en las voces individuales, por eso no hacemos correcciones sino que maximizamos la personalidad de la marca y el talento individual, enseñándoles cómo poder comunicar desde su individualidad su mensaje hacia el mercado internacional.
¿Y cómo implantarían estos desarrollos en el mercado colombiano?
La estrategia de entrenamiento, a pesar de que tiene una ruta de internacionalización, tiene un efecto en el impacto de desarrollo en el mercado nacional. Por eso estamos enseñándoles a las marcas cómo hacen colecciones para ambos mercados respetando sus diferencias y cómo trabajan los compradores de cada uno. También los invitamos a que tengan dos rutas de negocio en estos aspectos, ya que muchas de ellas no vendían en ninguno de los dos mercados. Por eso, el entrenamiento invita a hacer esta separación para activar la marca nacional e internacionalmente. Ahora bien, otra de las novedades del Bogotá Fashion Week es abrir la puerta de globalización e internacionalización respetando las rutas que ellos han encontrado y abriremos nuevas rutas para posicionarse en otros mercados, como el asiático.
Brasil, México y Perú también tienen como signature la artesanía en el diseño. En eso se enfocó la plataforma el año pasado. ¿Cuál es el diferencial del país en el mercado de Latam?
Hablamos de artesanía cuando hablamos de ese valor agregado de las comunidades y nuestra invitación es que los diseñadores usen respetuosamente sus técnicas y productos. Creamos ahí un segmento con marcas y diseñadores de concepto, como Alado, A New Cross y Olga Piedrahita, entre otros, que tienen experiencia haciendo esto. Pero si bien nuestra invitación es a integrar la herencia ancestral y artesanal como un diferenciador en sus productos también queremos que las marcas tengan diferenciadores que no sean necesariamente estos, sino también a través de movimientos artísticos, históricos, antropológicos, etc. Nuestra riqueza es que tenemos demasiadas fuentes y recursos para contar la historia de quiénes somos como colombianos a través de la industria de la moda.
Otra gran falla del mercado colombiano es no atender necesidades y segmentos que ya son visibles en cuestiones de imagen editorial y producto a nivel mundial. Como las tallas grandes. ¿Qué hacen en ese sentido?
Este año estamos invitando a las marcas a que hagan ropa y accesorios de género neutro. Esto es internacional. Lo otro es que también buscamos, en todos los segmentos, que se diseñe para todo tipo de cuerpos. Y esto lo exigimos a todos las marcas, porque para nosotros, como equipo de consultoría, es importante que dentro de sus colecciones integren esta narrativa importante y en cada una de ellas hay una revisión para que cada una incluya factores de diversidad. Por eso no quisimos, este año, invitar a ciertas marcas, apartarlas y decir que son ‘diversas’, sino que invitamos a todas las marcas a hacer esto, precisamente. No queremos que esta integración sea segmentada, sino arbitrada.