AL FINAL NO HUBO RECOMPENSA EN EL CLÁSICO
En un partido vibrante de principio a fin, embajadores y cardenales completaron la séptima fecha de la liga
El clásico 300 entre Santa Fe y Millonarios, aplazado por el concierto de Soda Stereo, se fue sin goles. Le contamos cómo fue el duelo capitalino.
A pesar de que Soda Stereo se presentó el sábado pasado, la música no se detuvo. Con bombos y platillos, las hinchadas azules y rojas prendieron la fiesta en El Campín. Miles de aficionados le cumplieron la cita a sus equipos, que llegaban a la noche capitalina con la obligación de sumar los tres puntos para mantener viva la ilusión de ingresar al exclusivo grupo de cuatro.
Alberto Gamero pateó el tablero y puso punto final a la discordia que tenía con los extranjeros. En definitiva, el estratega se la jugó por Wuilker Faríñez, Juan Pablo Vargas y Diego Godoy, sentando a José Ortiz. Y fue justamente Godoy quien tomó la batuta de la banda embajadora, marcando la diferencia y la pauta en el terreno de juego.
Cada vez que el balón pasó por los pies del paraguayo, Millos pisó el área rival. De hecho, Leandro Castellanos fue la gran figura de la primera parte, evitando tres goles claros. Juan Pablo Vargas, David Macalister Silva y Ayron del Valle padecieron la buena actuación del guardameta cardenal, que fue el responsable de que los 45 iniciales culminaran 0-0.
Capítulo aparte para Carlos
Betancur. A lo largo de la parte inicial, el árbitro sancionó varias infracciones bastante dudosas, despertando el desespero de la hinchada azul. Además, cortó en repetidas ocasiones y de manera innecesaria el juego, lo que no permitió que el desarrollo fuera fluido.
Para el segundo tiempo, nada cambió. La balanza continuó inclinada a favor de los embajadores. Los leones en ningún momento variaron su esquema e idea, basada en el planteamiento defensivo, apostándole a la posesión de la pelota y al contragolpe.
El grito sagrado asomaba para Millonarios. Las opciones más claras eran para ellos y Leandro Castellanos seguía como figura. La falta de definición, las malas decisiones en los metros finales y la actuación del arquero cardenal impidieron que el marcador se abriera.
El clásico 300 finalizó sin anotaciones. La noche capitalina no se tiñó de ningún color y con el 0-0, Santa Fe consiguió su cometido, mientras que Millos no despega.