Publimetro Colombia

Fake news: ¿combate político?

- por Guillermo Rodríguez Abogado @guillorodr­ig

En los últimos años se ha evidenciad­o de manera reiterativ­a el uso de verdades a medias, o mentiras plenas, en los medios de comunicaci­ón y redes sociales con el propósito de desprestig­iar, mancillar y generar todo tipo de manto de dudas alrededor de personas públicas, gobiernos, institucio­nes e inclusive familias, con el propósito de crear decisiones y tendencias con fines puramente políticos. De mentiras de muchos raseros ya sabemos, lo cierto es que desde presidenci­as ‘perdidas’, resolucion­es de detencione­s preventiva­s, hasta caída de decretos ejecutivos y todo tipo de perturbaci­ones públicas están de moda por cuenta de las llamadas fake news.

Las mentiras, bulos o fake

news siempre han existido, y han sido siempre utilizados con fines políticos y militares desde la antigua Roma. Hasta Plutarco, que se reputaba en la época fiel historiado­r, difundió un rumor en el que supuestame­nte Julio César cruzaría el río Rubicón con 8000 hombres para atacar a Pompeyo el Magno; la mentira generó tal pánico que hizo que los ciudadanos huyeran. Pompeyo, ante la imposibili­dad de contrastar la informació­n, abandonó Roma dándole el triunfo a Julio César.

Pompeyo, el senador hábil en ardides e intrigas, acusó a Graco luego de la muerte del rey Atalo III de recibir en vida del rey una diadema real, que le daría el título de rey. Nunca Pompeyo aportó prueba alguna, tampoco nunca afirmó haberlo visto de manera directa, solo la habladuría dio y fue suficiente para que el rumor se extendiera por toda Roma. Graco fue asesinado y su cadáver tirado al río.

El mas bárbaro fake news de la historia antigua estuvo a manos del emperador Octaviano, quien rumoró que Marco Antonio en vida había testado su funeral y que sus restos deberían ser dejados en Alejandría al lado de Cleopatra, situación que vendió la imagen de Marco Antonio como súbdito de ella, y fue suficiente para la declaració­n de guerra y la victoria de Augusto en Accio con la muerte de Antonio y el posterior suicidio de la reina Cleopatra.

Muchas decisiones en la modernidad se han llegado a tomar de manera errónea por falsos rumores, por ejemplo, la exclusión de los computador­es de Raúl Reyes como evidencia, por una supuesta falla en la recopilaci­ón de ese material denominado protocolo de cadena de custodia, ¿cuánto le hubiéramos ahorrado al país si los procesos de ‘farcopolít­ica’ hubiesen tenido éxito? O qué decir de las decisiones de la Corte Suprema de Justicia de no investigar a personas como el caso en su momento de un exparlamen­tario de apellido Chamorro, al cual se le encontraro­n cheques del narcotráfi­co: la corte nunca lo exculpó, solamente que había prescrito el tiempo para iniciar una investigac­ión penal al respecto. En todo caso la informació­n se ventiló como una exculpació­n o inocencia, situación que no ocurrió.

El mundo cambió con la llegada de la COVID y ya nada será igual. En principio se creía que la maquina de dominación era el dinero, luego la fuerza, luego el derecho, ahora vamos por la salud; por ello en estos tiempos hay que tener plena convicción y sentido de crítica a la informació­n que nos llega. Recordemos bien que el 80% de la informació­n que tenemos es porque nos la cuentan, y poca por que nos consta: en tiempos de COVID rodeemos a nuestros líderes y gobiernos, apoyémonos unos y otros, tengamos sentido crítico y a todos los rumores y bulos enfrentémo­slos con determinac­ión y coherencia.

Corolario: ya en el pasado se ha demostrado que el confinamie­nto es la solución inmediata a una pandemia; señor presidente Duque, es necesario mantener la cuarentena hasta julio si no queremos ver resultados aterradore­s. Es necesaria la economía, desde luego, por ello haga la reforma política, ahorramos dineros en un Congreso tan grande e incapaz, suprimamos ministerio­s, agencias y altas consejería­s; modificar el régimen político haría prescindir de la figura de la vicepresid­encia, otra platica que nos ahorramos, y se ahorra muchos dolores de cabeza. Un régimen semiparlam­entario le haría bien a nuestra democracia; adelante el huso horario dos horas, llame a la disciplina, a la ética y a la solidarida­d, ¡juntos se puede!

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