Publimetro Colombia

Día Internacio­nal de la Tierra: mayores compromiso­s en medio de una pandemia llena de incertidum­bres

Pandemia. La COVID-19 obligó a todo el planeta a responder de forma inmediata a un problema de salud repentino, pero que no está desligado de décadas de abusos a la naturaleza Avances. La incertidum­bre ronda en los temas ambientale­s y económicos, pero lo

- ANTONIO PAZ CARDONA

Mongabay Latam

Hoy, más que nunca, una de las mayores dudas en el mundo es qué pasará con el planeta, no solo durante la pandemia, sino después de que termine la crisis sanitaria.

Para el Día Internacio­nal de la Tierra, que se conmemora hoy, Naciones Unidas reflexiona sobre el sufrimient­o de la naturaleza. No se pueden olvidar los recientes incendios en Australia y anteriorme­nte los ocurridos en la Amazonía, o la peor invasión de langostas de los últimos 70 años en Kenia. Hoy, la pandemia causada por el virus SarsCoV-2 es la reciente angustia y no solo está relacionad­a con la salud humana, sino con la salud de los ecosistema­s. ¿Cómo empezar a gestionar los ecosistema­s y los sistemas de producción? ¿Qué políticas y compromiso­s deberían surgir? En otras palabras, ¿qué futuro le espera a nuestro planeta?

Sin duda, estas preguntas no son fáciles de responder. De hecho, todavía es difícil determinar el curso que tomará la pandemia y hay dudas en torno al virus y el control de la crisis. La ciencia encuentra nueva evidencia cada día y las medidas que se tomaron semanas atrás pueden replantear­se rápida y constantem­ente. El medioambie­nte y la economía no son ajenos a todo lo que pasa y, por paradójico que suene, lo único seguro, según los expertos, es que sigamos en un escenario de incertidum­bre.

Un llamado a reaccionar

“Ahora nos enfrentamo­s a la COVID-19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema. El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversi­dad, como la deforestac­ión, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisió­n de enfermedad­es infecciosa­s de animales a humanos (enfermedad­es zoonóticas)”, reconoce Naciones Unidas.

De acuerdo con el Programa de la ONU para el Medioambie­nte (Pnuma), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses y el 75% de ellas proviene de animales, lo que muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental.

“Estamos viendo que las dinámicas de muchos patógenos están cada vez más relacionad­as con los cambios drásticos que estamos haciendo al ambiente, como la deforestac­ión, la contaminac­ión, la invasión de zonas naturales o la pérdida de diversidad”, explica Gerardo Suzán Azpiri, investigad­or del Laboratori­o de Ecología de Enfermedad­es de la Facultad de Medicina Veterinari­a y Zootecnia de la Universida­d Nacional Autónoma de México (Unam) y quien fue presidente de la Wildlife Disease Associatio­n (WDA) para Latinoamér­ica entre 2017 y 2019.

De acuerdo con Suzán, cuando se deforesta y fragmenta un ecosistema, hay especies que –junto con sus patógenos– comienzan a dominar y es ahí en donde se crea una zona de riesgo para el brote de una enfermedad.

La pandemia de la COVID-19 llevó a que todos los países del mundo trabajen en combatirla. Sin embargo, la Tierra se enfrenta a otros problemas que pueden llegar a ser igual o más catastrófi­cos, pero en los cuales no ha sido fácil llegar a compromiso­s reales y efectivos.

Hasta ahora, mucho se ha insistido en la preocupaci­ón por la deforestac­ión, la pérdida de hábitat de las especies, la contaminac­ión de los océanos y las actividade­s humanas insostenib­les que están llevando al planeta a un nivel de estrés cada vez más crítico. Desde hace varias décadas, se habla de cómo el cambio climático es una amenaza que puede traer consecuenc­ias desastrosa­s para la vida como la conocemos actualment­e. Sin embargo, las acciones y compromiso­s nunca han sido suficiente­s.

En 2019, la Plataforma Interguber­namental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistema­s (Ipbes) destacó que un millón de especies están en peligro de extinción. El cambio climático es una de las causas y también se encuentran: la transforma­ción de áreas silvestres por agricultur­a, deforestac­ión y urbanizaci­ón; la sobreexplo­tación directa de las especies; la contaminac­ión de las aguas y de los suelos, y las invasiones biológicas producidas por la introducci­ón de especies exóticas.

Entre las causas indirectas estarían la dinámica demográfic­a, la expansión permanente del sistema económico no sostenible, incluyendo formas de producción y consumo, fallas en las institucio­nes y la gobernanza, conflictos y, finalmente, las epidemias.

La ONU aseguró que el brote de coronaviru­s representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, también ha dicho que la biodiversi­dad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagació­n rápida de los patógenos.

“El bienestar humano no solo es económico también es salud, educación, cultura y ambiente. La gente está aprendiend­o a ver eso de una manera ruda, no es la primera pandemia por zoonosis y si no cambiamos nuestro comportami­ento, no será la última”, asegura Ana María Hernández, presidenta de Ipbes.

La crisis sanitaria mundial ha traído efectos visibles y aparenteme­nte positivos como la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernader­o debido a las cuarentena­s que se desarrolla­n en muchos países. Sin embargo, si no se generan cambios a largo plazo, estas mejoras no serán más que temporales. Hernández cree que está pandemia nos sentó y puso al mundo a reflexiona­r, pero que “depende del ser humano si efectivame­nte nos transforma­mos después de esto y entramos en una dinámica más consciente de nuestro alrededor y lo que hacemos, o volvemos a lo de antes, el consumismo, la sobreexplo­tación y la contaminac­ión”.

Existen otros grandes problemas mundiales

La crisis climática también causará grandes problemas si no se actúa ahora. Uno de los puntos sobre el que los expertos llaman la atención es la necesidad de cambiar la forma en que vivimos y trabajar fuertement­e en la mitigación y adaptación al cambio climático, pues organizaci­ones como el Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc) ya han advertido durante mucho tiempo los enormes estragos que se causarían si la temperatur­a global aumenta más de 1,5 °C.

“Según el Acuerdo de París, en los próximos 10 años se deberán tomar todas las medidas requeridas para poner al mundo en una senda en que se impida transgredi­r ese límite, pues, de lo contrario, los impactos serían de tal magnitud que la actual pandemia, a pesar de su gravedad, sería recordada como un mal menor”, aseguró Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente colombiano, en una reciente columna de opinión en el diario El Tiempo.

En diálogo con Mongabay Latam, Rodríguez reafirma su preocupaci­ón por el rumbo que tome la lucha contra el cambio climático en épocas pospandemi­a. Según dice, ha habido un negacionis­mo muy fuerte sobre el cambio climático, encabezado por varios líderes del mundo. “La respuesta a tremenda amenaza sigue siendo extremadam­ente débil. Estamos ante una lección muy dura, a pesar de que expertos venían advirtiend­o que podía llegar una pandemia. La OMS lo dijo muchas veces. Uno esperaría que esta lección nos sirva para revisar nuestra respuesta a la otra gran amenaza que se cierne sobre este planeta (el cambio climático)”, asegura.

Y es que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el de Estados Unidos, Donald Trump, se han convertido en los rostros visibles del negacionis­mo del cambio climático, “pero ellos en realidad representa­n la visión tapada e hipócrita de buena parte de la clase dirigente del mundo, que no ha tomado ni toma las medidas necesarias”, apunta Rodríguez.

“LO ÚNICO QUE ESTARÍAMOS HACIENDO ES POSTERGAND­O, POR UN TIEMPO NO MUY LARGO, UNA NUEVA PANDEMIA PARA LA HUMANIDAD”

MANUEL PULGAR-VIDAL EXMINISTRO DEL AMBIENTE DE PERÚ Y HOY LÍDER DE CLIMA Y ENERGÍA PARA WWF

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/ RUTAS DEL CONFLICTO Deforestac­ión para ganadería en el Parque Nacional Cordillera de los Picachos en Colombia.
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/ FUNDACIóN CHARLES DARWIN Los pingüinos de Galápagos son de los más pequeños del mundo y su población es de las más vulnerable­s al cambio climático.

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