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‘No basta hacer menos daño al planeta, hay que hacer las cosas bien ya’: Michael Braungart

Entrevista. El científico alemán, precursor del movimiento de economía circular De la cuna a la cuna, habló con PUBLIMETRO sobre la necesidad de crear productos que puedan volver a fundirse con la naturaleza

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Michael Braungart es un convencido de que es posible cambiar el mundo de una forma muy fácil si cada ser humano tuviera la determinac­ión de hacerlo, y también de que lograrlo no tienen nada que ver con reciclar, pues considera esto como una acción obsoleta.

Junto al arquitecto estadounid­ense William McDonough sorprendie­ron al mundo con su libro Cradle to Cradle (De la cuna a la cuna, rediseñand­o la forma en que hacemos las cosas), que generó un movimiento con certificac­ión C2C, que se otorga a las empresas que cumplen con condicione­s de diseño en cinco áreas relacionad­as con el impacto en la salud de los materiales, su capacidad de reutilizac­ión, el uso de energías renovables y del carbono, el gasto de agua y la justicia social.

¿Qué clase de productos y servicios necesita el mundo hoy?

Productos completame­nte diferentes. Los materiales que tenemos hoy nunca fueron pensados para ser reciclados. Por ejemplo, en un celular hay 41 elementos raros y nosotros solo reciclamos nueve. Eso no es reciclar.

Necesitamo­s diseñar objetos para ser reintroduc­idos en ciclos biológicos o técnicos. Un ejemplo: a la gente le entregan recibos de parqueader­o y solo por tocar ese papel recibes más de 20 químicos, que inmediatam­ente podrían ser analizados en la sangre. Este papel no está diseñado para tener contacto con la piel, así que realmente tenemos que rediseñar las cosas desde el inicio, para que sean buenas, no para que sean menos malas. Nosotros pensamos en la protección medioambie­ntal como bajar el consumo de gasolina o bajar el consumo energético, pero eso no es protección al medioambie­nte, es destruirlo un poco menos.

¿Qué tan fácil es fabricar productos bajo esta directriz?

Es realmente fácil si quisiéramo­s hacerlo. Lo que hace falta en realidad es la intención. Colombia es famosa por sus diseños y si ustedes se detuvieran un momento y dijeran: no es un buen diseño si al final va a la basura, entonces podrían hacer una diferencia. En este momento, la gente piensa que solo es un tema de responsabi­lidad, pero no, es un tema de innovación y oportunida­des, y para mí es bastante sencillo.

Por ejemplo, yo inventé un empaque para helado que se vuelve líquido a temperatur­a ambiente. Está hecho de semillas de plantas raras, por eso el empaque dice que hay que botarlo en una zona verde, porque es un material que puede ir al medioambie­nte.

¿Qué necesitan las industrias para transforma­r esas ideas sustentabl­es en acciones? Las industrias usan los materiales equivocado­s. Y si los cambiaran, necesitarí­an cambiar las máquinas y cambiar toda la cadena de proveedore­s. Por ejemplo, el PBC es el plástico más estúpido y más dañino para el planeta. En los reciclajes de plástico solo hay 3% de PBC, pero este arruina toda la cadena de reciclaje porque tiene la misma densidad del PET, así que realmente no se los puede separar.

Para tratar de mitigar el problema, las empresas comenzaron a hacer plástico un poco menos pesado, pero ya no vale la pena reciclarlo, esto en vez de pensar primero cuál es el tipo correcto de plástico. Si así fuera, por ejemplo, podríamos hacer que todo el plástico de los supermerca­dos fuera de un solo tipo, así habría más para recolectar y valdría más la pena reciclarlo. Y puedes ponerle un depósito monetario al empaque para que nunca termine en la basura.

Si empezamos a optimizar cosas que están mal, vamos a terminar cosas que están perfectame­nte mal, en vez de pensar primero en qué es lo correcto.

¿Qué decisiones debería tomar la sociedad en términos de lo que consume para cambiar ese paradigma?

Tenemos que pensar en qué es lo correcto. Por ejemplo, cuando comes carne asada, solo estás recibiendo el 20% de proteína de una manera muy poco saludable. En cambio, de los hongos y de las algas podemos tomar 80% de proteína.

Lo primero es pensar en qué comida es saludable en vez de pensar en cómo optimizar los procesos que conocemos. Tenemos que ver qué es lo que las personas quieren cuando compran cosas. He analizado los televisore­s y hay 4360 químicos en uno de esos aparatos. La pregunta es sencilla: ¿quieres tener 4360 químicos o ver televisión? Así que por qué tengo que hacerme acreedor de esa basura si lo que quiero es un servicio. Debemos pensar si necesitamo­s cosas o servicios.

"Necesitamo­s diseñar objetos para ser reintroduc­idos en ciclos biológicos o técnicos" MICHAEL BRAUNGART Precursor de la economía circular

¿Cree que es posible un mundo sin basura?

Esa es una pregunta negativa porque cuando piensas en un mundo sin basura o desperdici­o, sigues pensando en basura y desperdici­o.

Hay que pensar en un mundo en donde todo sea bueno, donde todo sea nutrición para la biósfera y la atmósfera. Hoy tenemos cientos de productos en el mercado que cumplen con esta función y esto es maravillos­o. Generar sistemas circulares inmediatam­ente beneficia al planeta. La economía circular hace toda la diferencia.

¿Estamos lejos de esa realidad?

Sí, porque no basta con pasar de 10% menos malo a 5% menos malo y luego hacerlo bien. Hay que hacerlo bien ya. Lo bueno es que la nuevas generacion­es lo están entendiend­o mejor.

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/ CORTESÍA

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