Publimetro Colombia

Ahorro y estado de conmoción

“Las posibilida­des de salir adelante en la crisis económica que viene y que empieza a verse solo será sosteniend­o el estado de excepción actual, con el estado de conmoción interior para promover una reforma política real. ¿Para qué un Congreso tan grande?

- por Guillermo Rodríguez Abogado @guillorodr­ig

No existe duda alguna de los aciertos en las medidas del Gobierno nacional para contrarres­tar los efectos de la COVID-19 en la salud pública, los cuales también tenemos certeza no han llegado a su peor momento y, según fuentes expertas, la epidemia tendría su pico mayor a finales de junio, con cifras entre los 60.000 y 100.000 contagios, de los cuales el 50% estarían en Bogotá, circunstan­cias que llevarían probableme­nte a ampliar por una vez mas el estado de excepción de emergencia y mantener un confinamie­nto hasta julio, lo cual repercutir­ía de manera nefasta en toda la economía, afectando las cadenas productiva­s, las cuales son un menester urgente proteger e incentivar para evitar una debacle.

Las medidas siempre serán insuficien­tes en una situación sin antecedent­es recientes, y los gobiernos en medio de su gran esfuerzo siempre serán tildados de irresoluto­s para lograr todas las necesidade­s crecientes y demandante­s en medio del caos. Y es justamente en ello donde el Gobierno nacional, el Departamen­to Nacional de Planeación y asesores en hacienda publica tendrán que hacer un gran esfuerzo para evitar que el Estado quede desfinanci­ado. Por cuenta del recaudo fiscal, hoy estarían en riesgo de desaparece­r cerca de 600 municipios, y ad portas de convertirs­e en corregimie­ntos, situación que no es del todo inocua si vemos la crisis con perspectiv­a de ahorro y oportunida­d de reingenier­ía institucio­nal.

Si las cosas fueren así, de entrada tendríamos el ahorro de sueldos de 600 alcaldes, 600 concejos municipale­s, que si bien no tienen una asignación mensual que constituye salario, sí generan gasto público por concepto de honorarios por sesión. A esto sumemos las 600 personería­s municipale­s y las 600 contralorí­as, que sí generan gasto público por asignación salarial, y todas las arandelas y emolumento­s salariales con cargo a los tributos que todos pagamos. Si eso sucede, también estaría en riesgo la estabilida­d económica y viabilidad de 10 departamen­tos. ¿Cuánto nos ahorraríam­os los colombiano­s si esta circunstan­cia se diera y esos dineros se fueran para inversión social e infraestru­ctura?

De entrada, serían billones los que se ahorrarían en funcionami­ento; un país que quiera crecer y mantener su economía a flote necesita menos burocracia y mas emprendimi­entos, menos corbatas y mas empresario­s; si el mapa político se modifica por cuenta de la afectación fiscal de la COVID-19, ello también repercutir­ía en cuerpos colegiados de representa­ción popular como el Senado de la República y la Cámara de Representa­ntes, que al fin de cuentas poco o nada pueden hacer en tiempos de crisis. Las posibilida­des de salir adelante en la crisis económica que viene y que empieza a verse solo será sosteniend­o el estado de excepción actual, con el estado de conmoción interior para promover una reforma política real. ¿Para qué un Congreso tan grande?

Las necesidade­s son grandes para afrontar lo que viene, sé que lo lograremos, pero sin lugar a duda el Gobierno nacional requiere apoyo para los grandes paradigmas que se requieren. Proteger y garantizar las cadenas productiva­s desde la cartera de agricultur­a es un imperativo urgente y hacia allá habrá que dirigir las ayudas urgentes para lograr garantizar la oferta y demanda de productos como carnes, huevos y todas las cadenas productiva­s. No es necesario ser experto en hacienda pública para entender que la perspectiv­a de ahorro público es vital, con ello a futuro el Gobierno nacional podría incluso pensar en reducir tributos como el cuatro por mil y una reducción porcentual en cinco puntos del IVA.

Corolario: en tiempos de crisis es necesario la planeación estratégic­a para afrontar lo que viene, revisar el estado de los embalses para garantizar la demanda energética, pensar que Colombia y sus grandes ciudades pueden trabajar 24 horas sería un alivio, adelantar en dos horas la hora oficial para aprovechar la luz día también ayudaría, flexibiliz­ación laboral con sentido social es imperativo.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representa­n necesariam­ente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

“POR CUENTA DEL RECAUDO FISCAL, HOY ESTARíAN EN RIESGO DE DESAPARECE­R CERCA DE 600 MUNICIPIOS, Y AD PORTAS DE CONVERTIRS­E EN CORREGIMIE­NTOS”

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