Sin lugar para el miedo
Entre las localidades que visita el CEH desde aquella primera visita a Bosa, el 8 de abril, están varias consideradas peligrosas. No obstante, no los han rechazado, sino que los han recibido con los brazos abiertos. Su valentía se ve recompensada en Ciudad Bolívar, el centro de Bogotá, Soacha y Cazucá, entre otras localidades que claman mayor atención de la Alcaldía.
“Hemos estado en zonas conflictivas y de alto riesgo, pero la gente nos ha permitido ingresar. Más miedo nos da que la Alcaldía y el Gobierno no quieran ayudar”, cuenta Javier.
Tampoco existe temor al coronavirus. Los integrantes del CEH saben que están expuestos, pero con protocolos de bioseguridad se mantienen seguros para continuar con su labor.
Lo que hacen cada día es una misión titánica, pero lo que nació en tiempos de pandemia continuará para ayudar a las personas que más lo necesiten. Tildados de villanos en un escenario deportivo, hoy son los héroes sin reconocimiento de la ciudad, esperando que se borre el inri que la sociedad les puso, pero que está lejos de la verdad.