¿Qué pasa con la COVID-19 en África?
Poco se sabe de la evolución de los contagios en este continente por falta de pruebas.
El nuevo coronavirus ha causado estragos en casi todas las regiones del mundo. Y ya ha llegado a África, un continente que históricamente sufre de pobreza y falta de infraestructura. Por lo tanto, se espera que los daños causados por COVID-19 sean aún más severos.
En febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que miles de personas en África podrían morir a causa del coronavirus si las autoridades no tomaban medidas contra la pandemia. Sin embargo, la propagación de la enfermedad en el continente ha sido más lenta de lo que esperaban los expertos.
“De los 47 países de la Región de África de la OMS, 45 tuvieron casos, aunque menos de los que se esperaban”, declaró la OMS en un informe publicado el 15 de mayo.
Las estadísticas actuales muestran que la región de África ya superó los 100.000 casos de COVID-19, lo que representa menos del 2% en el mundo, mientras que el continente representa el 13,7% de la población mundial. Este hecho podría explicarse, según los expertos y las autoridades sanitarias locales, por el escaso número de pruebas que se están realizando.
“Desde que se informó del primer caso en el continente, el 14 de febrero, hasta mediados de abril, no realizamos suficientes pruebas”, dijo Benjamin Djoudalbaye, jefe de Política, Diplomacia Sanitaria y Comunicación del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de África.
John Nkengasong, director del CDC de África, también aceptó que se han realizado pocas pruebas para detectar el coronavirus en el continente, debido a su escasez en el mercado y a las dificultades para obtenerlas.
Pero aunque hay cierta calma debido al bajo número de infecciones, los expertos creen que la propagación de la COVID-19 podría acelerarse en los próximos meses. De hecho, un estudio reciente, realizado por la Oficina Regional para África de la Organización Mundial de la Salud, prevé que habrá alrededor de 223 millones de personas infectadas en África durante el primer año de la pandemia, es decir, el 22% de la población total del continente.
La misma investigación, basada en un modelo matemático, destaca que podría haber alrededor de 150.000 muertes relacionadas con el nuevo coronavirus, con una tasa de mortalidad del 0,06%.
Uno de los mayores problemas a los que podría enfrentarse la región es la falta de infraestructura hospitalaria y de equipos vitales como los ventiladores, que se utilizan para tratar los casos graves.
La OMS estima que entre 82.000 y 167.000 pacientes de COVID-19 necesitarán oxígeno en África. Mientras que 23 países del continente cuentan con menos de 50 ventiladores y solo dos –Marruecos y Sudáfrica– tienen más de mil. El sistema de salud también sufre la falta de camas, unidades de cuidados intensivos (UCI) y médicos para tratar el virus.
Ante estas predicciones, los expertos y las propias autoridades sanitarias africanas temen que esta región se convierta en el próximo epicentro de la pandemia. También creen que la COVID-19 podría permanecer activa durante varios años.
A pesar de ello, algunas personas del continente africano ven la tragedia como una oportunidad para abrir los ojos de los líderes y hacer que inviertan en la mejora de los sistemas sanitarios.
“La pandemia de COVID-19 y los desafíos a los que nos enfrentamos como continente deberían servir para ‘abrir los ojos’ a nuestros gobiernos para que inviertan más en el sistema de salud, en el que lamentablemente la mayoría de los países africanos no han invertido lo suficiente”, concluyó Alfred M. Makabira, oficial de programas de Defensores del Cambio Social de Kenia.