Confinado en la propia mente: así es vivir con TOC y ansiedad en una cuarentena
Si bien para algunos pacientes esto no varía sus rutinas, para otros la existencia de un virus implica un agravante para su condición
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) convive con millones de personas en el mundo: según la OMS, es una de las 20 causas de discapacidad relacionadas con enfermedad para personas entre 15 y 44 años. Se caracteriza por obsesiones y compulsiones incontrolables, no deseadas y persistentes que causan angustia significativa e impiden al paciente realizar muchas actividades. Y ahora, en confinamiento, algunos pacientes sufren (así como los que tienen trastorno de ansiedad generalizada, TAG), de cambios o reforzamientos en su rutina, o de comportamientos agravados por el virus.
“Me costará volver a la oficina”
María Wills fue diagnosticada con TOC en 2008. También tiene TAG. Está confinada desde el 12 de marzo en su apartamento, en el que vive desde hace 10 años, debido a que le cuestan los cambios. “Siempre he sido igual. Jamás me he cortado el pelo o me he hecho un tatuaje. He querido vivir en el extranjero, pero por el TOC no ha sido posible. Ahora me ha impactado mucho el cambio de escenario y panorama, que toda mi vida se reduzca a estar en la casa. Pero con la ayuda de la terapia lo he orientado y aprovechado. Mi casa está a la medida de mis obsesiones y manías.
Las personas que entran lo saben y saben que uso ciertos vasos para el almuerzo o para la cena y que no se puede entrar a mi habitación con comida.
También tengo un trabajo nuevo que me gusta, pero todo se reduce a eso y solo tengo contacto social con mis jefes”, le explica a PUBLIMETRO.
“Ahora bien, adaptarse al cambio cuesta. Cuando estoy en una situación que me obliga a cambiar de rutina me estreso, me genera rabia y ansiedad. Pero una vez llegue a dominarla, se queda conmigo por siempre. El TOC te hace resistente a cambiar de normalidad... A mí me va a costar trabajo salir, porque ya me acostumbré a estar así. Ya me acostumbré a esto y ahora que me toque volver a la oficina, me va a costar volver a adaptarme a este cambio”, expresa.
“Dañé mi celular por limpiarlo muchas veces con alcohol”
Carolina López fue diagnosticada desde hace mucho menos de un año. Comenzó organizando cosas en la casa y terminó clasificando todo por color y orden. No podía dormir con las puertas abiertas o con algo sucio en la casa, o torcido. En su familia y amistades no se entendía muy bien cuál era su condición y llegaron incluso a calificarla como ‘loca’.
Ahora convive con el TOC y lo que la alivia, es ordenar. “He tenido que estar lejos de casa. Como personal de salud es también un gran desencadenante y no soporto tener a más de cinco personas cerca desde que empezó el confinamiento. También veo a quienes usan mal el tapabocas que lo hagan bien.
Mi necesidad por la limpieza ha crecido: hasta dañé mi celular por aplicarle alcohol a la pantalla.
Como personal de salud entiendo mucho más el nivel de contagio y cómo se da. Eso me genera estrés. Me genera estrés pensar que no puedo comprar comida porque el personal no se lavó las manos o tosió encima de él. Todo lo pienso sucio, infectado o mal procesado”, expresa.
¿Cuáles son las recomendaciones profesionales al respecto?
Uno, que es necesario el acompañamiento continuo de un profesional. También recomiendan a estos pacientes ver (incluso con ayuda de la familia) cómo se generan estos comportamientos. También, un análisis de las consecuencias de esa ansiedad que no generen una compulsión, así como tratar de generar pensamientos que no recurran a lo que pensaron en el pasado.
“Cuando una persona está muy ansiosa y tiene TOC, hay que generar una actividad que no genere una compulsión o reacción física específica, como lavarse las manos continuamente.
Si la persona tiene estos pensamientos y quiere hacerlo, debe informarlo para que la otra persona pueda ayudarle. Ahora bien, si vemos a las personas con TOC que se lavan las manos muchas veces (y ahora es una regla generalizada), se podría llegar a cumplir con un horario establecido.
También es importante no alimentar la ansiedad con la sobreinformación que hay de la pandemia. Hay que concentrarse en el aquí y en el ahora”, explica Pablo Monsalve, psicólogo clínico de la Universidad Areandina.
“A su vez, la familia debe tener paciencia. Acompañar al paciente y no minimizar lo que le pasa. Acompañarlo para hacer actividades que lo distraigan, aminoren su obsesión con la limpieza. Y también que pueda hablar con alguien de cómo se siente”, explica.
En esto lo secunda el magíster en Psicología Clínica Andrés Gamba. “Acompañar al paciente, sobre todo si tiene TAG, es identificar qué detona su ansiedad. El ojo no se puede ver a sí mismo pero los demás lo pueden ver mejor. Y también no ser quienes ayuden a detonar esa ansiedad”, afirma el experto, quien también aboga por un acompañamiento constante de no más de 15 días. “Lo importante es hacerle entender al paciente que no está solo”.
“La persona estresada por el confinamiento afirma que está aburrida de estar encerrada. La persona con TAG afirma que morirá por estar encerrada y es un pensamiento recurrente”
ANDRéS GAMBA
Magíster en Psicología Clínica