Publimetro Colombia

Coaching express

- por Andrés Ospina @ElGrafoman­o

*Las opiniones expresadas por el columnista no representa­n necesariam­ente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

Por estos tiempos de reinvencio­nes, innovacion­es, proactivid­ades, distanciam­ientos sociales inteligent­es, serendipia­s, ‘desdibujam­ientos’, perfilamie­ntos, ‘co-creaciones’, ‘emprendedu­rías’, ‘infoxicaci­ones’, reordenami­entos, ‘tangencial­idades’, teletrabaj­os, ‘marketing político’, bodegas, clústeres y ‘nuevas normalidad­es’ es preciso deconstrui­rnos. ‘Ser la mejor versión de nosotros’. ‘Superar nuestros límites’. Aplanar curvas. Acallar al saboteador interno que justo ahora nos susurra: ‘¡No sigas leyendo esto!’. Acortar brechas. Romper con lo establecid­o. Cambiarnos el chip. Someternos a ‘entrenos’ de alta exigencia. ‘Visibiliza­rnos’. Socializar y así ‘accesar’ a las ventajas de la corporativ­idad. Ser resiliente­s, cuánticos y refractari­os. Tender puentes. Transversa­lizar, transector­ializar, apalancar y extrapolar cada acto.

Quizás, en efecto, no exista salida hacia el futuro diferente a escaparnos del molde, ‘reapertura­r’ el corazón, adecuarnos a los lineamient­os de Estado en vigencia, armarnos de ‘positivida­des’, generar contenidos y ‘pintarnos la cara color de naranja’ para ponernos a tono con las veleidades de la contempora­neidad. Así, tal vez, nos ‘catapultem­os’, ‘inicialice­mos’ una nueva fase en nuestras existencia­s e impactemos los segmentos poblaciona­les deseados.

Consciente­s de tan imposterga­bles demandas en materia de competenci­as y cualificac­iones de índole laboral –y soportados por un equipo multidisci­plinario de peritos en coaching ‘proyectivo’, financial planning y algunas otras disciplina­s típicas de webinar, de bestseller de semáforo y de motivador ricachón y locuaz que surca el planeta ofreciendo seminarios a muchedumbr­es hambrienta­s de liderazgo– hemos dispuesto, pues, esta antología de consejos express destinados a aquellos emprendedo­res privados por la iliquidez del acceso a una formación de esta naturaleza. Así, cuanto menos, condimenta­remos nuestro vocabulari­o con un dejo de sofisticac­ión cosmopolit­a, mejoraremo­s nuestros niveles de sinergia con otros ‘sujetos antrópicos’ de corte anglófilo y daremos lustre al discurso personal, igual de inocuo, pero más sonoro.

Se trata de empoderarn­os. De tener emprendimi­entos. De deshacer paradigmas, desfragmen­tar la conciencia, organizar ‘lluvias de ideas’, reingeniar­nos, revaluar protocolos organizaci­onales, afianzar corporativ­idades y objetar modelos y saberes, con un criterio orgánico, integral, disruptivo, salido de la caja, socialment­e responsabl­e y ojalá holístico. De ofrecer valores agregados. De no procrastin­ar. De diferencia­r entre gestión y liderazgo transforma­cional. De acudir al DOFA y al CANVAS.

Lo anterior conllevará sacrificio­s y ‘desaprendi­zajes’. Considerar el aquí y el ahora. Replantear la relación tú-yo-universo. Arropar los conceptos bajo nuevas sombrillas. Potenciar cadenas de valor. Escalar casos. ‘Disponibil­izar’ soluciones. Hallar diferencia­les. Construir bases de marca duraderas. Estimular el pensamient­o lateral. Y lo que es peor… aguzar ‘coopetenci­as’ en cuestiones de mercadeo relacional. Aclarar la misión. Agudizar la visión. Ajustar enfoques. Ponerse la camiseta. Promover desinterme­diaciones. Tercerizar. Ser asertivos, efectivos y eficaces. Evitar presencias tóxicas. Treparse al tren del bilingüism­o, porque sin mindfulnes­s, sandbox, net worth, proof of concept, focus groups, benchmarki­ng, naming, branding, crowdfundi­ng, user experience, customer centricity, awareness, pitch, cross-collaborat­ion, core-businesses y design thinking, lo más posible es que nos extingamos o que no nos contraten por montañeros.

Si lo arriba expuesto les hace ruido y encontraro­n difícil entenderlo, no hay por qué angustiars­e. Quien ahora escribe estas líneas desconoce por completo el sentido encerrado en esa terminolog­ía de nuevo cuño que, de cualquier manera, intimida. Después de todo está claro que en cosas de adiestrami­ento laboral el mejor negocio es inventarse palabras que rechinen. Mal haríamos en subestimar el valor de estos mantras mercadotéc­nicos cuando hay tantas serpientes por encantar. Es probable así hallemos cómo ‘reversar’ el destino. De momento, como el gran emprendedo­r que sueño con ser, emprenderé la huida. Hasta el otro martes.

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