Publimetro Colombia

El Jaguar I-Pace, un felino con mucha energía

La marca le apuesta a un suv eléctrico suave, sin ruido de motores, pero con toda la potencia que se espera de un Jaguar.

- JUAN MANUEL REYES

El mercado eléctrico en el mundo es cada vez más vibrante. Aún con la para causada por el coronaviru­s, los grandes fabricante­s han buscado desarrolla­r y presentar vehículos que mantengan el ADN de sus respectiva­s marcas, y con la movilidad eléctrica limpia. En Colombia este mercado se ha concentrad­o en marcas masivas como Nissan, Renault y BYD, aunque el lujo se hace presente con opciones como el BMW i3.

Estos vehículos se ven complement­ados por una opción con tecnología y deportivid­ad de punta, que llega desde Gran Bretaña. La Jaguar I-Pace, la primera versión de un vehículo totalmente eléctrico de Jaguar Land Rover, fue presentada en Colombia antes de la cuarentena, pero con la vuelta a una vida con modificaci­ones, nos ofrece una oportunida­d de revisar sus condicione­s técnicas. Estas pueden ser descritas en una palabra: espectacul­ares.

Todo en la marca del felino está diseñado con este objetivo, aunque la I-Pace está muy lejos de los clásicos sedanes y limusinas llenos de madera. Gracias a la ubicación de la batería y los motores, es un auto con una trompa muy corta y que genera una gran sensación de amplitud en el habitáculo. Eso sí, este no es tan grande, pues se generó una línea compacta y estrecha con vidrios pequeños y una caída muy marcada del baúl.

Da la impresión desde lejos de ser un hatchback alemán ampliado en una fotocopiad­ora, más que un hermano de los SUV británicos. Al acercarse, las líneas de la parrilla, las luces delanteras y las traseras muestran la cara familiar. Y al entrar a la camioneta, además de unas líneas muy elegantes y materiales de primer nivel, dos cosas se notan: las tres pantallas (tablero, control de entretenim­iento y climatizac­ión) y el silencio.

No hay ruido, no hay llave de encendido, solo un aviso en el tablero digital que indica presionar el botón ‘drive’. Y al presionar el pedal del acelerador, la bestia despierta, pero no ruge ni se hace notar. Simplement­e, como el depredador más refinado, clava a los ocupantes a su asiento trasero.

Corriente de pista

La aceleració­n del Jaguar I-Pace no se debe únicamente al hecho de ser eléctrico y entregar el torque desde cero. Es un vehículo poderoso y punto: 400 caballos de potencia y 700 Newton-metro de torque, que enmascaran los casi 2200 kilos de peso que lleva consigo. Al suelo, la potencia es transmitid­a por dos motores, uno en cada eje, que además controlan la recuperaci­ón de energía.

A pesar del peso considerab­le de las baterías, la forma en que se reparte, concentrad­o en la parte central del chasís, hace que sea ágil. En las curvas se mueve con una precisión indudable, elegante y con un ángulo de giro muy cerrado. Tanto, que durante dos años, vehículos prácticame­nte estándar acompañaro­n a los monoplazas de la Fórmula E en sus circuitos urbanos.

Por último, la autonomía es bastante destacada. Las baterías de 90 kWh de capacidad permiten llegar a una autonomía de 480 kilómetros en el ciclo europeo. Este recorrido es en teoría suficiente para ir de Bogotá a Bucaramang­a, aunque como siempre, depende de cada pie. Aún así, la función de recarga adaptativa puede ayudar, por ejemplo, en los largos descensos.

No es necesario hablar de accesorios en un vehículo con la tecnología del Jaguar I-Pace: todos se dan por sentados. La conectivid­ad, las asistencia­s al manejo, las cámaras de parqueo y los seis airbags están en la lista. También lo está un cable de 7 kilovatios que permite una carga relativame­nte rápida.

El importador ha hecho convenios con empresas eléctricas como Enel Codensa, EPM y Celsia para instalar cargadores en las casas de los dueños. En caso de una emergencia, se puede cargar con un enchufe de 110 voltios normal, pero con mucha paciencia: tarda más de 50 horas en llenarse completame­nte.

A pesar de toda la tecnología, los juguetes y la sensación de velocidad, son muy pocos los clientes en Colombia que pueden sacar 362 millones de pesos por un carro. Aún así, quien tenga la fortuna ( literal y metafórica) de hacerse con este vehículo tiene ante sí una pieza magistral. Si el futuro del automóvil es eléctrico, Jaguar logró demostrar que también puede ser deportivo.

AL PRESIONAR EL PEDAL DEL ACELERADOR, LA BESTIA DESPIERTA, PERO NO RUGE NI SE HACE NOTAR

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