¡Un día mundial! Colombia espera ansiosa la votación de la sede del Mundial Femenino 2023
Fifa. Un consejo ejecutivo virtual, con 37 miembros, escogerá entre dos candidaturas sobre la mesa: Colombia y Australia-Nueva Zelanda. Para ganar se necesitan mínimo 18 y nuestro país, a priori, tiene al menos 12 votos asegurados
Si somos sede, será el impulso que necesitamos y tanto pedíamos
De seguro, ciertas personas piensan que se le debe dar prioridad a otros asuntos en Colombia, pero siempre será bueno organizar eventos de talla mundial. El impacto e inyección económica que recibe el país organizador es gigante. Así lo reflejarán el empleo que se genere, el crecimiento turístico y los estadios en perfecto estado.
Además, teniendo en cuenta la falta de interés tan evidente que hay en territorio cafetero por el fútbol femenino, el Mundial de 2023 puede ser el punto bisagra para dar un giro de 180 grados a ese pensamiento, robarse las miradas y despertar la pasión en millones de personas.
De hecho, los patrocinadores podrán aparecer para que, en un futuro no lejano, nuestras jugadoras gocen de una liga profesional anual, con garantías, buenos sueldos y una estabilidad laboral que permita conseguir mejores resultados y ganar títulos.
Un rechazo que lejos de enseñar puede hundir al fútbol femenino en Colombia
La ilusión de albergar el mundial femenino en el país no es nueva. Hace dos años que comenzaron las gestiones y el Gobierno nacional, sobre todo la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, tomó la bandera. El pulso con Brasil terminó en concordia y ahora el entusiasmo es mayúsculo para ser anfitriones en 2023.
Ese ímpetu político permitió que el fútbol femenino no se hundiera y apenas naufragara, a pesar de que a los directivos no les interesa impulsarlo. Si se logra la sede, ser anfitriones puede ser el empujón necesario para tener una liga seria y consolidada de una vez por todas. Pero también, existe la amenaza de que un ‘no’ en el congreso de la Fifa le dé el aval a los directivos de deshacerse de una rama que les incomoda y a la que solo defienden por el interés del Gobierno, algo que pudiera esfumarse tras la elección.