Los guardianes del río Manzanares
Juan Carlos y Tainy han decidido que mientras estén en nuestro país limpiarán este río de Santa Marta.
Desde su llegada en febrero a Santa Marta, la pareja de venezolanos, conformada por Juan Carlos Quijada González, de 30 años, y Tainy Estefania Piñero Zerpa, de 24 años, vieron el problema de contaminación del Río Manzanares.
“Queremos influenciar a la gente con nuestro amor por la naturaleza y hacia la preservación de todos los animales que viven en este río tan bello, pero que están en peligro por la contaminación a la que son expuestos”, dijo a PUBLIMETRO Juan Carlos Quijada.
Con la llegada de la época de lluvias, el río Manzanares, cuyas aguas provienen directamente de la Sierra Nevada, desemboca en la exclusiva playa de Los Cocos, en el mar Caribe.
Tainy cuenta cómo ha visto que la población arroja plástico, llantas, icopor y hasta muebles a sus aguas: “En estos días sacamos cuatro colchones, un sofá y hasta juguetes, peluches y muñecas. Uno encuentra en este río lo que menos creé y deseamos que la gente se concientice hacia su protección”.
Este afluente atraviesa gran parte del área urbana de Santa Marta. Nace en la Sierra, en el cerro de San Lorenzo, junto a otros siete ríos a 2300 metros sobre el nivel del mar, y sus aguas alimentan el acueducto de esta capital.
Allí, en medio de los altos edificios turísticos, algunos residentes poco a poco se han detenido observar, valorar y aportar a la labor que están realizando estos jóvenes.
“Con el tiempo, la comunidad ha ido cambiando. Nos han donado guantes, bolsas para recoger los residuos y algunos elementos para el aseo del río. Nosotros no pedimos nada, simplemente la gente comenzó a apoyarnos y estamos agradecidos”, resaltó Juan Carlos.
De acuerdo al Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambiental Dadsa en Santa Marta, en mayo, 23 toneladas de basuras fueron recogidas del río Manzanares.
El amor es más fuerte
Juan Carlos y Tainy se conocieron cuando trabajaban en un hotel en Maracaibo. En 2017, Tainy quedó embaraza y en ese momento la pareja decidió unirse al éxodo venezolano.
“La situación con la atención médica en Venezuela no es la mejor para los partos y las personas no pueden conseguir pañales y demás insumos para un bebé, por eso decidimos tomar otro rumbo, porque siempre hemos sido viajeros”, recordó el joven.
Su primera parada fue en Lima, Perú, a donde llegaron y crearon su empresa Innova Servicios Exclusivos, dedicada a la hotelería y al turismo. En Perú nació su hija, la pequeña Danna.
Con nuevos aires decidieron viajar de nuevo y asentarse en febrero en Santa Marta, donde trabajaron en el sector turístico. Juan Carlos comenzó a ser bartender en el local Blue Martini: “Pero llegó la pandemia y todos los negocios tuvieron que cerrar. Como no conseguía empleo, comencé a salir temprano a pescar al río y allí me encontré con este ecosistema y también con la basura en la playa”.
En los meses que han estado limpiando el río, se han dado cuenta de que su mensaje, expresado a través de campañas ambientales de recolección y del ejemplo que han demostrado a la comunidad, están dando resultado. Incluso han recibido donaciones de empresas locales como Asbama.
“Hemos podido ver cómo en algunas temporadas la gente no bota tanta basura como antes y algunos hasta han llamado la atención a otros residentes para que no boten desechos al río. Nos ven y dicen: miren a esos chamos cómo han dejado de bonito el río y nadie les paga. Eso nos motiva porque lo hacemos con amor”, detalló Tainy.
Fauna y medioambiente
Sin embargo, todavía hace falta mucho para salvar al río y a los animales que habitan en este santuario natural. Muchos de ellos han visto cómo su ecosistema ha sido invadido por toneladas de desechos como pañales, bolsas de agua y microplásticos que ingresan al organismo de peces, aves y crustáceos.
“Entre ellos nos preocupa el cangrejo azul porque por su tenaza gigante es perseguido y en esos momentos está en su temporada de reproducción. Hemos puesto avisos para que la gente no ensucie el hábitat donde la hembra tiene sus huevos”, explicó Juan Carlos.
También protegen a un tipo de pato negro que empolla sus huevos en los manglares y a la garza real. En el río hay gran variedad de peces y anguilas que habitan en su desembocadura entre el agua dulce y el agua salada del mar.
Sin estigmas
A pesar de la labor que están aportando a la comunidad Juan Carlos y Tainy están lejos de poder disfrutar de una vida estable en Colombia. Actualmente, se encuentran en una difícil situación de vulnerabilidad, por lo cual, Juan Carlos hace un llamado a las autoridades en Colombia y a la empresa privada porque desea encontrar una fuente de empleo estable en Santa Marta: “Somos una familia en estado vulnerabilidad, necesitamos conseguir un trabajo y sustento para nuestra hija”.
Además, ellos resaltan que desean cambiar algunas percepciones que existen sobre los venezolanos en Colombia.
“Queremos aportar y que vean que no solo los venezolanos hemos traído cosas negativas al país, no queremos que nos estigmaticen, porque nosotros nos sentimos como hermanos con los colombianos y somos como un solo país. Nos duele este río y esta playa como si fuera de nosotros”, concluyó Tainy.
Esta familia espera poder vivir este año que queda en Colombia y continuar su viaje por el mundo en 2021 hacia otro destino. Mientras tanto, desean con este proyecto y los elementos que han rescatado de la basura poder crear obras de arte que puedan vender en sus redes sociales, para reunir fondos y así seguir con su misión ambiental.
"Queremos aportar y que vean que no solo los venezolanos hemos traído cosas negativas al país, no queremos que nos estigmaticen"
TAINY ESTEFANIA PIÑERO