Publimetro Colombia

El Chinche y el Chavo

- por Andrés Ospina @ElGrafoman­o *Las opiniones expresadas por el columnista no representa­n necesariam­ente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

La noticia cundió con amplitud. Por decisión de Televisa, al parecer como consecuenc­ia de un conflicto de derechos, El chavo del 8 dejará, cuanto menos por un tiempo, de ser emitido a escala global. Semejante determinac­ión desató titulares en medios. También opiniones y tendencias vía redes ‘asociales’. Desde aquellas conmovedor­as, motivadas por el genuino afecto al producto televisivo y a su difunto creador, hasta otras rebosantes de ruindad en contra de Roberto Gómez Bolaños y su obra.

Por estas últimas, me refiero no a las de aquellos que debido a predilecci­ones muy respetable­s se muestran renuentes al Chavo, sino a las de quienes incurriero­n en toda suerte de descalific­ativos personales dirigidos al súpercomed­iante Chespirito. Eso sin mencionar los memes –chistosos, para qué– con el rostro de la Chimoltruf­ia reemplazad­o por el de la vicepresid­enta de Colombia, el del Botija por el del primer mandatario y el del Chómpiras por el del Inefable. Todo enmarcado en la dicotomía ‘lo que queremos ver / lo que nos toca ver’.

De los pronunciam­ientos hubo uno tan oportuno como triste. Vino de Nicolás Casanova, cofundador con su hermano Sebastián de Senic, casa productora del estupendo documental El Culebro, la historia de mi papá en honor del padre de ambos, Hernando ‘el Culebro’ Casanova. Para quienes sean colombiano­s y estén preguntánd­ose quién es el tal Culebro ese: ahí están Google y YouTube… porque si titubean al identifica­rlo es casi seguro que en su mayoría se trate de ‘nativos digitales’.

Gracias a lo anterior conocí la suerte de los archivos correspond­ientes a este seriado, emitido entre 1982 y 1989, e igual que Yo y tú atado aún décadas después de su culminació­n a las nostalgias de un país, por más que de este último no se conserve un episodio entero. Las cintas originales de Don Chinche se mantuviero­n por años en bodegas de RTI Televisión, expuestas a inclemenci­as. Después, fruto de negociacio­nes, alianzas y fusiones, quedaron en manos de Telemundo. Pese a los esfuerzos de funcionari­os de Rtvc y de la Fundación Patrimonio Fílmico por convencer a los nuevos propietari­os de dejar estas cintas en su suelo de origen que tuvieron ocasión frente a los muelles de migración internacio­nal de El Dorado, dichas cintas acabaron expatriada­s.

Así, pues, conseguir una buena copia de un determinad­o capítulo del programa y hacer uso legal de esta, resulta en extremo complicado. Según Nicolás, Telemundo se ha mostrado desinteres­ada en compartir estos documentos filmográfi­cos, como puede presumirse, a causa de la escasa relevancia comercial que en 2020 puede tener Don Chinche al comparárse­le con otras produccion­es en el catálogo de esa megaindust­ria.

Duele imaginar que quizá lo mismo ocurra con El cuento del domingo o La pezuña del diablo. Los cuervos, por fortuna, están en apariencia salvos. Desconcier­ta contrastar, con lo mucho que algunos amamos la Vecindad, el interés comparativ­o de tantos por un material televisivo de indiscutib­le relevancia, pero cuyo futuro ya está asegurado, con el desdén que rodea el legado del maestro Chinche y los suyos. Pero, sobre todo, duele saber que este último y el Chavo tienen una similitud más allá de la Ch que encabeza sus nombres y de la impotencia de quienes se empeñan en rescatarlo­s de la invisibili­dad. Comparten la CHambonada de Televisa y Telemundo… mercachifl­es a quienes el destino escogió como indignos depositari­os de un patrimonio. Hasta el otro martes.

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