Saltanat Janenova
Docente de Políticas Públicas y Gestión en la Universidad de Birmingham, Reino Unido
Cuéntenos sobre la situación actual en Bielorrusia…
Las protestas masivas contra el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, se han llevado a cabo en la capital Minsk y en ciudades más grandes durante una semana, después que se anunciaron los resultados de las elecciones del domingo 9 de agosto.
Alexander Lukashenko, que ha gobernado Bielorrusia durante 26 años, recibió el 80% de los votos según las autoridades oficiales.
Sin embargo, grupos de oposición y muchos bielorrusos afirman que las elecciones han sido manipuladas y los resultados falsificados. Todos los opositores de Lukashenko han sido destituidos: la líder del grupo de oposición, Sviatlana Tsikhanouskaya, abandonó el país justo después del día de las elecciones bajo amenazas de seguridad para los miembros de su familia; Victor Babaryko y Sergey Tikhanovsky están en la cárcel; Valery Tsepkalo abandonó Bielorrusia antes de las elecciones.
Una vez que se anunciaron los resultados de las elecciones, los jóvenes bielorrusos salieron a las calles expresando su desacuerdo y pidiendo cambios democráticos. Los manifestantes fueron brutalmente reprimidos por la policía y los agentes del orden. Más de 6000 manifestantes fueron arrestados durante los primeros tres días de disturbios. Existe una creciente evidencia que circula en las redes sociales sobre golpizas, torturas y humillaciones de la policía dentro de los centros de detención.
Lo que exigen son cambios democráticos, elecciones justas y una vida mejor para los bielorrusos.
¿Podría ocurrir una revolución de color en el país?
No creo que esto sea una revolución. Lo que observamos son disturbios masivos sin precedentes contra el presidente de Bielorrusia, así como contra la Policía y los organismos encargados de hacer cumplir la ley.
Alexander Lukashenko todavía cuenta con un fuerte apoyo de la población rural, los ancianos, los trabajadores agrícolas y los trabajadores de las plantas de fabricación. Aunque algunos trabajadores de las grandes plantas de fabricación de Bielorrusia, como Belarus Auto Factory (BelAZ), Minsk Automobile Plant (MAZ), Minsk Tractor Works salieron a protestar pidiendo que se repitieran las elecciones, no fueron muchos.
Muchos bielorrusos simpatizan con los llamamientos de Lukashenko a la estabilidad a largo plazo, el recuerdo del hambre y la devastación durante la Segunda Guerra Mundial y el llamamiento a trabajar duro, pero estos ya no funcionan con la generación más joven. Al igual que en otros países autoritarios, la pandemia ha acelerado el descontento público en Bielorrusia causado por el creciente declive económico y la escasa capacidad del Gobierno para abordar los riesgos de seguridad sanitaria.
¿Qué esperar?
Es difícil pronosticar las perspectivas para las próximas semanas y meses.
Bielorrusia siempre ha sido un país pacífico y políticamente estable hasta los acontecimientos recientes. Dependerá mucho de los bielorrusos: si tolerarían el régimen autoritario por miedo a las represiones o seguirían exigiendo cambios, y durante cuánto tiempo podrían hacerlo.
Dependerá de los actores internacionales: si la Unión Europea apoyará a los manifestantes e interferirá en la política bielorrusa y si Rusia apoyará a Bielorrusia a pesar de algunas tensiones entre Putin y Lukashenko. Y finalmente, dependerá del líder bielorruso: ¿cuál será la reacción ante las continuas protestas?