Gobiernos estarían acelerando más de la cuenta la fabricación de vacunas
Preparación. Científicos latinoamericanos alertaron que anuncios como el del Gobierno de Rusia carecen de comprobación por autoridades internacionales, por lo que llaman a no apresurar los procesos de la vacuna
Tiempo. De tres a 15 años podría tardar en finalizar la fase 3 para obtener una vacuna efectiva y que se pueda distribuir de forma correcta a nivel mundial
La carrera mundial para el desarrollo de una vacuna efectiva contra la COVID-19 no depende del optimismo, sino de los resultados obtenidos en las tres fases de estudios clínicos aplicados en humanos; sin embargo, actualmente ninguna de las seis opciones –que se muestran como las más viables– han conseguido superar la última fase, que debe probarse en decenas de miles de personas.
Ante la crisis sanitaria internacional y su acrecentado avance –que ya llega a los 20 millones de contagios de SARS-CoV-2, según datos de la Universidad Johns Hopkins– se ha desatado otro problema: el riesgo de que las farmacéuticas –y los países que las respaldan– sobreaceleren el proceso de fabricación de la vacuna con tal de ser los primeros en contar con el químico disponible en el mercado internacional.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente hay –al menos– 43 posibles vacunas en desarrollo; no obstante, solo 13% se encuentra en la última fase de estudios. Y aún así persisten las dudas respecto a la opacidad de la publicación de los resultados obtenidos en los test aplicados, como es el caso de la alternativa rusa, que fue denominada Sputnik V.
PUBLIMETRO conversó con epidemiólogos y especialistas de diferentes zonas de Latinoamérica, quienes coinciden en que la creación de la posible vacuna se aceleró e incluso alertan que la situación se ha politizado y, en algunos casos, presidentes han aprovechado esta situación como un botín político.
Además consideran que el proceso para tener una solución que contrarreste el nuevo coronavirus en el mundo podría presentar una serie de fallas en los próximos meses.
Es más, precisan que en caso de que se logre crear una vacuna efectiva contra la COVID-19, la distribución y su correcta aplicación sería un reto mucho mayor, pues las muestras que se necesitarían serían de dimensiones nunca antes vistas, ya que la pandemia ha afectado a un total de 188 países.
Entre los principales retos se encuentra evitar los efectos secundarios y las reacciones agresivas entre la población que se inyecte las primeras oleadas de las dosis.
Otro problema es la guerra de corporativos farmacéuticos y empresas internacionales para obtener el aval de los gobiernos de cada país para ser los responsables de producir y, en su caso, aplicar las vacunas.
Asimismo, también se necesita de recursos multimillonarios y la voluntad de gobiernos internacionales para colaborar, toda vez que la emergencia sanitaria ha dejado casi 800.000 muertos en el mundo, así como la mayor crisis económica en los últimos 100 años.
Y aun cuando se logre la elaboración de una dosis que contrarreste los efectos de esta enfermedad, científicos no saben cuánto tiempo tardaría lograr la inmunidad y los efectos a corto y mediano plazo.