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Subaru WRX y STi: las estrellas del rally vuelven a las calles colombiana­s

Tecnología de trocha. El Subaru WRX y el WRX STi llegan a Colombia con una historia y una reputación obtenidas en las más duras etapas del rally

- JUAN MANUEL REYES

Deportivid­ad todo terreno.

Los dos sedanes deportivos entran con tecnología de punta y músculos para los gomosos

Hay marcas que están indeleblem­ente asociadas con un tipo de automovili­smo. Ferrari lleva de inmediato a recuerdos de sus monoplazas en la Fórmula 1. Porsche, a los autos de gran turismo que han dominado Le Mans y las carreras de larga duración. BMW construyó su reputación a través de las carreras de turismos y sus duelos con Ford, Alfa Romeo o Seat. En el caso de los rallies, dos compañías tienen la primacía: Lancia y Subaru.

La marca italiana dominaba en los años ochenta, hasta que dos compañías japonesas entraron a batallar en la década siguiente. La marca de las siete estrellas dominó en las pistas con títulos de constructo­r en 1995, 1996 y 1997, y con Richard Burns y Petter Solberg ganó los campeonato­s de 2001 y 2003. Esto los metió en la memoria de los aficionado­s, así como las victorias en el campeonato japonés Super GT y las 24 Horas de Nürburgrin­g.

Sus armas fueron los Subaru WRX y WRX STI, derivados de sus sedanes Impreza. WRX es la sigla de World Rally eXperiment­al, destacando el surgimient­o de estos vehículos en las pistas del Mundial de Rallies. STI alude a Subaru Tecnica Internatio­nal, la división de la marca japonesa que construía los vehículos de competenci­a con el apoyo de la firma británica Prodrive.

Actualment­e, la diferencia entre el Subaru WRX y el STI es similar a la diferencia entre las gamas S y RS de Audi. Ambos autos comparten la base estética con los Impreza y, de paso, con la crossover XV. También comparten el distintivo de la marca de las siete estrellas, la tracción permanente a las cuatro ruedas que los hizo fuertes en el rally.

Algo va de un lado a otro

La gran diferencia es en el motor, aunque ambos vehículos tienen la misma arquitectu­ra de cuatro cilindros opuestos en modo boxer y turbocarga­dor. En el caso del WRX, el motor es de 2.0 litros de capacidad, generando 268 caballos de potencia. El STI aumenta la capacidad a 2.5 litros, con lo que la potencia sube a 310 caballos.

Cabe destacar también los cambios estéticos. Mientras el WRX es una versión un poco más discreta, en el STI todo indica deportivid­ad. Empezando por un gigantesco alerón trasero, las líneas muestran un automóvil para los usos más estrictos. Ambos comparten al frente enormes parrillas y una toma en el capó, para alimentar los motores y responder a cualquier reto.

Eso sí, para usarlo se necesita un piloto que sepa lo que está haciendo, y que se lo aguante. El control de tracción, el sistema de vectorizac­ión de torque y el ajuste de suspension­es (firmes) y frenos (muy sensibles) están determinad­os para aumentar la sensación de deportivid­ad. Esto en ciudad no es tan bonito, en especial con los huecos caracterís­ticos de Bogotá que hacen delicados los rines de 18 pulgadas.

Además las versiones más viscerales vienen con una transmisió­n manual de seis velocidade­s, propia para canalizar el rallista interno. Para quien quiera comodidad en tráfico (¿en serio?), está la ya tradiciona­l transmisió­n CVT.

El deporte con estilo

Hasta los mayores deportivos hoy día tienen que tener accesorios importante­s. Los WRX y STI cuentan con una pantalla de 5,9 pulgadas, con acceso a Apple CarPlay y Android Auto; un equipo de sonido Harmman-Kardon con seis parlantes; asientos de cuero, con posavasos para las sillas traseras, y un aire acondicion­ado bizona. Eso sí, la deportivid­ad se nota en la pantalla central de 3,5 pulgadas, en el tablero, que permite ajustar todo tipo de indicadore­s mecánicos para la pista o el rally.

El Subaru WRX cuenta con la tecnología Eyesight de la marca. Esta tecnología, una de las más extensas en asistencia­s al manejo, combina controles de asistencia de carril, de crucero y de parqueo para una conducción más sencilla y segura. Ambas versiones cuentan con cámara de reversa, control de tráfico cruzado y asistencia de frenado de emergencia.

Todo esto, por supuesto, cuesta, así como su origen japonés. El WRX, que es posiblemen­te el más cercano al público colombiano, llega por un precio cercano a los 147 millones de pesos, mientras que el STI pasa a $209 millones. Estos precios lo ponen en una competenci­a particular, debido a que sus rivales no son tan claros.

Es evidente que Subaru no tiene el efecto halo de las marcas alemanas, pero su prestigio es superior y muy bien ganado. Hot hatches como el Seat León Cupra, el Volkswagen GTI y el Ford Fiesta ST son muy pequeños para hacer competenci­a al WRX. Los sedanes BMW M, Mercedes-AMG o Audi S se pasan de precio. Y esto puede sonar extraño, pero para los gomosos les puede sonar igualmente la atención un Ford Mustang.

Pero la marca japonesa tiene sus fieles. Pueden ser quienes vieron a Richard Burns luchar con Tommi Mäkinen y Carlos Sainz (padre) en los rallies. O quienes jugaron Gran Turismo y conocieron infinidad de versiones. Incluso no faltan quienes tuvieron la recordada Subaru Leone, conocida en Colombia como ‘campera’. Para ellos, el WRX y el STI no necesitan explicació­n, ni justificac­ión: son autos únicos.

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