Ropa interior: el paso definitivo hacia la comodidad
Si bien el confinamiento de 2020 hizo que se diera prioridad a lo cómodo, desde mucho antes, los consumidores estaban virando hacia piezas menos restrictivas
El corsé sigue reinando, pero no es la única pieza que está en demanda: desde que las Kardashian lo usaron para entrenar hace algunos años, se puso de moda y esto les dio paso para que Kim fundara su propia compañía con un producto que ha tenido éxito por moldear el cuerpo de las mujeres. Y dentro de esas variantes, los brasieres con varillas, de realce, de copa, habían dominado bastante tiempo el mercado, hasta ahora. Eso, hasta que poco a poco se dio un viraje radical en representación y en siluetas para gran parte de los consumidores. Y el confinamiento aceleró eso, haciendo que la ropa interior no solo sea importante por sí misma, sino como parte fundamental de la nueva cotidianidad, sea en casa o de vuelta al trabajo.
Para febrero de este año, el mercado de la ropa interior ocupaba el 4% del segmento femenino en los mercados de Estados Unidos e Inglaterra combinados. Esto, según un estudio de Allied Market Research. Se esperaba, en ese entonces, que para 2025 alcanzara 356.360 millones de dólares. Y de hecho, marcas como Fenty, de Rihanna, ya se han llevado por delante en ventas al otrora referente de la ropa interior, Victoria’s Secret. ¿Pero cuál ha sido su secreto (y el de muchas otras marcas)?
El confort y la inclusión
Esto se puede ver en las tendencias de consumo: en los últimos dos años, los bralettes opacaron a los push ups. De hecho, las primeras piezas lo hicieron en el 16%, según el reporte de The Retail Data Platform y el costo de los sujetadores push up se abarató desde 2018. Esta categoría también es superada ampliamente por el sujetador deportivo.
A su vez, la ropa interior que actúa como una segunda piel ha creado otro mercado: Savage x Fenty, Nubian Skin (usada por Beyonce y Lizzo), Aerie y Chromat, entre otras marcas, han creado nuevos productos en las categorías más exitosas, en las que los
“Después de la comodidad que ofrece el bralette, no creo que muchos consumidores quieran usar lo de antes otra vez” LINA QUIROZ Diseñadora St. Even
consumidores pueden usar cualquier tono ajustado a ellos y también cualquier talla, incluso llegando a la 44E, como lo hace la marca de Rihanna, con campañas realmente diversas. Y si bien faltan aún desarrollos que cubran gran parte del mercado, estas marcas ya generaron un precedente que en esta pandemia se ha vuelto un referente normalizado.
¿La muerte del brasier tradicional?
No necesariamente, aunque para estar en casa el bralette y las piezas minimalistas como crop tops y básicos se han convertido en un must casi que de moda. Es común ver a influencers como Emily Ratajkowski sin ellos, así como cuarenta años antes lo hizo Jane Birkin. Pero para aquellos que sencillamente andan demasiado cansados, ocupados para someter a su cuerpo a una faja moldeadora o a un sujetador con push up, entre otros artificios (aparte de subir la foto en redes), las piezas anteriormente mencionadas se han convertido en una gran opción. Más cuando la vida se genera en un solo espacio y las actividades son continuadas, o donde a su vez, se han redescubierto actividades que impliquen energía física y que requieran de piezas que puedan ser multifuncionales, tal y como ha pasado con las prendas exteriores y los usos que se les están dando generando nuevas categorías de vestuario, como el Business Comfort.
Quizás, en un futuro, ojalá no muy lejano, se vuelva a realzar y a moldear, a someter al cuerpo como tendencia casi que hegemónica. Pero lo más probable es que las compañías les den a los consumidores no solo nuevas formas de expresarse a través de la ropa, sino nuevos desarrollos que les permitan sentirse glamorosos sin tener que sacrificar el cuerpo en el proceso. Pero lo más probable es que, después de probar lo que sería el paraíso, muchos de ellos no querrán volver a mirar atrás.