Publimetro Colombia

El país volvió a la pesadilla de las masacres diarias

En las últimas semanas, Antioquia, Arauca, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Valle del Cauca han sido el escenario de masacres cuyos motivos no han sido aclarados

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Una nueva masacre con tres muertos en Colombia al tiempo que el Gobierno anunciaba el viernes la captura de dos presuntos autores del brutal asesinato de cinco adolescent­es ponen de manifiesto lo enquistada que está la violencia en el país.

Desde el 11 de agosto hasta hoy han sido perpetrada­s en distintos lugares nueve masacres que dejan 43 muertos, muchos de ellos jóvenes, y crece la sensación entre los colombiano­s de que se está ante el regreso de las matanzas que enlutaron al país en los años ochenta y noventa.

“Las masacres habían desapareci­do en Colombia como un fenómeno o se habían convertido en algo poco frecuente, una cosa excepciona­l”, dijo el senador Iván Cepeda, del Polo Democrátic­o Alternativ­o (PDA), quien consideró como “un hecho muy grave, muy preocupant­e que el país esté hoy de nuevo en esa situación que fue tan normal en otras épocas”.

La novena matanza en menos de tres semanas fue perpetrada el jueves por la noche en una finca de Cañaveral Bajo, en el municipio de Andes, en Antioquia, hasta donde llegaron varios hombres encapuchad­os que dispararon contra tres personas, entre ellas un menor de edad, según la Policía, que no ha dado detalles de lo sucedido.

Andes es un pueblo de unos 45.000 habitantes situado en la región suroeste de Antioquia. “Mi solidarida­d con el pueblo de Andes, hoy duramente golpeado por la violencia. Conocemos la complejida­d de los fenómenos criminales que azotan al suroeste y no vamos a cesar en nuestro empeño de combatirlo­s”, manifestó en Twitter el gobernador encargado de Antioquia, Luis Fernando Suárez.

Primeros resultados judiciales

La primera de las masacres que conmociona­n al país fue la de cinco jóvenes de entre 14 y 15 años, cuyos cadáveres fueron encontrado­s en una plantación de caña de azúcar en el sector de Llano Verde, en Cali, Valle del Cauca, crimen que la Fiscalía comenzó a esclarecer.

Según el fiscal general, Francisco Barbosa, las víctimas acudían con frecuencia a comer caña en la plantación “y el día de los hechos, los tres adultos que trabajaban como vigilantes de los alrededore­s del cañaduzal observaron a los cinco menores acercarse y sin mediar palabra, en un acto de total barbarie, los asesinaron”.

Las víctimas fueron Juan Manuel Montaño, Jean Paul Perlaza, Leyder Cárdenas, Álvaro José Caicedo y Jair Andrés Cortés, todos jóvenes afrodescen­dientes cuyo sepelio fue un clamor popular por justicia en un país donde la impunidad es más la regla que la excepción.

Barbosa explicó que un equipo de 51 investigad­ores de la Fiscalía, la Policía y otras entidades oficiales lograron en la madrugada del lunes la captura, como presuntos autores de la muerte de estos menores de edad, de Jefferson Marcial Angulo Quiñonez y Juan Carlos Loaiza Ocampo, quienes hacían parte de un grupo de vigilantes de la zona.

Crimen brutal

El hecho de que cinco jóvenes hayan sido asesinados –cuatro con armas de fuego y uno con arma blanca, según la Fiscalía– por el simple hecho de entrar a una plantación a comer caña, más una travesura de adolescent­es que otra cosa, revela el grado de descomposi­ción moral del país, donde la violencia y los homicidios son desde hace décadas el pan de cada día.

“Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro ser humano, y menos quitarle la vida sencillame­nte porque ha traspasado el predio para comer caña”, manifestó el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.

El alcalde dijo que espera “que estos villanos, malditos asesinos”, reciban de por vida todo el peso de la ley, al tiempo que pidió a las empresas que sean cuidadosas al contratar personal de seguridad, ya que los dos capturados tenían antecedent­es judiciales y “eran personas no adecuadas para cumplir funciones de vigilancia”.

“Invito a los dueños de la tierra a que cuando vayan a pagar la seguridad de una propiedad no contraten empresas informales, que no estén registrada­s en la Superinten­dencia de Vigilancia, que no conozcan de dónde proceden, porque estos asesinos habían sido contratado­s para cuidar esta tierra”, añadió Ospina.

Compromiso con la verdad

Por su parte, el presidente Iván Duque dijo que con las capturas están “cumpliendo un compromiso con la justicia, un compromiso con las familias que sufrieron el asesinato vil de sus hijos”.

Junto con la masacre de Cali, otra que ha causado enorme conmoción en el país es la de ocho jóvenes, algunos de ellos universita­rios, asesinados a tiros el pasado 15 de agosto en una casa de campo en Samaniego, en Nariño.

“Estamos acá para exigir respuesta a cada uno de los asesinatos y para ver cómo va la investigac­ión”, dijo Yasir Moreno, participan­te en una manifestac­ión el viernes frente a la sede de la Fiscalía en Bogotá.

Al respecto, el senador Cepeda dijo que las masacres son consecuenc­ia de los obstáculos para la implementa­ción del acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 con la guerrilla de las Farc y añadió que con estos crímenes se busca crear un clima de terror.

“Lo que vemos es que hay una política de este Gobierno, del presidente Duque, que ha permitido que esto ocurra porque no ha implementa­do el acuerdo de paz, porque ha debilitado las posibilida­des de acabar con la violencia que estaba francament­e reducida después de que se firmó ese acuerdo”, aseguró.

“LAS MASACRES HABÍAN DESAPARECI­DO EN COLOMBIA COMO UN FENÓMENO”

IVÁN CEPEDA Senador de la República

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/ EFE
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