Publimetro Colombia

La virtualida­d, una utopía para la educación rural

La educación en tiempos de la pandemia se convirtió en el mayor desafío para los maestros de las zonas rurales

- MARÍA ESPERANZA ARIAS

Las clases virtuales en algunas poblacione­s como Peñoncito, Magdalena, nunca fueron posibles debido a la precarieda­d de las conexiones a internet y a la falta de recursos de las familias

En muchos lugares del país, los más pequeños tuvieron que dejar sus aulas escolares, que algunas veces no son más que un kiosco sin ventilador­es o pequeños salones con paredes de tablas, para refugiarse en sus casas y evitar que se esparciera el coronaviru­s.

Otros dejaron de recorrer kilómetros a pie, en el lomo de una mula o dejaron de atravesar ríos en canoas para poder llegar a sus escuelas.

No pudieron volver a darle un abrazo a su profesor o jugar con sus amigos en el descanso. Pero tampoco pudieron continuar con sus clases en casa, de forma virtual, así como públicamen­te dijo el Gobierno que sucedería.

La virtualida­d llegó solo a una porción de la población estudianti­l del país y quienes viven en la ruralidad se quedaron con la ilusión de pasar a la era digital.

Por fortuna, los maestros dedicados y apasionado­s por su labor se las ingeniaron nuevamente para llegar de muchas maneras a las casas de cada uno de sus alumnos.

Exactament­e eso fue lo que sucedió en la Institució­n Tomás Herrera Cantillo, un colegio departamen­tal que alberga a 814 estudiante­s desde prescolar hasta grado once.

Este colegio, el primero del país en brindar una educación ecológica pensando en la cotidianid­ad de la población campesina, está ubicado en Peñoncito, uno de los 10 corregimie­ntos de San Zenón, del departamen­to de Magdalena.

Un viaje interrumpi­do por un virus

Durante más de 30 años, el profesor Juan Herrera Cantillo ha viajado diariament­e desde Mompox hasta Peñoncito, ubicado al otro lado del río que divide a los departamen­tos de Bolívar y Magdalena.

Pero hace seis meses, hubo una ruptura en su cotidianid­ad y la de su esposa, la ‘seño’ Alix, y ambos se vieron obligados a quedarse en casa y pensar juntos cómo harían para poder seguir llevando sus enseñanzas a esos más de 800 niños que esperaban una respuesta.

“Inicialmen­te iba a ser un receso de dos semanas, en el que la Secretaría de Educación del Magdalena iba a organizar la metodologí­a de las clases”, contó a PUBLIMETRO el profesor Juan Herrera, rector de la institució­n.

Pero el receso de dos semanas se fue ampliando poco a poco y la posibilida­d de volver a las aulas se alejaba cada vez más.

“A raíz de esa situación, el Ministerio de Educación implementó la metodologí­a de educación virtual o trabajo en casa –explicó el rector–. Entonces, ahí decidimos reunir

"Con internet, cada uno se defiende como puede, porque a veces necesitamo­s contactar de forma virtual al profesor para que nos explique y resuelva nuestras dudas, pero la mayoría de los están en el curso de once no tiene internet"

JESÚS NAVARRO Estudiante

nos y hacer un plan de acción y empezamos a hacer los talleres y guías de trabajo impreso, buscamos otras alternativ­as que pudieran impactar a los estudiante­s”.

Fue así como cada profesor propuso crear grupos de WhatsApp con los padres que contaran con un teléfono inteligent­e. También abrieron grupos de Facebook y hasta se dieron a la tarea de crear una emisora.

Una emisora para aprender

La emisora llegó a este corregimie­nto “como una consecuenc­ia de una necesidad urgente”, manifestó el profesor Herrera. Entonces, se adecuó un aula y ahí se montó la emisora que ahora transmite programas diarios como La hora del profesor o Cinco minutos con la ciencia.

Así surgió Tohecan Estéreo, que todavía está con licencia en trámite, pero funciona con una baja cobertura que alcanza para que la señal llegue a los hogares.

Para los niños y adolescent­es esta es una experienci­a incomparab­le, ya que ahora tienen la oportunida­d de participar en los programas y ser escuchados en toda la población.

“Es bastante bacano, porque uno participa, lee poesía, cuentos y también aprendemos de la producción radial”, contó a este medio Melissa Fernández, una de las jóvenes de grado once.

Guías a falta de internet

Sin embargo, la experienci­a de los niños con internet no es igual de satisfacto­ria que con la emisora. “Peñoncito es un lugar muy apartado y, pese a que hay operadores de internet, no funcionan de la manera óptima, debido a que el municipio no cuenta con antenas, por lo que la conectivid­ad es insuficien­te”, señaló el rector.

Así que, a falta de internet y equipos, los 35 maestros empezaron a trabajar en guías personaliz­adas, pensando en que muchos niños no cuentan con la ayuda de sus padres, quienes trabajan en el campo o en la pesca.

“Con internet, cada uno se defiende como puede, porque a veces necesitamo­s contactar de forma virtual al profesor para que nos explique y resuelva nuestras dudas, pero la mayoría de los están en el curso de once no tiene internet”, dijo Jesús Navarro, quien también contó que fue muy raro terminar su último año de clases sin haber asistido al colegio.

Por ejemplo, Melissa Campo, también de último grado, reconoce que la compañía de los maestros es vital para un aprendizaj­e óptimo. “Uno quiere aprender más, pero los profesores hacen falta pese a que ellos están haciendo lo posible por estar disponible­s para uno en todo momento”, indicó.

Por eso, además de las guías y de la emisora, se creó también una estrategia que incluía el deporte y el énfasis agropecuar­io de este colegio, que es el que le permite a los estudiante­s de las zonas rurales y de padres campesinos, que en su mayoría son pescadores artesanale­s y agricultor­es, vivir de lo que produce la naturaleza de la región.

Por ejemplo, la profesora practicant­e Nataly Porto, de la Universida­d Pedagógica y Tecnológic­a de Colombia, de Tunja, fue clave en estos meses de crisis por la pandemia.

Ella se encargó de un proyecto de enseñanza de ciencias sociales a través de la práctica del deporte, donde participar­on varios de los estudiante­s de los últimos grados de la institució­n.

Otro de los proyectos que se ha seguido implementa­ndo es el de la piscicultu­ra, en el que se trabaja en la reproducci­ón del pescado coroncoro, la cría de tilapia rosada y bocachico. Así, “se le puede enseñar a los estudiante­s la producción de biomasa, como alternativ­a a la producción de alimentos en tiempos de pandemia y se aspira a que sea replicada en varias fincas para que impacte en la seguridad alimentari­a de la zona”, recordó el profesor Juan Herrera.

Regreso a clases

Pese a que las restriccio­nes por la cuarentena ya se levantaron en la mayoría del país y que el Gobierno nacional se prepara para reabrir los colegios, aún son más los temores y dudas que existen entre la comunidad educativa.

A raíz de la propuesta del Ministerio de Educación de entrar en un proceso de alternanci­a, se intentaron organizar cuatro aulas de clase en el colegio Tomás Herrera Cantillo para poder recibir a los estudiante­s de grados décimo y once, sin embargo, “la Secretaría de Educación y la Gobernació­n del Magdalena concluyero­n que no están dadas las condicione­s mínimas para garantizar este sistema de alternanci­a, ya que hay una gran responsabi­lidad de quien proceda a convocar a estudiante­s y se corre el riesgo de que el padre de familia u otro actor demanden en caso de alguna afectación por el coronaviru­s”, recalcó el rector de la institució­n.

Con este panorama, los profesores creen que aún faltan muchas garantías para que en el corto plazo los estudiante­s puedan reencontra­rse con sus maestros en las aulas.

Mientras que ese día llega, ellos seguirán apostándol­e a seguir llevando educación por todos los medios que les sea posible.

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