Publimetro Colombia

En la zona rural del Valle del Cauca, internet sigue siendo una tarea pendiente

Entre todas las desigualda­des estructura­les que se han pronunciad­o con la pandemia en Colombia, la falta de acceso a internet es una de las constantes. Historia de niños y padres que viven a la espera de una señal

- LINA URIBE HENAO

“Casi todo lo que preguntan en las guías hay que sacarlo de internet” GLORIA Madre de un estudiante de bachillera­to

Con los $224.300 que cuesta el plan mensual de internet más económico en El Delirio, la señora Lucía dice que podría hacer un mercado para ella y su familia. Esa suma no es ni siquiera lo que Andrés, que trabaja como ayudante en una finca, se gana en una semana.

Para los indígenas embera chamí nefono drua que viven en la vereda, tantos números reunidos son casi un imposible; sobre todo, cuando muchos no tienen celulares o computador­es que reciban la señal. Quizá los $150.000 que vale la instalació­n del servicio puedan alcanzar para un teléfono de segunda.

Hace unos meses, cuando la pandemia no había empujado a los estudiante­s de Colombia a tomar clases virtuales, internet era poco necesario en ciertos rincones del país. “Les dejaban algunas tareas para buscar, pero no tantas como ahora. Todo lo aprendían en el salón”, cuenta Gloria, madre de familia y habitante de El Delirio.

Por las dificultad­es en el acceso a la red, la primera alternativ­a de la Gobernació­n fue enviarles a los chicos las guías impresas. La estrategia, sin embargo, no ha resultado del todo eficiente. “Se suponía que era eso: una guía… el problema es que casi todo lo que preguntan hay que sacarlo de internet”, añade Gloria.

Geografía de la desconexió­n

El Delirio es una de las 26 veredas que tiene el municipio de Yotoco, zona montañosa del centro del Valle del Cauca, a unas tres horas desde Cali. Como no hay registro de la cantidad de pobladores, las únicas cuentas son las de sus habitantes: según ellos, hay cerca de 400 personas. De esas, unas 100 pertenecen a la comunidad indígena. Varias son víctimas de desplazami­ento forzado.

Al igual que en muchos lugares de Colombia, tampoco existe la infraestru­ctura para instalar internet por cable. La conectivid­ad, entonces, se logra a través del internet satelital. Una antena agarrada del techo de la casa intercambi­a señales con un satélite ubicado en la órbita terrestre. Este servicio suele ser costoso: casi $400.000 por la instalació­n y el pago del primer mes.

En una zona en la que cargar una página web, descargar un audio o enviar una fotografía es una hazaña, la conexión estable parece algo de otro mundo o de otro satélite, uno muy caro. “Hay varios profes que mandan las explicacio­nes por WhatsApp, pero cuando no hay señal quedamos en las mismas. Y aquí, por lo general, no hay”, dice otra madre.

La segunda opción es pagar un plan de datos móviles, como lo han hecho varias familias. El lío, más allá de que tengan que repartirse un celular entre el dueño y dos, tres o cuatro niños que estudian, es que también es muy inestable. Depende de la zona, del clima, de la hora y de una cantidad de variables. Casi que un asunto fortuito.

El regreso

Con el paso del aislamient­o obligatori­o al aislamient­o selectivo, cada municipio del Valle del Cauca tendrá un comité conformado por autoridade­s locales y consejos directivos de las institucio­nes educativas para decidir si los niños y jóvenes pueden regresar a clases.

“A los que no están en clases virtuales por problemas de conectivid­ad, les seguimos entregando las guías impresas. Continuamo­s con las clases por WhatsApp o por correo, y enviamos los trabajos a través de diferentes plataforma­s. Esto nos ha permitido tener al 99,5% de nuestros estudiante­s con aprendizaj­e en casa”, afirma la secretaria de Educación del Valle, Mariluz Zuluaga.

El informe de la Gobernació­n en el que se detallan las estrategia­s educativas durante la pandemia incluye una cantidad de cifras: 40.000 tabletas prestadas para estudiar a distancia, casi la misma cantidad de sim cards con datos, más de 3500 computador­es para estudiante­s y docentes, 600 tabletas digitales con conectivid­ad y 360.000 paquetes alimentari­os.

En El Delirio, los padres de familia permanecen en silencio cuando les preguntan si algo de esto les ha llegado. La calma se rompe con una risa: “Cada dos meses nos mandan un mercado que alcanza para un día”, cuenta Alicia, una de las madres que hace parte de la comunidad indígena.

Los chicos que viven en municipios con una transmisió­n lenta de COVID-19 volverán a clases presencial­es antes de noviembre. En la vereda, uno de los reparos ante esta iniciativa es la dificultad para que los niños estén toda la jornada con sus implemento­s de biosegurid­ad.

Pero el reparo más importante es que ni siquiera los tienen: no hay tapabocas, no hay caretas, no hay alcohol. “Yo no voy a mandar a mi hijo al colegio. Prefiero que pierda el año. No lo voy a arriesgar así”, afirma la señora Lucía.

Lecciones perdidas

El Delirio tiene una escuela donde una profesora recibía a los niños de preescolar y de primaria en el mismo salón. “Pero ella se fue y nunca volvió. La escuela está cerrada desde hace como un año”, dice Roxana, vecina de la vereda. Antes de que la educación fuera por WhatsApp, las lecciones de primaria y bachillera­to se aprendían en institucio­nes educativas cercanas.

Las guías que envían los profesores parecen una apología a la imaginació­n. “Les piden que señalen las partes del cuerpo, por ejemplo… pero en la impresión no se ven”, cuenta una maestra que cada fin de semana va desde Cali como voluntaria. “A ellos hay que dedicarles tiempo, tenerles paciencia, explicarle­s. Muchos padres de familia no tienen esa posibilida­d”, añade.

Con los de bachillera­to, el problema es quizá más complejo. ¿Cómo se enseña a resolver una ecuación a través de una nota de voz? “Cuando mi niño no entiende, yo llamo al profe para que me explique. Por lo general, yo tampoco entiendo”, comenta otra madre de familia. En la era digital, hay lugares donde el acceso a internet sigue siendo una tarea pendiente.

 ?? / LINA URIBE HENAO ??
/ LINA URIBE HENAO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia