Publimetro Colombia

Egan Bernal va subiendo en la general

El colombiano va escalando en las etapas de montaña y en la clasificac­ión.

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El colombiano Egan Bernal enseñó las garras en la segunda etapa pirenaica del Tour de Francia, con un ataque en el ascenso a Marie Blanque, última cota del día, que provocó la selección definitiva, en la que no entraron sus compatriot­as Nairo Quintana y Rigoberto Urán.

Antes ya se había quedado Miguel Ángel López, el gran damnificad­o de la jornada, que perdió casi un minuto en meta y dos puestos en la general, en vísperas de la primera jornada de descanso de la edición.

Bernal, que acabó cuarto, perdió algo de tiempo en las bonificaci­ones con el esloveno Primož Roglič, nuevo líder de la prueba, su principal rival para la victoria final. El ganador de la pasada edición ya es segundo a 21 segundos del maillot amarillo.

“Es verdad que los otros han sido más rápidos en la meta, pero estoy muy satisfecho del resultado, sobre todo por las sensacione­s. Hay que aceptar las cosas y quedarse con lo positivo: he estado mejor que en los días precedente­s”, dijo el ciclista del Ineos, ganador de la pasada edición.

Egan va poco a poco

Optimista, el jefe de filas del Ineos restó importanci­a al tiempo perdido y destacó que ha recobrado confianza de cara a lo que queda de Tour. Su punto de mira está puesto en la durísima tercera semana, donde el macizo de los Alpes dictará sentencia.

Pese a que en el primer tercio, Roglič se ha mostrado más fuerte y su equipo, el Jumbo, más sólido que el Ineos, Bernal apuesta por una carrera de desgaste en la que habrá que mantener la fortaleza hasta el final.

“Lo más importante a estas alturas de la carrera es estar tranquilo, motivado y recuperar bien. Quiero ganar la carrera, pero tengo que tener los pies en el suelo”, comentó.

La otra gran amenaza para el colombiano proviene de otro esloveno, el joven Tadej Pogačar, de apenas 21 años, que ganó la etapa un día después de haber recuperado 44 segundos al resto de los favoritos.

La estrella ascendente del UAE Emirates es séptimo de la general puesto que se dejó 1,21 en la séptima etapa en un abanico.

Nairo perdió tiempo

Quintana ganó un puesto en la general y ahora es quinto, pese a haber perdido 11 segundos en la meta con respecto a los favoritos.

El ciclista del Arkéa no pudo responder al ataque de Bernal y se quedó en un grupo acompañado de Urán y los franceses Romain Bardet y Guillaume Martin, entre otros.

Si hasta ahora el boyacense había conseguido mantenerse con los mejores, en el ascenso a Marie Blanque se descolgó y ahora está a 32 segundos de Roglič y a 12 de Bernal, una renta similar a la que cedió Urán.

“No ha sido una etapa fácil para mí, no tenía buenas sensacione­s y encima se ha rodado muy deprisa. He cedido 11 segundos y es lo mínimo dadas las circunstan­cias”, indicó Quintana.

Llegaba listo para examinarno­s a la hora del almuerzo muy juicioso con el Almanaque Mundial bajo el brazo. Para aquellos que nacieron con internet, vale la pena hacer la explicació­n: el Almanaque Mundial era un libraco gigantesco, de grosor bíblico, en el que aparecían todos y cada uno de los países del mundo con sus caracterís­ticas, población, bandera, límites geográfico­s, meridianos de ubicación y demás. Y armado con ese armatoste, mi tío Alberto nos ponía a prueba a mi hermana y a mí cuando éramos niños. El reto consistía en aprenderse las capitales del mundo y a mayor cantidad de respuestas acertadas, el ganador del pulso se llevaba a su boca varios Coffee Delight como premio.

En esas jornadas, supe que una de las más sencillas capitales para aprender era la de San Marino; igual que Guatemala, Panamá, México, Luxemburgo, Kuwait, Túnez y Singapur, la ciudad que hace las veces de centro político y económico llevaba el mismo nombre que la nación. Y San Marino empezó a aparecer en cada esquina de las páginas deportivas que leía. Siempre, en aquellos resúmenes compactos que aparecían en las últimas páginas de la sección de deportes del diario El Tiempo, veía uno que San Marino enarbolaba la bandera del perdedor. Y así ha sido desde niño hasta hoy, cuando ya no cuento con pelos en la cabeza y en tiempos en los que excederme con los Coffee Delight no sería buena idea pensando en mi salud.

La cita sabatina era ver a San Marino, esta vez ante Gibraltar, igual de modestos, para observar un duelo de pronóstico incierto en el marco de la Liga de las Naciones. Y el partido muestra otro lado de la moneda de lo que significa Europa en el mundo del fútbol: mientras los jugadores de ambos equipos tratan de salir del cero, varios aviones despegan a pocos metros de la cancha en una imagen en extremo surreal y que trae a la mente aquella inexplicab­le postal del 5 de septiembre de 1993, en el estadio Monumental de Núñez cuando, en pleno partido entre Colombia y Argentina (el famoso 5-0), un avión de Aerolíneas Argentinas pasó rozando el mítico coliseo porque el piloto –cuenta la leyenda– tuvo ganas de ver más de cerca el juego.

San Marino no pudo sumar, por desgracia, y siguió sumido en la cola futbolísti­ca del universo: un buen cabezazo de Torrilla los dejó de nuevo sin nada frente a Gibraltar. Ser de San Marino es saber perder: ya son 100 partidos consecutiv­os en los que no consiguen llevarse el triunfo.

Parecía que el sábado podía ser la oportunida­d para acumular su segunda victoria en su historial –sí, solamente han ganado un partido como selección y fue un amistoso ante Liechtenst­ein 1-0–, pero no fue. Por ahora su reto es no ser colistas del escalafón Fifa: ocupan el puesto 209 con 824 puntos y son penúltimos; ojo que no hay que distraerse porque Anguila respira cerca: es el último del ranking (posición 210) con 821.

Mientras tanto, seguiré esperando con paciencia que el querible equipo vuelva a probar algún día la delicia de sumar tres puntos en su propia tabla.

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