Un clásico empate bogotano en El Campín
Incertidumbre. Con el empate 1-1, Alberto Gamero está en la cuerda floja. A pesar de que se le apuesta a su proyecto, los resultados no lo respaldan y, desde ya, se especula con una posible salida del entrenador
SEBASTIÁN GÓMEZ
‘Los clásicos son partidos aparte’, dicta una popular frase del fútbol y en el clásico 301 de la historia bogotana entre Independiente Santa Fe y Millonarios aplicaba más que nunca.
Embajadores y cardenales llegaban con realidades totalmente diferentes, pero con un mismo objetivo: la victoria. En el ecuador de la liga, hacerse con los tres puntos era crucial.
El marco no fue el habitual. Con las gradas vacías, el ambiente era frío, pero en la cancha se sentía el calor debido a la tensión e importancia que representaba este compromiso.
Tras el pitazo inicial, ese nerviosismo se fue diluyendo. Ambos combinados plantearon un juego lleno de intensidad y presión, demostrando el hambre que tenían.
Sin embargo, por momentos, esa mentalidad hizo que se pasaran de revoluciones. Infortunadamente, apareció la pierna fuerte, las faltas y no permitieron que el desarrollo del encuentro fuera fluido.
De hecho, las estrategias se fueron desdibujando, ya que los ánimos se caldearon y los futbolistas se enfocaron en un objetivo distinto al que, seguramente, habían definido en la previa.
Ante la ausencia de ocasiones de peligro y jugadas colectivas, lo más destacado en el primer tiempo fue una acción entre Ricardo Márquez y Leandro Castellanos. Eso sí, no precisamente por alguna atajada o un buen remate.
Un choque entre el delantero y el guardameta prendió las alarmas en las toldas del león. Y es que el brazo izquierdo de Castellanos se vio comprometido, llegando a pensar en una posible fractura.
Por fortuna, no pasó a mayores y el arquero de Santa Fe puedo continuar sin problema. No obstante, al haber sido lo más relevante, quedó en evidencia lo poco que se vio en los 45 minutos iniciales.
Como era de esperarse y en busca de una mejoría, los entrenadores Alberto Gamero y Harold Rivera patearon el tablero y realizaron variantes en el comienzo de la parte complementaria.
Luego de varios meses, Santiago Montoya reapareció. El Mago saltó al terreno de juego en reemplazo de Diego Godoy. Mientras que en Santa Fe, Mauricio Gómez ingresó por Luis Manuel Seijas.
Y las sustituciones hicieron efecto en el cuadro azul. Nació la colectividad y lograron hilar más de dos pases seguidos, inclinando la balanza a su favor como aviso de cara a lo que se vendría.
Fue así como se presentó el punto bisagra del partido. Finalmente, Millos encontró un espacio por la banda izquierda gracias a una excelente proyección de Felipe Banguero.
El nacido en Medellín controló el balón, aprovechó su velocidad para dejar atrás a los rivales, ingresó al área y asistió a Juan Carlos Pereira, quien estaba debajo del arco y solo tuvo que empujarla, abriendo el marcador.
Pero llegó la polémica de la noche. El juez de línea levantó la bandera y sancionó fuera de lugar. ¿Anulado? No. El VAR (Árbitro Asistente de Video) entró en escena y tras una larga espera por la revisión, validó el gol: 0-1 a favor de Millonarios.
Y la mala suerte no paró ahí para Independiente Santa Fe. Cinco minutos después, los cardenales recibieron el segundo baldado de agua fría. Andrés Pérez vio la tarjeta roja por un codazo sobre Pereira.
¿Ahora? A buscar la heroica. Los leones debían hacer alusión a su apodo y buscar el empate con más garra y empuje que fútbol porque con un hombre menos la tarea no era nada fácil.
Sin embargo, se dio el milagro. En el minuto 90, Jhon Velásquez levantó un balón desde el costado y en un intento por cortar el centro, Cristian Bonilla salió a cazar mariposas, dejándole el arco servido a Jorge Luis Ramos, que no desaprovechó y sentenció el 1-1 definitivo.
¡Final! Empate en El Campín con sabor a triunfo para Santa Fe, y derrota para Millonarios, especialmente, para Alberto Gamero, quien no encuentra los resultados y ya se habla de crisis en las toldas embajadoras.