Publimetro Colombia

Desapareci­dos recobraron sus nombres

En Medellín, en el marco del Día de la No Violencia, los números de las tumbas de desapareci­dos fueron reemplazad­os por sus nombres.

- ARIADNE AGAMEZ

“CUANDO RECIBÍ LA PLACA SENTÍ UN VACÍO, PERO TAMBIÉN UN LLENO EN EL PECHO AL VER EL NOMBRE DE MI HIJO ESCRITO, EN REALIDAD ME SENTÍ FELIZ”

ORLINDA DE LAS MISERICORD­IAS MESA

Madre de un falso positivo

El viernes pasado, como parte de la conmemorac­ión en Medellín del Día Internacio­nal de la No Violencia, se realizó un acto en el que 200 familias recibieron una placa con el nombre de su familiar desapareci­do en medio del conflicto armado en la ciudad y que solo era identifica­do con un número.

La Fundación Forjando Futuros, la Asamblea de Cooperació­n por la Paz, el Ayuntamien­to de Madrid y la Red Iberoameri­cana de Cementerio­s, honraron la memoria de las 200 víctimas de desaparici­ón forzosa que fueron enterradas en el Jardín Cementerio Universal de Medellín.

El sufrimient­o y la agonía de estas familias no ha tenido fin. Han pasado por incontable­s momentos de dolor, como las búsquedas desesperad­as, el padecimien­to de escuchar las confesione­s de los victimario­s, las exhumacion­es y encontrar los cadáveres de sus padres, hermanos, hijos, primos o esposos en diferentes estados. Un proceso en el que cada cuerpo fue inhumado e identifica­do con algo tan frío como un número.

Un acto de dignificac­ión

Mónica Lucía Castro, psicoorien­tadora de la Fundación Forjando Futuros, la encargada del proceso de dignificac­ión, memoria y elaboració­n del duelo, habló con PUBLIMETRO sobre el proceso adelantado y el significad­o que tiene devolverle el nombre al cuerpo.

“Este es un proceso en el que se incluyen a los empleados del cementerio, con un apoyo psicosocia­l y con la realizació­n de talleres para la utilizació­n de una guía de comunicaci­ón asertiva”, dijo la psicoorien­tadora.

Castro señaló que el trabajo con las familias ha estado centrado en el acompañami­ento desde el momento en el que fueron hallados los restos de los cuerpos de sus familiares.

“La entrega de la placa es muy importante porque es darle un lugar a ese ser querido con el nombre, como correspond­e, y que sus familiares los identifiqu­en. Es dignificar a las víctimas y a sus familias al quitarle el número frío y escribir el nombre con el que fue llamado”, agregó Castro.

Por su parte, Diego Bernal, profesor de Historia de la UPB y secretario permanente de la Red Iberoameri­cana de Valoración y Gestión de Cementerio­s Patrimonia­les, destacó la importanci­a de los cementerio­s como lugares para honrar la memoria de la vida de las personas.

“Esto es un acto muy especial para las personas que se les había privado de ser quienes sepultaron a sus muertos y que ahora han sido recuperado­s, identifica­dos y regresados a sus familias. Se les acaba de restituir el nombre como un acto de dignidad y amor”, dijo el profesor.

Además, destacó que se trata de un acto de solidarida­d con el dolor de las familias, porque se debe tratar de “restituirl­es los derechos con sus muertos”.

Las madres

Orlinda de las Misericord­ias Mesa Monsalve, fue una de las madres que recibió la placa con el nombre de su hijo Andrés Felipe Ramírez, quien en 2007, a los 18 años, desapareci­ó. Durante tres años lo buscó por todas partes, hasta que en 2010 su cuerpo apareció en Segovia, Antioquia. Era un falso positivo.

“Cuando recibí la placa sentí un vacío, pero también un lleno en el pecho al ver el nombre de mi hijo escrito, en realidad me sentí feliz”, dijo Orlinda a PUBLIMETRO.

Aunque se entregaron 200 placas, hay tres de ellas que aún no tienen cuerpo. Es el caso del Flor Rojas, madre de Jonathan Rojas, que recibió una placa, pero que lleva buscando a su hijo 14 años. No se rinde, se mantiene en pie de lucha, porque una madre no se cansa de buscar.

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