Publimetro Colombia

Elaine Palacio, una belleza que se aprecia afuera

Esta modelo afrocolomb­iana salió del país para buscar una mejor suerte, porque en Colombia le decían que no se ajustaba a los estándares. Ahora es portada de Vogue.

- LUZ LANCHEROS

Tiene solo 18 años y es de Puerto Boyacá, pero ya ha logrado lo que cualquier maniquí colombiana quisiera: ser portada de Vogue, no en su edición latina sino en una de sus versiones más importante­s, la italiana.

Esto lo hizo en su edición especial de septiembre, al mostrar 100 historias con 100 rostros, entre famosos y emergentes de toda procedenci­a, para mostrar la diversidad de la industria. Eso no hubiera pasado ni de casualidad en nuestro país, donde a los 15 años, cuando aún se decidía por ser modelo o atleta, tuvo que ver cómo en Colombiamo­da escogían a las mismas modelos de siempre y a ella le cerraron las puertas. “Me pregunto cómo vamos a entrar a la industria si las mismas personas no quieren ver otros rostros”, le cuenta a PUBLIMETRO. “En Colombia sí hay discrimina­ción y no solo para los modelos, sino para los negros. Cuando veían mi foto decían: ‘Pero no la quiero tan negra’. Ya arriba, sí te llaman, pero me pregunto por qué no dejaron que surgiera antes. Lo que estas personas no saben, es que el país se cansa de ver lo mismo. Y hay todo tipos de belleza que deben ser resaltados, no solo la afro, sino también la indígena”, afirma la maniquí, que hace parte de una generación de modelos, junto a Salomón Díaz y Natalia Montero que ya han estado en editoriale­s y grandes marcas. En su caso, Burberry, Reebok, Alexander Wang, Christophe­r John Rogers y Victoria’s Secret Pink, entre otras.

Elaine hizo parte de otra portada para la misma revista en el contexto de Black Lives Matter, movimiento que se trasladó a la cultura y sociedad luego de la muerte de George Floyd por racismo y brutalidad policíaca. Ante esto, ella cuestiona las estructura­s que hacen que en el país no se genere diversidad de imágenes. “En Colombia hace falta más apoyar la diversidad de la belleza, sobre todo la afro. Si eres afro y latina, no entras fácilmente en el mercado y lo he logrado gracias a mi familia y mi agencia (Model Management). Pero no se generan las mismas oportunida­des para un modelo afro”, explica.

Siendo tan joven, pero con tanta experienci­a, se ha preparado para verse a sí misma como un producto y no como una modelo ingenua que pasa a ser un juguete roto. Y casi llega a serlo, más luego de modelar en México y llegar a Nueva York y sufrir la suerte de muchas de sus compañeras: ser discrimina­da por su peso y apariencia, ser maltratada y sin contar con lo básico. “No sabía inglés ni tenía suficiente dinero para sostenerme. Vivía con personas que no conocía, me perdía para llegar a los castings o llegaba tarde. Sufrí de racismo, pero me di cuenta de que esto se extrapolab­a a personas de todos los colores”, narra.

Pero lo peor, fue el maltrato y abuso de su propia agencia por no cumplir, según ellos, el estándar de delgadez que exigían. “Me discrimina­ban mucho por mi apariencia y peso, pero no era mi problema, sino el de otra persona. Pero me hice daño a mí misma por hacerle caso a esas personas. Mis colegas me vieron llorar, desmayarme porque no comía. Tenía depresión. Pensé en devolverme, pensé en que Nueva York pudo conmigo, pero cuando tomé fuerzas, los trabajos empezaron a llegar poco a poco”, cuenta Elaine, quien tuvo que colarse en el metro, porque de 100 dólares que debía darle su agencia solo le daban 40 para su sostenimie­nto. Ante la dura experienci­a, aconseja a las modelos más jóvenes no pensar que todo cae del aire, porque incluso para posar hay que establecer reglas. Más aún cuando modelos organizaci­ones como The Models Alliance han denunciado todo tipo de maltratos que se han hecho virales, desde discrimina­r a una modelo perfectame­nte sana por su talla, abusos sexuales, físicos y psicológic­os o dejar esperando a varias modelos sin comida durante horas para castings, entre otros atropellos que aún no han sido regulados. “Antes, las modelos teníamos el chip de ‘que me va a ir bien’, pero a veces las personas que nos manejan no son totalmente confiables. Por eso uno tiene que ser inteligent­e. Tener su abogado, prepararse. El peor error que comete una modelo es no verse como producto y nosotras debemos aprovechar la industria y subir si nos vemos así. Un producto debe tener etiqueta, historia, para poder venderse. Una modelo es así. Y cuando el modelo no ve eso, pueden robarle y abusarle. Por eso, con cada trabajo siempre pongo las cartas sobre la mesa, debo saber de qué es el tema, lo que estoy haciendo y dejar todo en claro. Porque esto no es una amistad, es un negocio”, afirma con convicción.

Al trabajar con grandes publicacio­nes y marcas ha coincidido con modelos como Gigi Hadid y fotógrafos como Mario Sorrenti y el camino para llegar a Vogue fue difícil, más aún cuando tiene que competir con modelos conocidas, aunque ella afirma que no compite con otras modelos: “La competenci­a es conmigo misma”. Esto, a pesar de que modelos de todas las procedenci­as quieren en su book presencia en editoriale­s y grandes marcas. Y para eso, hay dos requerimie­ntos para cumplir: perfil y personalid­ad.

“En Colombia se quiere más curva, porque el perfil es más comercial. En cambio, afuera, la persona tiene que ser flaca, sin tantas caderas, con piel perfecta y pasarela recta. Pero para triunfar, debes ser tú mismo. Veo a muchas mujeres con cuerpos espectacul­ares, pero sin mentalidad. Sin eso no logras nada. Sé que me voy a encontrar con miles de modelos con cuerpos iguales o mejores al mío, pero lo que hago ahí es tener actitud. Poco a poco estoy avanzando, y sé que lo estoy haciendo”, afirma Elaine, que en una industria mucho más diversa y abierta al futuro, probableme­nte habría sido profeta en su tierra.

“Con cada trabajo siempre pongo las cartas sobre la mesa, debo saber de qué es el tema, lo que estoy haciendo y dejar todo en claro. Porque esto no es una amistad, es un negocio”

ELAINE PALACIO

Modelo

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/ CORTESÍA

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