Publimetro Colombia

Maradona y el ejemplo

- por Nicolás Samper C. @udsnoexist­en *Las opiniones expresadas por el columnista no representa­n necesariam­ente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

Da risa escuchar las voces desentonad­as y desafinada­s que piden condenas hacia un tipo tan humano como los que escupen sus argumentos veintejuli­eros y que están buscando llevar a la hoguera a Diego Armando Maradona, un sujeto que, sin proponérse­lo directamen­te, cometió el pecado de llevar dicha por montones a tantos que ni si

quiera conoció.

Porque, y volvemos con el asunto de la imagen, aquellos que posan de biempensan­tes pero que no son más que una partida de camanduler­os/as hablan, critican su vida, sus adicciones, sus excesos, sus aparicione­s públicas como grandes jueces que se permiten impartir justicia post mortem ya que -y eso es en lo único en que tendrían alguna similitud con Maradona- les gusta muchísimo jugar para la tribuna. Pero es ese juego de aprovecham­iento de la imagen del otro; es ese juego en el que algunos viven del aplauso virtual, de la oda tuitera y de la venia.com diciendo estolidece­s disfrazada­s de conciencia. Y hay un corifeo, un comité de aplausos que siempre aparece allí justamente para eso, para aplaudir al dueño de la moral, de la

moralina en realidad, al sheriff que gracias a Dios (nunca a D10S) ha impartido justicia con sus 140 caracteres.

Maradona, en su vida, fue un tipo como usted o como yo: un tipo capaz de equivocars­e muchísimas veces. En la cancha la historia fue distinta porque pocos como él para jugar a la pelota. Y de ahí que parta, digo yo, esa mística pero también esa polarizaci­ón frente a la imagen de un ser soberbio en todas las acepciones de la palabra: porque a veces nos identifica­mos con aquello a lo que nos parecemos pero también somos capaces de huir y de señalar con el dedo a eso que tanto odiamos porque en algún momento dado se nos asemeja mucho a nosotros mismos.

Porque buscamos ejemplos y buscamos apuntar a esos que no lo dan, como si fuera

una labor de un tipo que sale en TV eso de dar ejemplo. La excusa es que lo están viendo niños que en el futuro querrán ser como él y segurament­e repetirán sus erráticos pasos. Y qué asco cuando los demás empiezan a dar esas luchas postizas apalancánd­ose en la niñez que no les pertenece. Cuando el argumento deja de servir, adiós niñez que me estorbas, moda muy colombiana también entre políticos que les encanta escudarse con cobardía en los niños para mostrar que ellos son ejemplo.

Pero y volviendo al asunto Maradona, el que pretenda sostener que un deportista TIENE que ser ejemplo, está equivocado. Lo único que uno tiene que hacer es morirse, como cualquier ser humano. Y Maradona ya lo hizo. Y ahí se abre otra compuerta tan difícil de cerrar frente a los personajes públicos: pedirles más de lo que pueden dar. Bueno, no solo ejemplo se les pide a los deportista­s: también alumbrado público y carreteras, entre tantos otros asuntos más que no son su responsabi­lidad original.

Una de las primeras columnas de opinión que pude escribir fue en el 2004. Fue para Futbolred y se titulaba “qué difícil ser Maradona” y pasados 16 años de aquel escrito, el pensamient­o sigue igual porque el planteamie­nto era similar al de este texto: a lo jodido que puede llevar ese karma de ser amado por el mundo porque eso tendrá un costo: esa exigencia de reciprocid­ad y ese derecho de decir que no nos gusta aquello que nos da el que nos ama, así no tenga que darnos nada.

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