Publimetro Colombia

La pesadilla de quienes resistiero­n los vientos de Iota

“Aunque los muros se hayan caído, la Iglesia adventista sigue en pie…”, dijo a PUBLIMETRO el pastor Jhonatan Gallego. Le contamos cómo se vivieron esas diez horas en las iglesias adventista­s del archipiéla­go

- LINA ROBLES

Desde 1901, la Iglesia adventista del séptimo día, (Seventh Day Adventist Church) llegó como la primera congregaci­ón de esta fe en el archipiéla­go de San Andrés y Providenci­a, con el apoyo del capitán Theodore Robinson y desde entonces esta religión, junto a otras, como la bautista, la pentecosta­l y la protestant­e han cimentado la espiritual­idad en gran parte de los isleños.

Tras el paso de Iota, sus pastores, se han unido para reconstrui­r y fortalecer los templos afectados: “Los diez templos de la Iglesia adventista del séptimo día que hay entre San Andrés, Providenci­a y Santa Catalina sufrieron daños considerab­les por el paso de los dos huracanes ETA y Iota. Cuatro templos están totalmente inhabilita­dos, los tres templos de Providenci­a Rocky Point, Central y Bethel, además de Fisher Rock en San Andrés, todos sufrieron perdida de sus enseres por culpa del agua y de la lluvia”, dijo a PUBLIMETRO el pastor Jhonatan Gallego de la Iglesia adventista del séptimo día.

Sin embargo, las pérdidas materiales no preocupan a estos guías espiritual­es, porque como lo han dicho en sus mensajes “aunque los muros se hayan caído, la iglesia sigue en pie”.

“La prioridad es la hermandad, que la gente pueda refugiarse del agua y sobre eso estamos trabajando, luego con la ayuda de Dios y de todos los que deseen ayudar se reconstrui­rán los templos”, resaltó Gallego.

Estos pastores se han unido en un Grupo Adventista de Rescate y Salvamento (Garse) y han visitado los hogares afectados por el paso del huracán en las diferentes zonas del archipiéla­go. De pastores han pasado a ser rescatista­s y obreros tanto materiales como espiritual­es.

El 23 de noviembre, registraro­n cómo una pequeña delegación de la Iglesia adventista navegó durante más de 24 horas hasta llegar a Providenci­a. Arribaron en ocho horas, pero llegaron en la noche, por lo que tuvieron que esperar a que las autoridade­s militares autorizara­n su desembarco con la luz del día. Durante esa jornada llevaron ayudas humanitari­as y kits de aseo a los damnificad­os.

“La situación de la comunidad y de la hermandad en Providenci­a es bastante crítica, muchos, por no decir todos, tuvieron pérdida total de sus casas y sus pertenenci­as, sin embargo, era muy emotivo ver como daban gracias a Dios por preservar sus vidas y las de sus familiares: ‘En un momento pensamos que íbamos a morir, pero Dios decidió guardar nuestras vidas’, comentan muchos habitantes en la isla”, detalló Gallego.

En el Colegio Adventista de Cartagena, esta semana, se están acopiando ayudas en especie para trasladarl­as por vía marítima, hasta Providenci­a en próximos días.

“Todavía sigue lloviendo y la gente se sigue mojando tanto en San Andrés, como en mayor medida, en Providenci­a. Además, no han podido suplir sus necesidade­s básicas. Por ejemplo, no han podido cocinar, así que estamos consiguien­do estufas para la isla, porque se quedaron con las pipetas de gas y ahora tienen comida, pero no cómo cocinarla”, advirtió el pastor Gallego, quien agregó, que el acceso a Providenci­a para llevar las ayudas es difícil y a la vez costoso.

Diez horas padeciendo a Iota

El pastor Adrián Villamizar contó en diálogo con este medio, cómo se refugió junto a su familia en Providenci­a, padeciendo el azote de Iota durante esas largas 10 horas, cuatro de ellas muy críticas: “Pasar por una situación como esa es muy difícil. Sabemos que tuvimos las oraciones de Colombia y del mundo para poder afrontar el fenómeno natural. Al ver la catástrofe y ver que Providenci­a quedó totalmente destruida, podemos alzar los ojos al cielo y ver que fue Dios quien nos pudo rescatar, porque como sabemos, Providenci­a desapareci­ó por completo. Nos dimos cuenta de que lo material siempre estará en segundo plano y es el calor humano lo que nos mantuvo unidos”.

Aun escuchando los vientos ya lejanos de Iota y sobrelleva­ndo el shock que le dejó presenciar un suceso de esta magnitud, Villamizar recordó lo ocurrido el pasado 16 de noviembre, en compañía de sus dos hijos de cinco y ocho años y su esposa. Villamizar, de 36 años, resultó con heridas en sus manos, que comprometi­eron sus tendones, toda esta odisea la vivió semanas antes de terminar su labor pastoril en Providenci­a.

“En el momento más crítico, que fue a las cuatro de la mañana, no hizo falta Dios y de lo que sí estábamos seguros es que íbamos a morir. Como nosotros hemos criado a nuestros hijos en Cristo, les hemos dicho, que en cualquier momento podemos morir, pero morir en Cristo y pensamos en que íbamos a poder ver a nuestro redentor”, afirmó Villamizar.

Sobre las heridas que le causó Iota, detalló que fueron para poder salvar a sus hijos, en medio de los escombros y los vientos ciclónicos: “Tuve que rescatar a mis hijos de una ventana, que se les cayó encima, me corté las manos y tengo en mi frente una herida profunda y aún a pesar del dolor, del sufrimient­o, de tener que buscar a mis hijos, en medio del agua, el viento y la oscuridad, puedo decir que Dios estuvo con nosotros”.

En el despertar de aquel 17 de noviembre pudo ver que a pesar de la destrucció­n de los templos, su comunidad logró sobrevivir y por fortuna el único herido, de las 150 personas pertenecie­ntes a su congregaci­ón, fue el pastor, ya que las ovejas del rebaño estuvieron a salvo.

Esta semana, el pastor Alph Williams salió en un catamarán rumbo a Providenci­a y Santa Catalina para acompañar a esta hermandad y a la comunidad con el fin de brindar esperanza y apoyo espiritual a los damnificad­os.

“LA SITUACIÓN DE LA COMUNIDAD Y DE LA HERMANDAD EN PROVIDENCI­A ES BASTANTE CRÍTICA, MUCHOS, POR NO DECIR TODOS, TUVIERON PÉRDIDA TOTAL DE SUS CASAS” JHONATAN GALLEGO Pastor adventista

 ?? / GETTY IMAGES ??
/ GETTY IMAGES
 ?? / CORTESÍA ??
/ CORTESÍA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia