Redes sociales vs. política: ¿dónde está el límite?
El debate sobre lo que se puede y lo que no se puede publicar en las plataformas de las redes sociales se calienta tras la presidencia de Donald Trump. PUBLIMETRO investiga a qué atenerse.
Este año arrancó con un hecho sin precedentes en la historia de Estados Unidos: el asalto al Capitolio en Washington D.C. el 6 de enero. Además del segundo los disturbios que provocaron cinco muertes hicieron que varias redes sociales prohibieran las cuentas del expresidente Donald Trump, ya que sus publicaciones podían suponer un nuevo riesgo de violencia.
Incluso antes de eso, Twitter empezó a ocultar o añadir etiquetas de verificación de hechos a cualquier tuit de Trump que difundiera información errónea sobre la pandemia del Covid-19, o sugiriera falsamente que el voto por correo o el supuesto fraude electoral podrían comprometer las elecciones presidenciales de noviembre. Trump recurrió entonces a Twitter para socavar los resultados de las elecciones, y la plataforma comenzó a etiquetar esas publicaciones como controvertidas o engañosas.
“Las redes sociales representan la última evolución de la tecnología de la comunicación para la comunicación pública y política, por lo que son absolutamente centrales en el discurso político”, explica a PUBLIMETRO William Keith, profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee (EE.UU.). “En cierto modo, han tenido un efecto positivo al magnificar voces, grupos y argumentos que quizá no se hayan escuchado antes, lo cual es bueno para los estados que aspiran a formas democráticas de gobierno, como Estados Unidos. Sin embargo, los medios sociales también pueden crear una cámara de eco en la que las voces extremas y minoritarias se hacen muy fuertes, y los medios tradicionales tienden a amplificar este problema. Así que, como cualquier medio de comunicación, hay un lado bueno y un lado oscuro, y estamos trabajando en los problemas que presentan”.
Según Keith, pasamos mucho tiempo centrándonos en la tecnología de la comunicación y menos en las personas que la utilizan:
“La gente puede encontrar formas mejores y peores de relacionarse con los medios de comunicación. Probablemente necesitemos más conciencia pública sobre los efectos tóxicos del mal uso”.
Pero, ¿podría repetirse un caso como el del borrado de la cuenta de un presidente?
“Lo que ocurrió realmente fue la ruptura de un precedente”, respondió Keith.
“Durante cuatro años, Twitter permitió que el Presidente se saltara sus normas con impunidad, tolerando un comportamiento que no habría tolerado de otros. Lo justificaron señalando la importancia de las palabras del Presidente en la vida política de Estados Unidos, pero tras la violencia del 6 de enero, la plataforma decidió que había
Solución.