Economía del cuidado. Excombatientes le apuestan al enfoque de género en sus espacios de reincorporación
El trabajo no remunerado que se realiza en el hogar históricamente ha sido designado a la mujer y ha carecido de remuneración económica. Pero esto cambió para los reinsertados de las Farc
Las mujeres que durante años empuñaron armas se unieron a la legalidad y encontraron un mundo machista, donde a las mujeres se les exige encargarse de las labores del hogar y la crianza de los hijos, además de ejercer un trabajo. Eso para ellas generó un choque que terminó siendo una profunda reflexión en la que participaron sus compañeros reinsertados y varias organizaciones.
“No sabíamos cómo ser madres porque no vimos como se hacía. Además, antes cocinábamos una vez al mes y ahora todos los días”, dijo una de las firmantes del acuerdo de paz entre las Farc y el Gobierno colombiano.
Durante dos años, en los espacios de reincorporación, se implementó el proyecto ‘Construyendo paz: procesos de reincorporación desde los sistemas de cuidado con perspectiva de género en los espacios de reincorporación’.
“Esta iniciativa fue creada con el ánimo de impulsar la reincorporación socioeconómica incluyente, que beneficie a excombatientes de las Farc en proceso de reincorporación, sus familias, y a las comunidades de base que los acogen en los Antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (Aetcr)”, indicó la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN).
La importancia de la economía del cuidado
Históricamente, las mujeres han dedicado más del doble del tiempo al trabajo no remunerado, las labores de cuidado y domésticas, lo que limita su propio desarrollo y sus oportunidades laborales y educativas. Además, esto nos lleva a tener menos tiempo para el descanso o la participación comunitaria, social o política.
Según cifras del Dane y ONU Mujeres (2020), el 78% del total de las horas destinadas en Colombia al trabajo de cuidado no remunerado, es aportado por las mujeres, destinando en promedio siete horas y 14 minutos, mientras que los hombres destinan tres horas y 25 minutos. En las zonas rurales se incrementa la diferencia, siendo de siete horas y 52 minutos para las mujeres y tres horas y 18 minutos para los hombres. El trabajo de cuidado no remunerado aporta a la generación de riqueza del país y se estima que en Colombia este aporte es del 20% del PIB.
Un nuevo contexto para las exguerrilleras
Las mujeres en procesos de
KOLECTICA FEMINISTA
“LA REFLEXIÓN SOBRE EL CUIDADO, SOBRE QUIÉN LO REALIZA Y CÓMO SE ORGANIZA SOCIALMENTE, ES CENTRAL PARA LOS PROCESOS DE REINCORPORACIÓN”. Organización participante del proyecto
“NOSOTRAS LE APOSTAMOS A QUE TODAS LAS TAREAS DE CUIDADO SEAN REPARTIDAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES DE MANERA EQUITATIVA”
HELENA
Reinsertada
reincorporación están asumiendo nuevos roles como madres, integrantes de familias y de comunidades. Estas labores se sumaron a las tareas de cuidado que realizaban durante la insurgencia y que en la legalidad se hicieron más presentes.
Por eso este proyecto le apostó a un enfoque feminista dentro de los espacios de reincorporación para que tanto hombres como mujeres entendieran que la economía del cuidado es un derecho y un deber de todos.
“La economía del cuidado es entendida como una dimensión central del bienestar social y, en particular, sobre el lugar de las mujeres frente al cuidado, sus aportes sociales y económicos y las implicaciones que tiene este trabajo para el ejercicio de sus derechos.
El cuidado es una actividad cotidiana que debería involucrar a todas las personas, sin distinción de edad, sexo o clase. Todos y todas tenemos necesidades en relación con el cuidado, y todos y todas realizamos o deberíamos realizar actividades de cuidado colectivo, del entorno y el cuidado propio”, explicó Diana Salcedo, de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, una de las organizaciones que participó en el proyecto.
Gracias a estos espacios,sus integrantes generaron reflexiones frente a la importancia de cuidarse como comunidad y cuidar el territorio donde viven. Además, permitió la reducción de los trabajos de cuidado, mejorando las condiciones de vida de las mujeres y sus familias.
En palabras de Helena, una de las mujeres reinsertadas, los “hombres y mujeres somos un equipo, debemos trabajar juntos en las labores de cuidado”.