En medio de la pandemia, llegó otro 8 de marzo
“Hacemos un llamado a la conciencia colectiva de todas las mujeres para reflexionar sobre una verdad que estamos enfrentando, y es el hecho de que la lucha más difícil es entre nosotras mismas”
El lunes ‘festejamos’, ‘celebramos’, conmemoramos y recordamos nuestros derechos y empoderamiento. Pero que no se nos olvide nuestra historia. En medio de la borrachera de esta festividad, en medio del carnaval internacional en que se ha convertido el 8 de marzo entre flores, chocolates y obsequios, nosotras, entre tantas discusiones sobre si es válido o no es válido ser feminista en este tiempo, traemos a la memoria colectiva el luto que cargamos por cada uno de los feminicidios mundiales, traemos a la memoria el luto que cargamos por cada una de nuestras antepasadas que murieron sin ver un ápice de la libertad que sembraron para nosotras. Reclamamos los derechos que nos pertenecen y que ya hemos ganado, pero que en la práctica es aparatoso hacer uso de ellos, y reclamamos los derechos que aún nos son negados. Reclamamos por el machismo solapado de la academia, de las instituciones, de la familia y de la sociedad.
Hacemos un llamado a la conciencia colectiva de todas las mujeres para reflexionar sobre una verdad que estamos enfrentando, y es el hecho de que la lucha más difícil es entre nosotras mismas. Recordamos para nosotras y para las otras que el cambio es diario, en la calle, con la amiga, en las redes, en la familia, con las de la oficina; con nuestra pareja y con los hombres que cuestionan sus privilegios y renuncian a ellos a favor de un mundo más justo. También hoy decidimos no juzgar a la otra por lo que hace con su vida personal:
Dejar de pensar que si tiene un cuerpazo, es una plástica dedicada a pensar en superficialidades, y si no tiene un cuerpo estereotipado, es una abandonada y una dejada que no se quiere. Que si se maquilla mucho, muestra escote, usa falda corta, se pone pestañas, ¡está buscando aprobación del patriarcado! Que si no se hace nada, que ni se peina, arregla o no encaja en el prototipo de ‘mujer bella’, tiene baja estima.
Que si quiso tener hijos, es una inconsciente que no sabe la realidad del sistema; que si es casada, no es suficientemente feminista; que si es soltera a los 30, algo anda mal con ella que nadie la quiere; que si es mamá soltera, es una pobrecita, ¡y así todo!
Nos comprometemos a dejar de evaluar la vida de la una y de la otra, a dejar de cargar prejuicios entre nosotras porque ahí es donde el patriarcado nos gana.
Hoy la invitación contundente es a que decidamos ser la mujer que nos da la gana ser, a resistir juntas en medio de la diferencia, a respetar el feminismo con todas sus luces y sombras, a seguir siendo mujeres semillas que sembramos la libertad que van a cosechar nuestras sucesoras en este mundo.
No juzguemos a las que deciden salir a marchar en medio de una pandemia tachándolas de irresponsables; agradezcamos que tienen la gallardía de hacerlo por aquellas que tenemos terror al maldito virus.
“HOY LA INVITACIÓN CONTUNDENTE ES A QUE DECIDAMOS SER LA MUJER QUE NOS DA LA GANA SER, A RESISTIR JUNTAS EN MEDIO DE LA DIFERENCIA, A RESPETAR EL FEMINISMO CON TODAS SUS LUCES Y SOMBRAS”