Una trepada brava
“Además del ejercicio y de respirar aire puro, los ciclistas pueden apreciar los bellos paisajes de empinadas montañas cubiertas de bosque, peñas de roca viva, potreros y, sobre todo, el paisaje del páramo y su clima tan cambiante. Vale la pena recorrer estos parajes rurales que también son parte del territorio de Bogotá”
Bogotá es una ciudad de ciclistas. Lo es en cantidad y en calidad. Los domingos basta salir de viaje por alguna de sus carreteras para encontrarse centenares de ellos. Uno de los recorridos que en los últimos tiempos ha adquirido una gran cantidad de adeptos es el ascenso al alto de El Verjón, por la carretera que de Bogotá conduce a Choachí y otros municipios del oriente de Cundinamarca, así como a la laguna de Chingaza y al embalse de Chuza.
En estos tiempos de pandemia en que se recomiendan actividades al aire libre, los ciclistas han sabido aprovechar esta ruta, que los domingos congrega a centenares de ellos.
No es una subida cualquiera. De entrada, para llegar al punto donde comienza la carretera que va a Choachí, toca pedalear por la empinada avenida Circunvalar y llegar a la altura de la calle 12, donde arranca la vía. Es una carretera que los conductores recuerdan por lo estrecha y por su infinidad de curvas.
En esta parte, los cerros orientales del Distrito Capital se extienden bastantes kilómetros al oriente.
La carretera sube por la falda del cerro de Guadalupe, en medio de los frondosos árboles que conforman la reserva de los cerros orientales. Una posibilidad consiste en tomar el desvío al santuario de Guadalupe, que se encuentra a 3250 metros sobre el nivel del mar, unos 100 metros más alto que Monserrate.
Quienes deciden seguir hasta los confines boscosos y paramunos del Distrito pasan por un costado del páramo de La Viga, que también se conoce como Monterredondo. Pero allí no termina el ascenso. Más adelante está el desvío que lleva al páramo de Cruz Verde, más al sur, en la localidad de San Cristóbal. Luego se llega al alto de El Verjón, que está a 3270 metros sobre el nivel del mar, donde también es posible desviarse hacia el norte y llegar por un extenso valle hasta el alto de Patios, un recorrido por detrás de los cerros que miran desde el oriente hacia la ciudad.
La carretera continúa unos kilómetros más, antes de entrar al municipio de Choachí, ya en Cundinamarca. Los ciclistas que llegan hasta allí alcanzan los 3350 metros sobre el nivel del mar. Es decir, un desnivel de 700 metros con respecto al centro de Bogotá.
Además del ejercicio y de respirar aire puro, los ciclistas pueden apreciar los bellos paisajes de empinadas montañas cubiertas de bosque, peñas de roca viva, potreros y, sobre todo, el paisaje del páramo y su clima tan cambiante. Vale la pena recorrer estos parajes rurales que también son parte del territorio de Bogotá.
“EN ESTOS TIEMPOS DE PANDEMIA EN QUE SE RECOMIENDAN ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE, LOS CICLISTAS HAN SABIDO APROVECHAR ESTA RUTA, QUE LOS DOMINGOS CONGREGA A CENTENARES DE ELLOS”