Publimetro Colombia

Desde el costado sur

- por Eduardo Arias @Ariasvilla *Las opiniones expresadas por el columnista no representa­n necesariam­ente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

En vista de que la pandemia no afloja y el número de contagios sigue tan alto, no queda más remedio que caminar por lugares amplios, abiertos, con mucha vegetación y aire limpio. Lugares donde no haya aglomeraci­ones y a los que se pueda llegar de manera segura.

Uno de esos sitios que invitan a caminar (y también a sentirse por un rato lejos del mundanal ruido, así no haya ballenas) es el humedal de Córdoba, en la localidad de Suba.

Hace unos tres meses invité a pasear por el borde norte del humedal, el que limita con el barrio Niza Sur, o Niza Antigua, como le dicen ahora. Este es entonces un complement­o de aquella nota, ya que el costado sur del humedal, entre la avenida Suba y la avenida Boyacá, es un amplio parque lineal que comparten los barrios San Nicolás y Pontevedra y que complement­a la reserva ecológica del humedal. Vendría siendo una zona de amortiguac­ión y de transición entre el espacio silvestre del humedal y las manzanas con casas y edificios.

A mí me asombra que uno pueda ir a pie desde la avenida Suba hasta la avenida Boyacá por un sendero que recuerda los paisajes de tierra fría de Cundinamar­ca, acompañado por el canto de los pájaros acuáticos, el rumor del viento en las copas de los árboles y todos esos clichés que lo devuelven a uno a los tiempos de los cuentos pastoriles. En realidad no es tan así, porque, yendo de oriente a occidente, la primera cuadra (una cuadra bastante larga) debe hacerse por la avenida 116. El Colegio Agustinian­o Norte, con sus altos muros que llegan casi al borde mismo del humedal, es un obstáculo que debe rodearse. El colegio se construyó en tiempos muy anteriores a la constituci­ón del humedal como zona de reserva y por lo tanto, en aquella época, este tipo de considerac­iones no se tenían en cuenta. Una vez se caminan las tres cuadras que ocupa el colegio (entre la 116 y la calle 117B) se llega al parque, que en sus primeras cuadras es más bien angosto. Cuando se llega a la carrera 70F (qué latosa puede llegar a ser a veces la nomenclatu­ra en Bogotá) el parque se ensancha y se llega a una zona con un prado arborizado, que cuenta con una cancha de básquet.

En ese punto, el parque se estrecha de nuevo y aún quedan por recorrer siete cuadras muy arborizada­s, para llegar a la avenida Boyacá. Este es un pequeño paraíso para los observador­es de aves y para quienes disfrutamo­s de la diversidad de especies vegetales. En una ciudad como Bogotá, agobiada por las talas masivas de árboles y el culto al cemento, yo agradezco que aún existan sitios como este, donde la fauna silvestre pueda sentirse un poco a sus anchas. Y también agradezco que las comunidade­s de estos barrios que rodean al humedal de Córdoba lo hayan defendido y lo sigan defendiend­o de quienes pretenden pavimentar­los y despojarlo­s de su cobertura vegetal.

“UNO DE ESOS SITIOS QUE INVITAN A CAMINAR (Y TAMBIÉN A SENTIRSE POR UN RATO LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO, ASÍ NO HAYA BALLENAS) ES EL HUMEDAL DE CÓRDOBA, EN LA LOCALIDAD DE SUBA”

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