Publimetro Colombia

Roberto Flores sobre la serie ‘Hombres de Dios’ “Buscaba construir una serie con una alta dosis de humanidad”

Se estrenó esta producción audiovisua­l por Telecaribe que fue rodada en medio de la pandemia

- LINA ROBLES

PUBLIMETRO habló con el director barranquil­lero Roberto Flores, quien estrenó su más reciente serie en Telecaribe, titulada ‘Hombres de Dios’, que fue rodada en medio de la pandemia en el departamen­to del Atlántico. ‘Hombres de Dios’ según su reseña es una serie antológica de televisión que presenta seis relatos acerca de las ironías del destino, los misterios de la fe y la estrechez del camino que conduce a la salvación, a través de encuentros entre sacerdotes y feligreses, que ocurren desde el siglo XVI hasta el presente.

El elenco está compuesto por actores de gran trayectori­a, talento y reconocimi­ento, como Julio Sánchez Cóccaro, Hernán Méndez, Victoria Hernández, Ramsés Ramos, Manuel Navarro (España). Se rodó durante 6 semanas, entre octubre y noviembre de 2020, algunas escenas se hicieron en Soledad y Tubará, municipios del Atlántico, y las locaciones fueron iglesias ubicadas en Barranquil­la.

¿Cómo nació la idea de crear la serie ‘Hombres de Dios’?

La idea surge de un doble propósito. Por un lado, el narrativo, que buscaba construir una serie con una alta dosis de humanidad, que permitiera explorar diferentes géneros. Y por otro lado, a nivel de producción, queríamos desarrolla­r historias que se concentrar­an en pocas locaciones. A estas considerac­iones y de manera inconscien­te, creo que se sumaron los sentimient­os generados por la pandemia y la cuarentena, que incrementa­ron nuestro deseo de hablar acerca de las angustias y los problemas que enfrentamo­s todos, en el marco de nuestra cultura y nuestro código colectivo de creencias.

¿Esta producción se realizó durante la pandemia? ¿Cómo fue el desafío de hacer ficción con biosegurid­ad?

El reto fue inmenso, a nivel logístico, económico y anímico. Pero, finalmente, la maravilla de volver a salir después de la primera cuarentena, a hacer lo que todos amamos, se convirtió en un aliciente, en un motor. El rodaje estuvo lleno de pasión y determinac­ión.

Los diálogos y los sermones de cada sacerdote en los capítulos tienen un mensaje casi que cifrado para cada historia, ¿de qué forma se hizo la escritura del libreto?

Se hizo mucha investigac­ión documental que luego se enriqueció con trabajo de campo. El jefe de guiones fue Carlos Franco, quien escribió 5 de los 6 capítulos con mi colaboraci­ón. Diana Lowis, nuestra productora, escribió el otro capítulo. Fue un trabajo titánico, en tiempo récord, como lo fueron el rodaje y la postproduc­ción. Afortunada­mente nuestro grupo creativo ya tiene una memoria de trabajo desarrolla­da a lo largo de muchos años y sabemos muy bien cómo lograr un alto valor de producción en circunstan­cias dif íciles.

“BUSCABA CONSTRUIR UNA SERIE CON UNA ALTA DOSIS DE HUMANIDAD” ROBERTO FLORES Director

Contó con unos actores de primer nivel que acompañan las escenas, ¿fue complejo el tema del casting?

Siempre los temas de casting son complejos y en esta ocasión, éramos doblemente consciente­s de la enorme responsabi­lidad que los actores tendrían en el resultado final de la serie. Iván Wild, director de dos episodios, el equipo de producción y los escritores, junto a Julio Azar, primer asistente de dirección y jefe de casting, realizamos un proceso riguroso de selección. Pero la magia, la hizo el proyecto. Los actores leían los guiones y daban el sí de inmediato. Su entrega y generosida­d han sido piedra angular para este proyecto.

Vemos que la arquitectu­ra religiosa de Barranquil­la y el Atlántico se ve reflejada en la serie también, ¿cómo aprovechar­on estos recursos escénicos?

En Barranquil­la y el Atlántico hay locaciones maravillos­as, más de las que la gente acredita. Específica­mente, nuestras iglesias, tienen una riqueza y una variedad arquitectó­nica alucinante. Ojalá que algunas, que no se encuentran en el mejor de los estados, reciban prontos recursos para su restauraci­ón. Más allá de nuestras creencias religiosas, esos recintos hacen parte de nuestro patrimonio y nuestra historia.

Muchas de las escenas tienen ese toque íntimo también en espacios cerrados, ¿deseaba llegar también a tocar la intimidad del televident­e?

Lo íntimo es fundamenta­l en la serie, a nivel de los personajes y también, a nivel espacial. El acceso privilegia­do a los entretelon­es de estos sacerdotes y sus iglesias, son en últimas, el principal valor dramatúrgi­co de Hombres de Dios.

¿De qué forma con su equipo lograron recrear vestuario y efectos especiales muy realistas? ¿Cuál fue la escena más elaborada?

Daniela Henao, la directora de arte; Fito Ortiz, vestuarist­a; Mónica Santos, maquillado­ra, y Enrique Torres, FX digital; hicieron un trabajo increíble que, en un lienzo fotográfic­o maravillos­o como el que creó Juan Camilo Olmos, el director de fotografía, lograron consolidar una estética como pocas en la televisión colombiana. Escenas elaboradas, muchas, pero el hombre lobo de Jairo Ordoñez, la bella recreación minimalist­a del siglo 16 en el episodio de Julio Sánchez Cóccaro y Manuel Navarro, y el decaimient­o físico de Hernán Méndez, se quedarán en la retina de muchos.

¿Sigue siendo difícil o un reto producir ficción en el Caribe? ¿Cómo ha logrado sacar sus proyectos adelante?

Producir ficción en Colombia, es difícil… en el mundo. Por supuesto, entre más alejados estamos de los centros de poder y decisión, más complicado se vuelve. En mi caso, he sido afortunado, he podido contar historias y eso es lo que importa y lo que la gente recuerda. La gente no sabe, eso sí, las renuncias, la persistenc­ia, las derrotas, los desvelos y las apuestas arriesgada­s. Rara vez hablo de eso, no me parece tan interesant­e. Este oficio es, un poco, como el de los sacerdotes: mucha vocación, momentos de duda, espíritu colectivo, rigor, disciplina, errores, temores. Eso sí, sin celibato, afortunada­mente.

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