Publimetro Colombia

La Eurocopa, una oportunida­d perdida para promover la igualdad y el respeto

El capitán de la selección de Alemania decidió ponerse el brazalete con los colores del arcoíris en apoyo a la comunidad Lgbti+. Intereses políticos y económicos llevaron a la Uefa a perseguirl­o

- ROMÁN GÓMEZ Exjugador alemán

Igualdad en Múnich, con ello podríamos titular el empate a dos goles entre Alemania y Hungría, por la fecha tres del grupo F en la Eurocopa. Pero también puede obedecer al partido entretelon­es que desde el inicio del certamen se juega en el continente, uno que tiene como objetivo conseguir aceptación, integridad, respeto y abolir la discrimina­ción contra la comunidad Lgbti+.

La diosa fortuna quiso que un juego entre germanos y húngaros se disputara en medio de la polémica por las leyes homófobas impulsadas en el país magiar, repudiadas por la comunidad occidental y varias ONG a favor de los derechos Lgbti+ en Europa.

El gobierno derechista del primer ministro Viktor Orban aprobó que en las escuelas se prohíba hablar de homosexual­ismo, actitud aprobada por el Parlamento y que fue rechazada por la mayoría de países de Europa occidental.

En medio de un evento deportivo de suma importanci­a, además multisede, jugadores quisieron apoyar a la comunidad Lgbti+ en Hungría y además enviar un mensaje de igualdad para el mundo. El líder de esta movida fue Manuel Neuer, capitán de la selección alemana, quien con un simple gesto entregó un gran mensaje. El campeón del mundo salió con el brazalete de capitán pintado con la bandera del arcoíris desde el debut teutón ante Francia.

La persecució­n

El gesto de Neuer, en apoyo a la comunidad Lgbti+ de Hungría no cayó bien en la Uefa. Reconocién­dose “religiosam­ente neutral en asuntos políticos”, el ente organizado­r le abrió expediente al arquero alemán, en una iniciativa calificada como represiva por algunos protagonis­tas del deporte.

La voz más resonante fue la del exfutbolis­ta Thomas Hitzlsperg­er, quien vistió la camiseta nacional germana y una vez colgó las botas, se declaró homosexual de manera pública. “Querida Uefa, ¿es en serio?”, expresó el retirado jugador alemán.

La presión a la Uefa por el inédito expediente dio resultado y sin más ni más, el mismo fue clausurado. El organismo solo se ciñó a decir que no debía ser castigado porque se trataba de una “buena causa”.

Los verdaderos motivos de la discrimina­ción

¿Pero qué había detrás de la persecució­n a Neuer? Mucho. En la Uefa quedaron impactados con el marco que mostró el estadio Puskas Arena de Budapest durante la fase de grupos, siendo el único escenario que habilitó el 100% de aforo en medio de la pandemia. Los encuentros allí disputados hicieron que se despertara la nostalgia de los estadios a tope de capacidad.

Con tal paisaje, la Uefa llegó a considerar trasladar las semifinale­s y la gran final del evento a territorio húngaro, despojando a Wembley. Para ello, debía congraciar­se con el Gobierno húngaro y su actitud “religiosam­ente neutral” dejó de serlo. Uefa jugó fuerte y prohibió que el estadio Allianz Arena de Múnich se iluminara con los colores del arcoíris durante el partido entre Alemania y Hungría.

En Alemania impulsaron la idea, pero Uefa aseguró que era una arremetida política y no querían participar en ella. Múnich insistió que era un apoyo a la comunidad homosexual de Hungría y como celebració­n del Día del Orgullo Lgbti+, el 28 de junio.

La Uefa prefirió jugar a favor del pedido húngaro, liderado por el ministro de relaciones exteriores de aquel país Péter Szijjártó, quien declaró que iluminar el Allianz Arena con los colores del arcoíris se trataría “de algo muy dañino y peligroso”. Persiguien­do darle mayor exposición a la sede de Budapest, Uefa tomó partido por el lado retrógrado.

Arrepentim­iento tardío

Por supuesto, los demás países, con Alemania a la cabeza, rechazaron la postura del ente. La presión mediática fue tal que Uefa pintó su escudo con los colores del arcoíris y propuso que Allianz Arena se pintara con la bandera Lgbti+, pero después del sensible partido. La salomónica solución indignó aún más.

Ante ello, la Bundesliga se abalanzó a favor de la comunidad gay. Clubes como el Colonia, Wolfsburgo, Schalke 04, Werder Bremen y Augsburgo, entre otros, iluminaron sus estadios desde el día del juego ante Hungría con los colores del orgullo Lgbti+, ante la restricció­n a Múnich. Otro club como el Barcelona se expresó de manera abierta a favor del colectivo, poniéndose de forma manifiesta en contra de la Uefa.

En esta, a la Uefa le salió el tiro por la culata. Aunque profesa ‘igualdad’ en su lema (equal game) y promueve campañas contra el racismo, prefirió apoyar a un estado homófobo porque el contexto le ofreció una oportunida­d de negocio. La Uefa pisoteó su bandera cuando prohibió la Lgbti+ y desaprovec­hó una oportunida­d para luchar por la igualdad, la igualdad verdadera. Por fortuna, los jugadores dieron otro mensaje.

“QUERIDA UEFA, ¿ES EN SERIO?”

THOMAS HITZLSPERG­ER

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