La guerra entre la coca y la pimienta en Putumayo
Crónica. En este departamento se produce una de las mejores pimientas del mundo, sin embargo, los cultivos de coca quieren volverse a apoderar de lo que alguna vez fue suyo. Le contamos.
“Hace años, cuando uno pasaba por aquí, la coca invadía toda esta carretera”, explica Genaro López*, conductor por décadas, de toda clase de transporte público, que conoce a ojo cerrado las rutas que conectan al sur del Putumayo con Nariño. Mientras tanto, Genaro* se emociona porque antes la carretera era intransitable, ya hoy tiene una capa de gravilla que la hace “como una autopista”.
Mientras recorremos las calles de El Placer, un pequeño poblado que hace parte del municipio del Valle del Guamuez, y observamos la dinámica economía actual, asegura que las cosas se están poniendo turbias de nuevo.
Hace un par de años, PUBLIMETRO visitó la zona e hicimos un reconocimiento de los esfuerzos de la Unidad de Restitución de Tierras por apoyar proyectos productivos de familias víctimas de las Farc y de grupos paramilitares. Curiosamente, en este rincón de Colombia, dicen, se cultiva la mejor pimienta del mundo.
Pero ese recorrido también dejó ver las falencias de vivir en una zona realmente apartada del resto de Colombia. La carretera que comunica al Valle del Guamuez con el resto del Putumayo y del país continúa a medio hacer, llegar a un aeropuerto se hace difícil y costoso por la misma situación vial, y ni hablar de pensar en sacar productos agrícolas de la zona.
La frontera con Ecuador está a tres cuartos de hora y se convierte en una opción más sencilla, pero comercializar productos entre países es bastante difícil, el dólar es cada vez más fuerte y la pandemia llegó para dificultar más las condiciones de ese territorio (hasta hace un mes, las fronmico,
teras estaban cerradas).
Con cultivos de palmito, antes de la llegada del trabajo de restitución, se alimentaban las gallinas. El ganado era una de las más fructíferas actividades. Todo eso después de que a comienzos del siglo XX esta fuera una zona productora de caucho y madera. Pero nada podía igualar al beneficio que dejaba la coca. Unos explican que se cultiva porque los grupos al margen de la ley obligan a los campesinos. Otros aseguran que la coca es más un tema cultural que un tema econópero para otros el cultivo de coca va de la mano con el dinero que deja.
“Cuando estaba pequeño, se traía papa de Nariño, de aquí salía ganado y arroz. La llegada de la coca cambió todo eso. Cuando esa mata llegó por acá cambió todo. Eso fue como una explosión, llegó la plata, y todo el mundo se olvidó del agro”, explica Genaro López*.
Con los diálogos de paz en La Habana, en el gobierno de Juan Manuel Santos, hubo una calma en la zona. Calma que permitió la llegada de la Unidad de Restitución de Tierras creada bajo el amparo de la ley de víctimas en 2012. Pero también una calma que fue dejando de lado los cultivos de coca que ya no eran tan lucrativos, porque ya no había quién comprara su producto.
Y es que uno de los mayores retos de la Unidad de Restitución de Tierras ha sido convencer a los campesinos de municipios como El Placer o El Tigre de que abandonen el cultivo de coca. En proyectos productivos de pimienta, por ejemplo, se han invertido más de 1900 millones de pesos y cerca de 75 familias se dedican a comercializar ese producto.
Hoy existen asociaciones campesinas productoras de cultivos ganaderos, de pimienta o palmito en varias poblaciones del sur del departamento. Cocineros de varias partes de este planeta han visitado la zona para verificar que la pimienta de esta zona fronteriza es la mejor del mundo. Incluso, mejor que la que se produce en India.
El comercio de La Hormiga y El Placer se ha dinamizado. En El Placer, el más pequeño de los centros poblados del Valle del Guamuez, hay ferreterías, almacenes, talleres de motos y graneros. Ya no son esas calles vacías bordeadas por casas abandonadas agujereadas por impactos de bala que había dejado primero la violencia, y acto seguido la desmovilización de los grupos armados.
“Hoy hay comercio, pero porque hay plata. Y donde hay plata, hay putas. Y donde hay plata y putas, hay coca. Y donde hay coca, hay violencia”, sentencia Libardo Rosero*, un campesino ganadero de El Placer que ha vivido toda su vida en esta frontera amazónica.
“Desde que llegó Duque esto se ha puesto difícil. El Gobierno empezó a incumplir las promesas a los campesinos que se metieron en programas de sustitución de cultivos. Pasaron los meses y la plata que les prometieron no llegó. Al mismo tiempo llegaron grupos armados, y ahora están obligando a la gente a cultivar coca. Esta zona de nuevo está llenándose de esa mata”, cuenta Libardo*.
Varios campesinos de la zona confirman la versión de Libardo*. Muchos de ellos, líderes comunitarios que hoy hacen parte de asociaciones campesinas o de excocaleros que en algún momento hicieron parte de programas de sustitución de cultivos. Todos aseguran que los grupos que operan fuera de la ley han regresado. “A mí ya me han llamado a extorsionarme y a pedirme que vuelva a cultivar coca”, cuenta Libardo*.
Lo cierto es que la incertidumbre en la zona es similar a la que dejan hoy las cifras de cultivos emitidas por la ONU y por la Casa Blanca. En las primeras, se estima que descendieron los cultivos en el 7%. Las cifras del Gobierno estadounidense aseguran que los cultivos crecieron el 15%. Pero en el terreno, el panorama es incierto. La única certeza en el Valle del Guamuez es que la lucha entre pimienta y coca, la lucha entre legalidad e ilegalidad es cada vez más fuerte. Y se teme que esa lucha solo se traduzca en violencia.
*Nombres cambiados por seguridad
“Desde que llegó Duque esto se ha puesto difícil. El Gobierno empezó a incumplir las promesas a los campesinos que se metieron en programas de sustitución de cultivos. Pasaron los meses y la plata que les prometieron no llegó”
LIBARDO ROSERO
Campesino ganadero de El Placer