Los días de copas quedaron atrás
Especial. Después de la Eurocopa y de la Copa América, solo queda hacer un balance de la participación de Colombia, de los campeones de los torneos, de las revelaciones y de lo que viene.
Italia, tierra de arquerazos
Un país con tanta estirpe defensiva no se podía dar el lujo de no tener un arquero cinco estrellas y Gianluigi Donnarumma vaya que lo es. El portero recogió el legado de ilustres como Dino Zoff, Gianluca Pagliuca y Gianluigi Buffon, pero ahora reescribe su propia historia.
Con partidos consagratorios ante Bélgica y España, el guardameta surgido en Milán creó un frontón para las defensas rivales. Italia tiene arquero para mucho rato.
Chiesa, el fantasista
Italia no se destaca por su vocación ofensiva, pero cada tanto nace algún jugador con el talento ideal para robarse los aplausos. En esta selección, ese fue Federico Chiesa. Hijo del gran Enrico, delantero de los años noventa, el puntero de la Juventus nació con el gol bajo el brazo.
De a poco convenció al entrenador que debía ser titular y terminó en el 11. Fue la salvación ante Austria y también el rebelde contra España. Con su juventud, Chiesa aún tiene mucho terreno por crecer y estar a la altura de los Meazza, Baggio y Totti.
Mancini encontró la llave del catenaccio
Siempre se dijo que Italia era un candado defensivo, algo que le dio rédito en toda su historia. Pero el fútbol moderno exige otro tipo de recursos y la metamorfosis no fue fácil. No obstante, Mancini encontró el molde perfecto para ofrecer un juego renovado, pero sin olvidar las raíces.
El técnico puso a jugadores de buen pie, con algunos cara de malo como Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci. Su combinación le funcionó, siendo sólido en todas sus líneas. Así, de a poco y pese a la resistencia, se ganó el corazón de todo un país.