¡Ahora sí, baila ahora! Messi y Argentina, un sueño con final feliz
Copa América. Fue la conquista número 15 de la Albiceleste, junto a Uruguay, la más ganadora de la historia
Parafraseando al maestro Joaquín Sabina: tanto la quería, que tardó en aparecer 11 ediciones y 10.233 noches, pero hubo excepción, Argentina quería quererla querer y ella, la copa, regresó.
Desde aquel 4 de julio de 1993, en el que venció 2-1 a México, debieron pasar 11 versiones del torneo, 28 años y seis días, para que por fin la Albiceleste se volviera a consagrar campeona de la Copa América.
El desahogo fue monumental, casi del tamaño del Maracaná, en donde logró la gesta y le propinó a Brasil otro golpe al ego, pero no solo para la selección, el regocijo también fue para su capitán, para Lionel Messi que estuvo enorme.
El seleccionado dirigido por Lionel Scaloni tuvo números sobresalientes: campeón invicto, con cinco victorias y dos empates, 12 goles marcados y tres recibidos, para su corona número 15.
Un Messi reposado
Muchos osados se han atrevido a discutir la calidad del astro argentino, e incluso a decir que sus mejores días estaban en el recuerdo y le reprochaban la falta de títulos con la selección mayor.
Pero él, al mejor estilo de su carrera, respondió, y como los buenos vinos, se afina con el paso del tiempo, descorchó la copa en el mejor contexto posible, ante el rival histórico y en un escenario mítico.
Si a alguien le sonrieron las cifras en el evento, fue a Lio, que se erigió como el goleador con cuatro anotaciones, junto al colombiano Luis Díaz, y además fue el máximo asistidor, con cinco pases gol.
Por si fuera poco, fue designado junto a Neymar como el mejor jugador de la competencia. Algo que no compartió con ningún rival fue el trofeo, el título fue para él y sus compañeros.
Además, Lionel jugó todos los minutos de la competencia, de principio a fin, fue titular en cada juego y nunca fue sustituido.
Sus goles: dos tiros libres perfectamente ejecutados (contra Chile y Ecuador), una joya ante Bolivia, picándola ante el portero Carlos Lampe, y un cobro desde el punto penal contra el mismo rival.
Asistió a Guido Rodríguez (contra Uruguay), Alejandro Gómez (contra Bolivia), Rodrigo De Paul y Lautaro Martínez (contra Ecuador) y a Martínez (contra Colombia).
También convirtió en la tanda de penales de la semifinal, ante David Ospina, y participó en otros dos goles de su selección; el gol de la final fue el único en el que no participó.