Los lagos del mundo se están quedando sin oxígeno
Peligro. A gran escala, esto puede tener como consecuencia que se reduzcan los hábitats de muchas especies, así como limitar los usos recreativos de los lagos
Los lagos y océanos del mundo están llenos de oxígeno disuelto (O2), del que dependen las especies acuáticas para respirar. Sin embargo, una reciente investigación, publicada en
Nature, descubrió que los niveles de oxígeno en los lagos templados están disminuyendo rápidamente, un hecho cuyas repercusiones pueden ser catastróficas.
“Toda la vida compleja depende del oxígeno. Es el sistema de apoyo de las redes alimentarias acuáticas. Y cuando se empieza a perder oxígeno, se pueden perder especies”, explica Kevin Rose, profesor del Instituto Politécnico Rensselaer, Estados Unidos, y autor del estudio. “Los lagos están perdiendo oxígeno entre 2,75 y 9,3 veces más rápido que los océanos, un descenso que tendrá repercusiones en todo el ecosistema”.
El equipo de investigadores estadounidenses examinó más de 45.000 perfiles de oxígeno disuelto y temperatura de 393 lagos de agua dulce en zonas templadas de todo el mundo, con datos que abarcan desde 1941 hasta 2017. Los datos procedían de diferentes fuentes gubernamentales, universitarias y sin ánimo de lucro. Descubrieron que, desde 1980, las aguas superficiales habían registrado un descenso global del 5,5% del oxígeno disuelto, mientras que las aguas profundas experimentaron un descenso global del 18,6%.
La razón de la desoxigenación es sencilla en las aguas superficiales: cuando el agua se calienta, no puede retener tanto O2. La temperatura de las aguas superficiales aumentó 0,38°C por década.
Sin embargo, la temperatura de las aguas profundas se ha mantenido estable en su mayor parte durante las últimas cuatro décadas. Los autores teorizan que el descenso del oxígeno en las aguas profundas se debe a la estratificación: el aumento de las temperaturas en la superficie está creando una gran diferencia de densidad entre las aguas superficiales y las profundas, por lo que no se mezclan y llega menos oxígeno a las aguas profundas.
“El aumento de la estratificación hace que la mezcla o renovación del oxígeno de la atmósfera a las aguas profundas sea más difícil y menos frecuente, por lo que el oxígeno disuelto en aguas profundas disminuye”, afirma Rose.
La pérdida de oxígeno no fue igual en todo el mundo: en algunos lagos templados, los niveles de oxígeno aumentaron incluso cuando las temperaturas aumentaron. Los autores afirman que este es otro indicador del efecto del cambio climático en los ecosistemas del mundo. ¿Cómo pueden utilizarse desarrollos tecnológicos como la inteligencia artificial o la realidad virtual para abordar este problema?
Este tipo de tecnologías se están utilizando para intentar ayudar a la gente a predecir y, por tanto, a responder de forma proactiva a las floraciones de algas nocivas. Algunos lagos se están equipando con grandes conjuntos de sensores que transmiten datos a computadores en tiempo real. Estos lagos inteligentes permiten controlar aspectos como las concentraciones de oxígeno y otras variables para estar al tanto de los problemas que puedan surgir.
¿Hay alguna región del mundo especialmente afectada por esta situación?
Nuestro estudio utilizó datos de lagos de la zona templada, por lo que es difícil decir cómo se comparan otras regiones sin los datos. Sin embargo, las latitudes más altas tienden a experimentar mayores tasas de calentamiento, por lo que es posible que estos problemas se agraven allí. Por otro lado, los lagos de latitudes más bajas tienden a tener más presiones antropogénicas en general que pueden empeorar las consecuencias del cambio de oxígeno. Los lagos que ya tienen una gran afluencia de nutrientes de origen humano, por ejemplo, tienen un oxígeno más bajo para empezar. Esto aumenta la materia orgánica en el sistema y la descomposición resultante de esta materia utiliza el oxígeno. Esto significa que pueden permitirse perder poco oxígeno adicional.
¿Qué pueden hacer los lectores para ayudar a combatir esta situación?
A nivel local, tomar medidas para evitar la escorrentía de nutrientes a los lagos y arroyos es probablemente la forma más directa de aliviar la situación. Esto significa ser muy consciente del uso de fertilizantes, como en el caso del césped, la agricultura y otras cosas, y tomar medidas para evitar que entren en los sistemas acuáticos. A gran escala, estos descensos están asociados al aumento de la temperatura de las aguas superficiales. Abordar ese problema es un desafío. La gente puede tomar decisiones que disminuyan su uso de combustibles fósiles.
“Tendemos a pensar que el calentamiento del clima es algo que tendrá repercusiones en algún lugar del futuro. Este trabajo demuestra de forma contundente que los impactos en los ecosistemas están aquí y ahora”
KEVIN ROSE
Profesor del Instituto Politécnico Rensselaer, Estados Unidos